1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

Cuba: el último pleno de Raúl Castro

21 de diciembre de 2017

El último pleno del parlamento cubano bajo la presidencia de Raúl Castro insiste en el gastado discurso de defender la economía socialista, mientras el pueblo asegura vivir en un capitalismo cada vez más cruel.

https://p.dw.com/p/2pmpP
Kuba Präsident Raul Castro im Parlament
Imagen: Imago/Xinhua

El pueblo cubano está cansado de triunfalismos. Esa es la realidad que, contradiciendo a la propaganda gubernamental, muestran las encuestas hechas por grupos opositores, diversos documentales y reportajes realizados durante 2017 por la prensa internacional o los cada vez más reprimidos medios de prensa independientes, e incluso analistas políticos del sector más crítico del propio Partido Comunista de Cuba.

Lea también: 

Cuba recuerda a Fidel Castro a un año de su muerte

Sin embargo, los diputados de la Asamblea Nacional del Poder Popular que evaluaron esta semana el cumplimiento del Plan de la Economía Nacional del año en curso, para aprobar el plan económico de 2018, inconcebiblemente aseguran que Cuba vivió "discretos avances" en 2017, e incluso que se produjo un crecimiento de la economía, por lo cual anuncian ya que se espera un salto al 2 por ciento para el año próximo. Un año más, los números del gobierno cubano no reflejan ni siquiera en lo mínimo la vida cotidiana del pueblo que, tanto en las palabras de opositores al régimen como de aquel pequeño sector que aún lo apoya, es una vida de supervivencia en medio de condiciones típicas del  más feroz capitalismo.

Barreras que persisten

Detrás de esos pequeños comercios supuestamente florecientes en toda la isla, detrás de esas "aperturas" que han convertido al cubano en emprendedor luego de casi cinco décadas de prohibiciones; y detrás de esa campaña gubernamental para atraer la inversión extranjera con facilidades difíciles de cumplir por la simple inexistencia de una adecuada infraestructura y por el arcaico pensamiento "anticapitalista" de la dirigencia política cubana, lo único cierto es que se favorece a los grandes negocios del Estado y de los militares del Grupo GAESA. Mientras tanto, se lanza sobre la iniciativa privada un sinnúmero de barreras: impuestos exorbitados, regulaciones ilógicas para la gestión o la compra y venta de insumos, controles absurdos que favorecen la corrupción de quienes deben fiscalizar a los cuentapropistas, e incluso el cierre de aquellos prósperos negocios si logran una fuerte competencia con empresas estatales.

La vida real del cubano no es nada esperanzadora: la usual escasez y el encarecimiento de productos de primera necesidad; la caída en picada de la educación y, con ello, del nivel educacional de la población; la depauperación paulatina de los servicios médicos y del estado de salubridad nacional; el caos creciente en los niveles de vivienda; el aumento de los índices de violencia social que ya hasta la prensa oficialista acepta, asegurando la existencia de un 26,7 % en violencia de género y una criminalidad en ascenso aunque aún diste mucho de lo que sucede en otros países de Latinoamérica, y la corrupción política, administrativa y social asumida como ley de supervivencia por todos los estratos de la sociedad. Tal panorama ofrece una única e irrefutable consecuencia: la desilusión de millones de cubanos (más del 33% son jóvenes según encuestas oficiales) cuyo único deseo es emigrar.

Strassenverkäufer Havanna Kuba
Vendedor ambulante en La Habana.Imagen: picture-alliance/dpa

Prioridades para 2018

Es cierto que la situación se ha complicado por la crisis en Venezuela, principal sostén económico de Cuba; por los destrozos tras los huracanes de los últimos 10 años; y por el retroceso de la apertura económica con Estados Unidos desde la llegada de Trump a la Casa Blanca. Pero lo que Raúl Castro debería responder es: ¿qué se ha hecho con toda la inyección financiera y económica que logró Cuba con Estados Unidos y los más importantes países de la Unión Europea luego del llamado "deshielo"?, ¿dónde están los resultados de los cada vez más amplios acuerdos económicos con China y Rusia?, ¿a dónde han ido a parar los ingresos derivados de las inversiones extranjeras, del impresionante crecimiento del turismo (más de 4 millones en 2017) o de esos más de tres mil millones de dólares anuales que recibe la isla sólo en remesas de cubanos residentes en el exterior?  

Para 2018, según el Ministro de Economía, Ricardo Cabrisas, se establecerán "prioridades dentro de las prioridades": recuperar los daños de los huracanes, invertir en infraestructura, fomentar la producción de alimentos, la zafra azucarera y la sostenibilidad de los servicios básicos a la población. En resumen, el mismo discurso engañoso de las últimas décadas, que todo indica será asumido por quien sustituya a Raúl Castro en la presidencia de un país en el que sus dirigentes hablan de socialismo, mientras el pueblo sufre las crudas carencias de ese capitalismo que tanto atacan hipócritamente los adalides de la Revolución.