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"UNO deja solo al pueblo libanés"

17 de agosto de 2006

Los diarios comentan las dificultades alemanas para concretar su aporte a la paz en Cercano Oriente, la ineptitud de Naciones Unidas para fortalecer al pueblo libanés y las consecuencias de la política de la Casa Blanca.

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El pueblo: víctima de propios y extraños.Imagen: AP

El diario alemán Die Welt advierte: “Las dificultades empiezan en Naciones Unidas. UNIFIL, las (planeadas) tropas de paz en Líbano con misión de observadoras son, desde el comienzo un problema y no una solución. Ahora el encargo es más serio, las dimensiones más grandes, los peligros mortales. Queda por ejecutar el desarme de Hezbolá que ni los israelíes han logrado. Hezbolá no defiende terrero sino que quiere atacar en todas partes, como sus patrocinadores en Damasco y Teherán. ¿Armisticio? Nada, como máximo una pausa.

Y los alemanes: inseguros, divididos, escépticos. El gobierno alemán no lidera sino que envía señales contradictorias. La canciller, como su ministro de Defensa, aprueban enviar tropas alemanas al sur del Líbano, el CSU, (su socio cristianodemócrata social), está en contra, la mitad de los socialdemócratas aprueban la misión, la mitad la rechaza. Falta análisis, estrategia, coordinación con otros países.”

UNO deja solo al pueblo libanés

El rotativo británico The Daily Telgraph, de Londres acentúa: “Naciones Unidas hubiera tenido que desarrollar un plan que fortalezca al pueblo libanés para que éste pueda combatir al enemigo desde adentro. El Líbano está siendo dejado en un vacío que Hezbolá está encantado de llenar. Si la UNO no logra mantener la paz, este alto el fuego sólo va significar una pausa y no el fin del conflicto. Hasta ahora Naciones Unidas lo que ha hecho es regresarnos a la situación anterior a la salida del ejército israelí del Líbano en el año 2000 (!)”.

Malos frutos de la cosecha de la Casa Blanca

El periódico español El País analiza: “ La guerra del Líbano puede rediseñar el mapa político e ideológico de Oriente Próximo, pero al revés de lo que Bush pretende y mucho más acorde con los intereses iraníes. La esperanza de Washington era que la derrota de Hezbolá segaría la influencia de Teherán y Damasco en la región, sobre todo después de haberse desembarazado Líbano del histórico yugo sirio. Todo sugiere lo contrario.

El régimen sirio, investigado todavía por el asesinato del ex primer ministro libanés Hariri, parece más predispuesto que nunca a erigirse en paladín de la causa árabe. Otras dictaduras vecinas, proestadounidenses, callan. En Teherán, el excéntrico presidente Ahmadineyad se considera ya vencedor en su decisiva pugna con el Consejo de Seguridad a propósito de las ambiciones nucleares iraníes, y desacredita de antemano la próxima decisión del máximo órgano de la ONU. El epílogo de esta guerra puede ser un Irán más cercano al arma atómica.

El protagonismo adquirido por Siria e Irán es en buena medida consecuencia de la ceguera exterior impulsada decisivamente por la visión unidimensional de Bush. La diplomacia del aislamiento, que no ha servido a Bush para atajar el engaño nuclear de Corea del Norte o Irán, tampoco paga dividendos en el caso sirio. Damasco, como se ha puesto de manifiesto, puede ser un enemigo formidable. Los cohetes enviados desde Siria han sido la pesadilla de Israel. Es más que improbable que un Bush enrocado sea capaz de flexibilizar su política en Oriente Próximo. Pero se acumula la evidencia de que el unívoco enfoque actual conduce al desastre“.