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EconomíaEstados Unidos

Cómo puede afectarle el impago de la deuda de EE. UU.

Nik Martin
9 de mayo de 2023

El Gobierno de EE. UU. podría comenzar a quedarse sin dinero, si el Congreso no logra elevar el techo de la deuda para fin de mes. DW analiza el impacto de un default estadounidense, también para el resto del mundo.

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Detalle del edificio del Departamento del Tesoro, en Washington.
Imagen: Patrick Semansky/AP/picture alliance

¿Qué es el techo de la deuda de EE. UU. y por qué es importante?

El Congreso de los Estados Unidos introdujo por primera vez el techo de la deuda —el límite superior de dinero que el Gobierno puede pedir prestado— en 1917. La medida significaba que el Gobierno ya no necesitaba la aprobación de los legisladores para cada deuda emitida. Las Leyes de Deuda Pública se aprobaron posteriormente en 1939 y 1941.

Durante las últimas siete décadas, el techo de la deuda se elevó 78 veces. Una de ellas fue en 2011, cuando la demora en acordar un nuevo límite hizo que EE. UU. perdiera su codiciada calificación crediticia AAA, lo que provocó un aumento en los costos de endeudamiento.

El límite de deuda actual de 31,4 billones de dólares (28,6 billones de euros) se alcanzó ya en enero, pero el Departamento del Tesoro tomó "medidas extraordinarias" para poder seguir financiando las actividades del Gobierno.

La próxima fecha límite clave se acerca rápidamente: a principios de junio, el Congreso debe volver a elevar el techo, o el Gobierno de EE. UU. podría comenzar a quedarse sin dinero y dejar de pagar su deuda.

Se está produciendo un feroz enfrentamiento entre demócratas y republicanos, que quieren que la Casa Blanca acepte recortes radicales en el gasto público y otras reformas. 

¿Cómo afectaría el incumplimiento de la deuda a la economía mundial?

La secretaria del Tesoro de EE. UU., Janet Yellen, advirtió el domingo que el enfrentamiento era efectivamente un "pistola en la cabeza del pueblo y la economía estadounidenses". Según ella, si no se elevara el techo de la deuda, "se produciría un caos financiero y económico".

La semana pasada, el Departamento del Tesoro predijo que el Gobierno de EE. UU. comenzaría a quedarse sin fondos a partir del 1 de junio, una medida que tendría consecuencias de gran alcance para EE. UU. y para la economía mundial.

La falta de fondos obligaría al Tesoro de los EE. UU. a priorizar el gasto, de modo que los pagos de la deuda y los pagos de intereses se realicen primero. Eso podría significar retrasos en el pago de salarios de decenas de millones de trabajadores del sector público, incluidos los docentes.

Los pagos de seguridad social y los subsidios de atención médica para estadounidenses mayores y vulnerables, incluidos los veteranos militares, también podrían suspenderse.

Aunque cualquier incumplimiento de pago de la deuda probablemente sería temporal, un análisis realizado por los asesores económicos de Biden advirtió que incluso un incumplimiento "breve" le costaría a la economía estadounidense 500.000 empleos.

Los asesores del presidente creen que un incumplimiento "prolongado" provocaría una caída del PIB del 6 por ciento, con la pérdida de decenas de miles de empresas y unos 8,3 millones de puestos de trabajo (casi tantos como durante la crisis financiera de 2008).

En el peor de los casos, EE. UU. tendría que dejar de pedir prestado por completo en julio o agosto, lo que impactaría fuertemente a los mercados financieros mundiales: los inversores cuestionarían el valor de los bonos estadounidenses, que se consideran entre las inversiones más seguras y sirven como elementos básicos al sistema financiero mundial.

Un incumplimiento podría debilitar gravemente el comercio mundial y llevar al resto del mundo a una profunda recesión. Un incumplimiento más grave, incluso, provocaría una fuerte caída del dólar estadounidense, lo que derivaría en fluctuaciones caóticas en los tipos de cambio y dispararía los precios del petróleo y otras materias primas.

Es posible que la inflación mundial vuelva a aumentar y los problemas de la cadena de suministros, que afectaron el comercio tras la pandemia de COVID-19, podrían empeorar debido a la falta de confianza en el sistema financiero.

¿Cuáles son los principales puntos de conflicto?

Las expectativas de avance en las conversaciones entre Biden y los principales líderes republicanos y demócratas son bajas. El presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, y su Partido Republicano se niegan a aumentar el techo de la deuda sin grandes recortes presupuestarios.

Presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy.
El presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, se reune con Biden para tratar de salir del punto muerto sobre el techo de la deuda.Imagen: Kevin Lamarque/REUTERS

La Cámara de Representantes, liderada por los republicanos, votó a fines de abril a favor de recortes por valor de alrededor de 4,8 billones de dólares, en un proyecto de ley de presupuesto que eliminaría las exenciones fiscales para las inversiones en energía limpia y revertiría el plan de Biden de perdonar la deuda de préstamos estudiantiles. Sin embargo, esta legislación no tiene posibilidades de ser aprobada en el Senado, de mayoría demócrata.

Biden se ha negado hasta ahora a negociar, diciendo que el techo de la deuda debe elevarse sin condiciones, y luego discutirá posibles recortes presupuestarios. El presidente de EE. UU. quiere que los republicanos se comprometan públicamente a que el país no incumplirá y pueda seguir pagando todas sus facturas al tener la capacidad de seguir endeudándose.

Durante el mandato de Biden como vicepresidente, en 2011, la administración de Obama se vio obligada a hacer dolorosas concesiones a los republicanos en un esfuerzo por evitar el incumplimiento. Así que el ahora presidente de EE. UU. desea evitar que se repita esa escalada.

El plan presupuestario de Biden reduciría los déficits en casi 3 billones de dólares durante una década, principalmente a través de aumentos de impuestos a los ricos, que es poco probable que los republicanos acepten. Así que algunos analistas piensan que el tema simplemente se pospondrá, retrasando el vencimiento del límite de deuda hasta el 30 de septiembre para evitar el riesgo inmediato de incumplimiento.

¿Qué más podría hacer Biden?

El presidente podría, en teoría, invocar la Enmienda 14 de la Constitución estadounidense que establece que la "validez de la deuda pública de los Estados Unidos, autorizada por ley,... no será cuestionada". Según analistas, Biden puede argumentar que tiene el deber constitucional de evitar el incumplimiento y, por lo tanto, puede superar el límite de deuda para continuar con el gasto que el Congreso ya aprobó.

Sin embargo, los republicanos han advertido que Biden no puede actuar de forma unilateral y que la solución tiene que pasar por el Congreso. Así que es casi seguro que ese movimiento conduciría a disputas legales prolongadas, lo que podría desestabilizar los mercados financieros.

Esta semana, un sindicato de trabajadores del sector público demandó a la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, y a Biden, argumentando que están obligados constitucionalmente a ignorar el límite de la deuda. La demanda intenta garantizar que los trabajadores no sean perjudicados mientras se prioricen los pagos de la deuda en caso de incumplimiento.

(rml/ers)