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Vulnerabilidad extrema: los niños que atraviesan el Darién

Alexandra Correa
15 de septiembre de 2023

El número de niños cuyas vidas peligran al cruzar una de las selvas más peligrosas de América para llegar a Estados Unidos se multiplicó por cinco en lo que va de 2023.

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Hombre llevando a sus hijos en brazos cerca de un río.
Familias enteras entran a la selva del Darién con niños, huyendo de la violencia y la miseria en sus países de origen.Imagen: Fernando Vergara/AP/picture alliance

Según cifras de Migración Panamá, 52.773 niños, niñas y adolescentes ya han cruzado la inhóspita selva del Darién en los primeros siete meses de 2023, comparado con los 10.407 niños que pasaron en el mismo periodo del año pasado.

La mayoría de estos niños provienen de Venezuela, país que está luchando por recuperarse de una de las peores crisis económicas de la historia moderna, seguido por Haití, el país más desigual de América, y Ecuador que está experimentando niveles agudos de violencia, entre otras razones, por el incremento del narcotráfico en ese país.

Los flujos migratorios han cambiado

"Los  niños, niñas y adolescentes abandonan sus hogares por una serie de factores, que van desde la pobreza hasta las consecuencias socioeconómicas de la pandemia de COVID-19, y el peligro de violencia relacionada con bandas criminales, pasando por los desastres naturales —que el cambio climático agrava— y la búsqueda de reunificación con sus familias”, dice en entrevista exclusiva para DW Laurent Duvillier, jefe regional de comunicación de UNICEF para América Latina y el Caribe.

Los flujos migratorios han cambiado en los últimos años, desde el perfil del hombre joven que salía de su país en búsqueda de mejores oportunidades y medios de vida, a familias enteras desplazándose en toda la región, resalta Duvillier. 

Muchos niños no salen con vida de la selva

"Ir con niños es un riesgo bastante bravo, no se lo deseo a nadie. ¡No pasen esa selva con niños!", le dice a DW Marco Antonio Delahoz, venezolano de 33 años que viaja con su familia hacia Estados Unidos en el momento de la publicación de este artículo. 

Va con sus dos hijos de 4 años y 22 meses de edad junto a su esposa de 26 años y un cuñado. "Vi en la selva niños muertos. Cada vez que avanzábamos podía contar los cuerpos entre niños, mujeres y ancianos que yacían dentro de carpas”, relata Delahoz, quien además contó que su esposa perdió las uñas de los pies a causa de la humedad reposada en sus botas de caucho.

Muertos por el camino

Este venezolano y su familia pasaron hace menos de un mes por el tapón selvático del Darién, en donde, según relata a DW, los grupos delincuenciales cobran 150 dólares para poder ingresar a la selva. 

Tardaron 4 días en atravesar los 160 kilómetros de selva, en donde hay mucho barro, montañas empinadas que, "hacen  fallar las piernas y las rodillas”, narra a DW Delahoz, mientras asegura que la peor parte es la panameña, porque el terreno es de bajada, inestable y tiene muchos deslizamientos fangosos. Allí es donde se ven los muertos, puntualiza.

Las familias que entran a la selva del Darién con niños, huyendo de la violencia y la miseria en sus países de origen, buscan coronar primero ese agreste y peligroso tramo, para luego atravesar al menos 5 países hasta llegar a la frontera mexico-estadounidense, en donde casi culmina la última parte de su sueño americano, lograr pasar al país que, esperan, les dará las oportunidades que no tuvieron en los suyos. 

El río se los lleva

José Antonio Rodríguez, cubano de 33 años, quien logró llegar a Estados Unidos junto a su familia, le cuenta a DW que vio a un padre haitiano muerto con su hija en la orilla del río que toca atravesar en la selva del Darién y que crece cada vez que llueve. Nadie los auxilió, dijo, porque es tanta la presión psicológica y el trauma que se sufre, "que lo que uno quiere es salir rápido de ahí”.

"Ese río no es hondo, pero sí muy caudaloso, por lo que se lleva adultos y niños”, cuenta con dolor Rodríguez, quien asegura que, si tuviera que jamás volvería a pasar por esa selva, pues no sólo pasó dificultades y vio gente muerta, sino que también lo robaron bandas criminales del lado panameño, en donde asegura que además violan mujeres.

