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Riace: el pueblo que ama a los inmigrantes

John Laurenson (JOV)26 de diciembre de 2013

Mientras Europa y otras regiones se blindan contra los refugiados que buscan asilo en cualquier país del mundo, un pequeño pueblo italiano ofrece techo a quienes buscan asilo, y con ello se salva a sí mismo.

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Riace, provincia de Calabria, Italia.
Riace, provincia de Calabria, Italia.Imagen: Getty Images/AFP

El nuevo sistema de recolección de basuras de Riace, en la costa calabresa del sur de Italia, es “tradicional y ecológico”: se trata de un coche tirado por un burro y atendido por un grupo de inmigrantes. Solo Romano es italiano, sus familiares fundaron el pueblo hace más de 100 años aquí, sobre las colinas de Calabria y a unos 8 kilómetros de la costa. Daniel, su acompañante, es un inmigrante “venido del mar”.

Muchos italianos creen aún que Daniel representa un “peligro”. En otros pueblos de la misma Calabria ha habido encuentros violentos entre lugareños y asilados. En Riace, empero, la vida funciona de otra manera: de 1.700 habitantes, unos 300 vienen del “mar”.



La verdad es que Daniel viene de Ghana. Hace cinco años llegó a la isla de Lampedusa, como miles más. “Tres días y tres noches navegamos en un bote. Una locura“. Una riesgosa aventura que Daniel sobrevivió. Para él una doble suerte que existiera un pueblo como Riace. Hoy vive con su esposa y sus dos hijos allí.

La región es pobre

Aquí la mafia dice la última palabra. Por eso muchos jóvenes abandonan el lugar. De 3.000 habitantes que Riace tenía hace unos años, se quedaron solo 800. Hasta que Domenico Lucano, el alcalde, empezó a invitar a los inmigrantes a asentarse allí.

“Riace estaba a punto de convertirse en pueblo fantasma”, dice Lucano, y cuenta que con la llegada de los inmigrantes, “comenzamos a restaurar las casas y los edificios y se evitó el inminente cierre de la escuela”.

“Los asilados hacen los trabajos que los italianos no quieren hacer”, prosigue Lucano, ya que “cuidan a los ancianos y trabajan en la cooperativa de cultivadores de olivas”. El pueblo cuenta incluso con un restaurante somalí. Otros trabajan como traductores o han abierto talleres y tiendas en los que fabrican y venden artesanías de cerámica.

“Es fantástico. Ahora Riace es un pueblo lleno de vida”, dice un joven. Pero algunos lugareños se quejan de que ahora “los asilados tienen mayores opciones de trabajo que los demás”.

Ghandi y Che Guevara como moneda corriente

Para Marie, de Afganistán, su trabajo en una vidriería es un regalo celestial: “En Afganistán no se me permitía trabajar”. Las amenazas de los talibanes llevaron a Marie y a su familia a buscar refugio en Europa. “Los talibanes querían obligar a mi hija a casarse, con 12 años de edad”, cuenta. A los 500 euros que recibe Marie por su trabajo, se le suman 200 que recibe por su estatus de asilada legal.

Dinero que también le sirve a la economía de la comunidad de Riace, ya que los inmigrantes lo reinvierten comprando en el lugar. Y como el dinero a menudo llega tarde, la comunidad imprime sus propios billetes, adornados con los rostros de Martin Luther King, Che Guevara y Ghandi. Así los asilados pueden pagar los servicios y hacer sus compras a tiempo. Los dueños de tiendas aceptan la moneda alternativa y la cambian por euros de verdad.

Si bien el éxito de Riace depende del soporte financiero de Italia y la Unión Europea, lo admirable es que, en su mayor parte, éste se debe a la buena voluntad de personas como el alcalde Lucano, quien fue reelegido gracias al lema “Los más pobres del mundo salvarán a Riace, y nosotros a ellos”. Simple, pero efectivo.

Riace, el pueblo de la hospitalidad.
Riace, el pueblo de la hospitalidad.Imagen: John Laurenson
Bote con refugiados vía a Lampedusa.
Bote con refugiados vía a Lampedusa.Imagen: picture-alliance/ROPI