No morir por el fútbol
25 de junio de 2006El deporte rey genera libera los bajos instintos, despierta pasiones, atiza nacionalismos, mueve millones y millones. Y no faltan los tristes casos en que ha causado la muerte. Las agencias noticiosas traen varios casos de personas que han perdido su vida o casi han pasado a la otra ribera por el fútbol. Con el debido respeto hacia el asunto secundario más importante del mundo, morir por él no merece la pena.
Ahorcado
Decepcionado por no haber pasado a octavos de final en el Mundial de Alemania 2006, un japonés ha dado fin a su vida. El sexagenario taiwanés se quitó la vida después de que Japón perdiera por 4 goles a 1 frente a Brasil. El hombre apagó el televisor después del juego, abandonó el salón y se colgó. ¿Amar tanto al once nacional como para no verlo volver a casa sin gloria ninguna? ¡No!
Quemado
El juego entre Alemania y Suecia le pareció tan aburrido a un ciudadano de Hildesheim que se durmió durante el partido dejando el estofado sobre el fuego. Un vecino percibió el incendio y alarmó a los bomberos. ¿Dejarse llevar tanto por el ritmo de un partido como para olvidar toda responsabilidad por la propia vida y la ajena? ¡No!
Resbalado
Un italiano de 29 años quería arreglar rápidamente la antena de su televisor poco antes de que empezara el juego Alemania-Suecia. Trepó al techo, y en un descuido el oriundo de Chieti resbaló y cayó ocho metros, quedando inmediatamente sin vida. ¿Descuidar las precauciones básicas por la urgencia de ver un juego? ¡No!, no merece la pena.