Este testimonio lo corrobora Oswaldo David Cordero de 28 años, quien sobrevivió a la selva y agradece no haber tenido la plata suficiente para haber llevado consigo a su mujer y sus dos hijas de 5 y 3 años de edad, quienes se quedaron en Colombia. 

"Vi niñas ahogándose con sus madres. Vi a una mamá con un bebé lactante muertos dentro de una carpa. De hecho, en una ocasión, durante una creciente del río, vi a una mamá y su niña de año y medio ahogándose y algo me dijo que tenía que ayudarlas; las logré sacar a ambas, pero casi me ahogo también”, relató a DW este joven venezolano de Barquisimeto, quien vive en Arizona, Estados Unidos desde hace unos meses.

Asalto en "La Bestia"

Cordero cuenta además, que recibió un tiro en un brazo cuando iba encima del tren mexicano conocido como "La Bestia”. Sucedió en medio de un asalto de las bandas criminales que se suben a mitad de camino a intentar sacar los insumos que transporta este tren que va hasta la frontera entre México y Estados Unidos, cuando de repente comenzó una balacera. "México fue el país más duro. Es un viaje muy riesgoso para los niños, pasan hambre, vi demasiadas cosas que no le deseo a nadie”, remarca Cordero.

Migrantes en una barca improvisada.
El río que hay que atravesar en el Darién se ha cobrado muchas vidas de migrantes.Imagen: Fernando Vergara/AP/picture alliance

Finalmente le dice a los padres que buscan un futuro mejor, que no pasen el Darién con sus hijos: aunque quieran hacerlo por ellos, es muy peligroso, concluye Cordero desde Estados Unidos en donde trata de sobrevivir de manera irregular. 

Este joven padre de familia tardó 4 meses y medio caminando desde Colombia hasta México, sintió hambre, pidió en las calles centroamericanas, porque del Darién salió sólo con 100 dólares de los 350 que traía para toda la la travesía. 

Al menos 600 niños cruzaron solos el Darién en 2022

Pese a que la mayoría de los niños, niñas y adolescentes se desplazan con sus familias, el número de menores de edad, sin progenitores, que cruzan diferentes fronteras en búsqueda de oportunidades y protección, es cada vez mayor, dice Duvillier a DW desde Unicef. 

"Los niños que cruzan solos, puede que hayan sido separados de sus familias en el camino o que estén intentando reunirse con sus padres u otros familiares en los países de llegada”, resalta para DW, la vocera del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia.

Por su parte, Alianza por la Niñez, red de sociedad civil colombiana,  le ha hecho llamados al Gobierno colombiano a articularse con el panameño institucionalmente, para hacer frente al tema niñez que atraviesa esa ruta selvática, en donde, aparte de abandono, se está presentando explotación sexual infantil, dice en entrevista exclusiva con DW Angélica Cuenca, Secretaria Ejecutiva de la organización, quien aseveró que infortunadamente, "no hay equipos binacionales responsables del tema infancias, atendiendo la urgencia”. 

Bajo el control de grupos violentos

Carlos del Castillo, asesor en temas de primera infancia refugiada y migrante de Sesame Workshop, complementa desde Bogotá que la situación migratoria supera las capacidades de respuesta en Necoclí (Frontera de Colombia con Panamá), a donde están llegando niños y niñas de primera infancia que ya vienen sometidos a altos niveles de estrés tóxico y con cuadros de desnutrición muy preocupantes, que sumados a los riesgos de protección, los deja en una condición de vulnerabilidad extrema de cara a atravesar una selva e iniciar un tránsito por Centroamérica.

"Lo aterrador de todo esto es que gran parte de la ruta migratoria no está gobernada (estatalmente), y queda bajo el control de grupos violentos, del crimen organizado, traficantes de personas y oficiales corruptos”, dijo a DW, Adam Isacson, director para la Veeduría de Defensa en la Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos WOLA, y remarcó que no ve que vaya a disminuír el número de migrantes -adultos o niños- en los próximos años, pues los factores que empujan a la gente a emigrar en esas condiciones, desde la inseguridad, las necesidades económicas y el cambio climático, se están agudizando. (ms)