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Noche violenta entre hinchas alemanes y polacos

DW-WORLD15 de junio de 2006

Centenares de hooligans alemanes y polacos protagonizaron la primera noche violenta del Mundial, antes, durante y después del partido entre Alemania y Polonia (1-0), y mantuvieron en jaque a la policía.

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Los primeros disturbios de este Mundial.Imagen: picture-alliance/ dpa

Unos 150 hinchas violentos alemanes y casi un centenar más de polacos convirtieron en un campo de batalla el centro de Dortmund desde tres horas antes del partido, hasta pasada la medianoche.

Los primeros síntomas de que iba a ser necesaria una larga intervención se habían producido ya antes cuando los agentes detectaron en las inmediaciones de la estación central a un grupo de violentos polacos, conocidos por la policía.

Se interceptó entonces a unos 60 hooligans de esa nacionalidad, que fueron detenidos preventivamente y trasladados a vehículos y dependencias policiales.

También antes del partido unos 300 hinchas alemanes habían tomado una plaza del centro de la ciudad, lo que hizo necesario reforzar los efectivos para cercarlos.

Una hora después, los hooligans rompieron el cerco y empezó la batalla con lanzamiento de sillas, botellas y otros objetos contra antidisturbios y transeúntes.

Según un portavoz policial, hay indicios de que los hooligans de uno y otro bando acudieron a Dortmund preparados para la batalla y que se había concertado una cita entre ambas hinchadas.

Algunos detenidos llevaban objetos contundentes, porras, cohetes y también navajas.

La policía, que contó con un contingente de 2.000 agentes, se vio por momentos desbordada por la situación, especialmente al final del partido, cuando miles de aficionados salieron del estadio o de los espacios públicos para regresar a casa.

A los cerca de 70.000 asistentes al estadio se sumaban otras decenas de miles de personas repartidas por toda la ciudad, de ambas nacionalidades y en su gran mayoría pacíficas, pero con ganas de festejar, los unos, o frustrados, los otros.

Las inmediaciones de la estación estaban parcialmente cortadas al tráfico, lo que dificultó aún más el retorno a casa de éstos, mientras los escarceos con los hooligans seguían en el centro urbano.