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Putin no quiere ni tiene la intención de negociar

Christian F. Trippe
22 de febrero de 2023

Rusia abandona las conversaciones sobre la limitación del armamento nuclear. Este es un mensaje destructivo y sintomático del presidente ruso al mundo, opina Christian Trippe.

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El presidente de Rusia habla a su país por televisión
Vladimir Putin, presidente de Rusia, se dirige a su país el 21 de febrero de 2023Imagen: Adrien Fillon/Zuma/picture alliance

¿Merece la pena comentar el discurso de Putin sobre el estado de la Unión? ¿Tenemos que analizar, de nuevo, las mentiras con las que el presidente ruso justifica su guerra contra Ucrania? Según Putin, Occidente es responsable de todo, Occidente inició la guerra en Ucrania. Con este flagrante reparto de inculpaciones, el propio Putin resume su delirio revisionista, que toma como punto fijo para consideraciones que van más a fondo.

Una vez más, Putin afirma que su depredadora agresión en Ucrania es una guerra defensiva contra Occidente. Esta es una narrativa propagandística que minimiza la agresión. Hay quienes solo ven en esta afirmación los medios retóricos de un dictador que quiere cerrar filas, que quiere agitar los sentimientos patrióticos e impulsar la movilización de la sociedad y la economía.

Prisionero de su propia propaganda

Pero hace tiempo que Putin se ha convertido en prisionero de su propia propaganda. Con sus manías de zar,  Putin pronuncia agravios firmemente arraigados, que se reflejan en su pueblo. Porque, en Rusia, no es solo la élite del poder en el Kremlin y los militares  quienes sienten que Rusia es una potencia mundial en caída libre. En medio de este complejo estado de ánimo, se aplaude a Putin por su afirmación de que está en juego la existencia de Rusia.

Christian Trippe, jefe del departamento ruso de DW
Christian Trippe, jefe del departamento ruso de DWImagen: DW

Después del discurso, en el que Putin quemó más puentes con Occidente, quedó aún más claro lo difícil que será volver a encontrar un denominador común con Rusia, requisito indispensable para poder entrar en diálogo con Occidente.

Antes del discurso de Putin, los observadores esperaban que declarara oficialmente la guerra a Ucrania, anunciara una nueva oleada de movilizaciones, impusiera la ley marcial, cerrara las fronteras del país, hiciera sonar de nuevo el sable nuclear. Nada de eso. Putin anuncia que no quiere seguir negociando con EE.UU. un tratado para limitar el armamento nuclear.

Las negociaciones sobre el desarme, la paz o el alto el fuego -ésa es la aleccionadora conclusión de su discurso- son actualmente imposibles con la Rusia de Putin. Quizás ya no puedan llevarse a cabo en absoluto con este régimen de devotos que el presidente ruso ha reunido a su alrededor.

Los opositores Putin y Biden

Putin se muestra extrañamente vago sobre la guerra en Ucrania. Sin embargo, deja entrever que los combates se prolongarán durante mucho tiempo y que, por lo tanto, cuenta con una guerra de desgaste.

Su cálculo geopolítico es obvio: Putin cuenta con la elección de un presidente en EE.UU. a finales del próximo año que ya no sea un transatlántico sin reservas como Joe Biden. Cuenta con que, en lugar del demócrata Biden, llegue a la Casa Blanca un republicano que ya no esté dispuesto a garantizar la supervivencia de Ucrania con entregas de armas y transferencias de dólares.

Putin está preparando a su país para otra confrontación más larga y, en todos los aspectos, más costosa. Está hablando de aislarse de Occidente. Mientras tanto, el presidente estadounidense Biden viaja por Europa, se presenta en una Kiev golpeada por la guerra, se presenta en Varsovia como el líder del mundo libre. El contraste político en este día de dos discursos presidenciales no podría ser mayor.

(jov/ms)