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Pacto de la ONU sobre refugiados: ¿qué pasó este año?

16 de diciembre de 2019

El 17 de diciembre de 2018, la Asamblea General de Naciones Unidas adoptó en Nueva York el Pacto Mundial sobre los Refugiados. ¿Ha mejorado desde entonces la protección internacional a los refugiados?

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Venezolanos y colombiados retornados cruzan la frontera entre ambos países.
Venezolanos y colombiados retornados cruzan la frontera entre ambos países.Imagen: Getty Images/G. Legaria

El camino al supuesto paraíso toma casi exactamente 120 horas, cinco días completos. Desde Cúcuta, la ciudad colombiana fronteriza con Venezuela, hasta la capital, Bogotá. De 320 a 2640 metros de altitud, atravesando algunos pasos de montaña de más de 3.000 metros en el Altiplano. Cientos de venezolanos toman esta ruta todos los días, a un costado de la carretera, con pesadas mochilas a la espalda y niños en brazos, a menudo sin abrigos y con apenas chanclas en los pies. En ese camino ha habido muertos, especialmente niños, por agotamiento, por frío o porque sus pulmones colapsan en la altura.

Aunque el flujo informativo sobre el tema ha cedido, el flujo de refugiados no se ha interrumpido. 4,8 millones de venezolanos han huido de sus hogares debido a la crisis estatal. 3,9 millones hacia países de la región, principalmente a la vecina Colombia.

Mientras países como Ecuador, Perú o Chile han endurecido sus requisitos de entrada, existe el riesgo de que Colombia tarde o temprano se vea desbordada con los refugiados venezolanos, explica a DW Olga Sarrado, portavoz de la agencia de refugiados de la ONU (ACNUR) para Venezuela. Las escuelas y los hospitales en Colombia ya están superpoblados. La región debería repartir la responsabilidad, para que no quede solo un país anfitrión con toda la carga, sugiere.

En Pacaraima, en la provincia de Roraima, docenas de refugiados cruzan todos los días la frontera de Venezuela a Brasil.
En Pacaraima, en la provincia de Roraima, docenas de refugiados cruzan todos los días la frontera de Venezuela a Brasil.Imagen: picture-alliance/AP/E. Barros

Proyecto exitoso en Brasil

Eso es exactamente lo que debía suceder con el llamado proceso de Quito. Representantes de distintos países de la región se reunieron el pasado noviembre en Colombia para promover conjuntamente la integración de los refugiados venezolanos en el sistema de educación y salud, y en el mercado laboral. Un ejemplo brasileño muestra cómo puede conseguirse la ayuda concreta a los refugiados, dice Sarrado: Quienes llegan a la estructuralmente débil provincia fronteriza de Roraima son trasladados en avión, gratuitamente, a ciudades donde hay escasez de trabajadores calificados.

El programa ha sido desarrollado por la ACNUR, junto con organizaciones de derechos humanos y autoridades brasileñas. Así, si se busca un mecánico en Sao Paulo, un venezolano puede postularse allí inmediatamente después de cruzar la frontera y, además del vuelo, recibe lecciones gratuitas de portugués y un subsidio de vivienda durante los primeros meses, explica Sarrado.

Olga Sarrado: Muchos refugiados venezolanos presentan problemas de salud y no tienen acceso a medicamentos.
Olga Sarrado: Muchos refugiados venezolanos presentan problemas de salud y no tienen acceso a medicamentos.Imagen: ACNUR

Organizaciones de ayuda mejor interconectadas

Este ejemplo de "buenas prácticas" se presenta en el Foro Mundial sobre los Refugiados, la primera reunión mundial sobre el tema desde la adopción del Pacto Mundial de Refugiados, hace un año, que comienza este 17 de diciembre en Ginebra.

Otro ejemplo que debería resonar en todo el mundo es la mejor coordinación de las organizaciones de ayuda entre sí. Junto a la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) o Save the Children, la ACNUR es una de las 137 organizaciones que coordinan actividades en 17 países de América Latina. Elaboran, por ejemplo, un plan presupuestario con los montos previstos para cada proyecto en el próximo año, ilustra Sarrado.

Por eso es vital que la comunidad internacional mantenga sus compromisos financieros, advierte la portavoz de ACNUR para Venezuela: "En 2019, recibimos solo el 50 por ciento de los fondos comprometidos y, por lo tanto, tuvimos que cancelar muchos proyectos. Esto también ha llevado a un aumento de cruces ilegales de fronteras".

Aplauso para Uganda, perspectiva para sirios

Dominik Bartsch, representante de ACNUR en Alemania, aboga en Ginebra por que los países donantes cumplan sus promesas. Reconoce que solo unos pocos apoyan a la agencia con más de 20 millones de dólares anuales (hace un año eran apenas 15). No obstante, opina, "hemos progresado mucho en la protección de refugiados en muchos países".

En Uganda, se intenta integrar a los refugiados de Sudán del Sur en las aldeas, en lugar de colocarlos en campamentos.
En Uganda, se intenta integrar a los refugiados de Sudán del Sur en las aldeas, en lugar de colocarlos en campamentos.Imagen: picture-alliance/AP Photo/B. Curtis

Bartsch menciona como ejemplo a Uganda, que ha brindado protección a más de un millón de refugiados, desde el estallido de la guerra civil en Sudán del Sur. Al mismo tiempo, sin embargo, insta a ayudar a los países vecinos de Siria, el principal país de origen de refugiados (con casi siete millones): "La comunidad internacional debe ser capaz de ofrecer perspectivas sostenibles a las personas que han encontrado protección en la región".

Según Bartsch, tal perspectiva no se garantiza solo con lo imprescindible para la supervivencia, comida, agua o incluso atención médica: "También significa que los niños puedan ir a la escuela. Y que personas que han estado viviendo en campamentos por ocho años obtengan acceso al mercado laboral, y puedan construirse así una existencia digna".

Experiencia alemana

Bartsch  aboga por que refugiados, representantes del Gobierno, asociaciones voluntarias, comunidades religiosas y empresas se unan para crear una nueva solidaridad.
Bartsch  aboga por que refugiados, representantes del Gobierno, asociaciones voluntarias, comunidades religiosas y empresas se unan para crear una nueva solidaridad.Imagen: Privat

Cuatro de cada cinco refugiados en todo el mundo viven en unos pocos países del sur global, como el Líbano, a menudo, en condiciones catastróficas. Dominik Bartsch pide apoyo adicional y sostenible a estos países. Al mismo tiempo, sugiere otro tipo de participación para los Estados que no están comprometidos como donantes ni como países de acogida: estos podrían, por ejemplo, "emitir una visa temporal para estudiar en su país", dice.

Alemania, que ha aceptado a más de un millón de refugiados desde 2015, debería servir como ejemplo de "buena práctica", considera también el representante de ACNUR en este país. "En Ginebra, se trata igualmente de comunicar a otros países los enfoques y experiencias que Alemania ha adquirido, y de analizar en qué medida se pueden utilizar en otros contextos", explica.

Desde su experiencia, Bartsch  aboga por que refugiados, representantes del Gobierno, asociaciones voluntarias, comunidades religiosas, pero también empresas se unan en el esfuerzo por crear una nueva solidaridad y aventura un ejemplo: "Muchas grandes empresas en Alemania, como VW, han lanzado programas de educación y capacitación especiales para ayudar a los refugiados a establecerse en el mercado laboral".

(rml/ers)

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