Elisabeth, de 29 años, no tenía formación como corresponsal de guerra y crisis, pero se convirtió en una de la noche a la mañana. Cuando Rusia lanzó repentinamente su gran invasión en febrero de 2022, ella estudiaba eslavística en Kiev. Paralelamente a sus estudios, había comenzado a trabajar como periodista independiente. Debido a la invasión a gran escala por parte de Rusia, decidió abandonar Ucrania y regresar a Berlín. Pero quería seguir informando: "No quería informar necesariamente sobre la guerra. Deseaba concentrarme en otros temas. Incluso en Ucrania. Y no quiero abandonar este enfoque porque aquí haya una guerra". A pesar de los peligros, sigue viajando regularmente a Ucrania para informar sobre la vida de la población local. Este documental la acompaña en diversas investigaciones en la zona de Kiev. Según Reporteros sin Fronteras, once periodistas han sido asesinados en Ucrania mientras informaban sobre la guerra rusa. Tampoco deben subestimarse los peligros psicológicos, ya que quienes documentan la violencia, la tortura y la destrucción se exponen a estas imágenes e historias sin filtro ni censura. Vincent, de 36 años, no es sólo un fotógrafo, sino un narrador con cámara. Rápidamente empezó a acumular experiencia en todo el mundo y a fotografiar en regiones en crisis. Pero conoce sus límites: «Ninguna historia o foto vale tu vida. Nunca pondría deliberadamente mi vida en una situación extremadamente peligrosa para conseguir una foto especial». Sólo dos días después de la invasión rusa, fotografió por primera vez las secuelas del ataque. Además de varias visitas al frente, nunca perdió de vista los aspectos de la sociedad civil. El reportaje sigue a Vincent mientras fotografía, entre otras cosas, a un batallón médico que evacua a soldados ucranianos heridos en el frente.