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Reflexiones de cara al día de la reunificación alemana

Ines Pohl
3 de octubre de 2017

Este 3 de octubre Alemania celebra el Día de la Reunificación. Una fiesta que en este 2017 es más una misión que un simple recuerdo, dice Ines Pohl.

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Deutschland Dresden Vorbereitungen Feierlichkeiten Tag der Deutschen Einheit
Imagen: picture-alliance/dpa/S. Kahnert

Desde 1990, Alemania celebra su reunificación con un feriado el 3 de octubre. A pesar de todas las dificultades no resueltas, expectativas no satisfechas, proyectos inacabados, se trata de un día de alegría. Un día en que el mundo siempre mira con admiración a este país, que fue responsable de tanto horror y, sin embargo, tan pacíficamente derribó el Muro que durante tanto tiempo dividió, para convertirse en una democracia confiable y una próspera economía que constituye uno de los pilares del mundo occidental.

 

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Un mundo descarrilado

Pero luego llegó la elección del Bundestag en 2017. Y el partido populista de derecha AfD alcanzó, con casi un 13 por ciento, el tercer lugar. Desde entonces, el grito de guerra con el que los ciudadanos de la República Democrática Alemana (RDA) lucharon por su libertad suena muy diferente. "Somos el pueblo" gritaban en Dresde y otras ciudades en 1989 y así hicieron caer al injusto sistema de la RDA. "Somos el pueblo" significaba que pretendían elegir  democráticamente en qué país vivir. Ya no nos dejaremos oprimir.

Hoy, después de que por primera vez un partido populista derechista fuera elegido para el Bundestag, esta frase suena muy diferente. En este "nosotros somos el pueblo" ya no hay una demanda de carácter democrático.

Para muchos, el mensaje principal de este "somos el pueblo" es, sobre todo, "y ustedes no lo son. No les pertenece". Apunta a los refugiados que han venido a Alemania en los últimos dos años para buscar cobijo y en busca de un futuro. Pero también es una respuesta retrospectiva a un mundo descarrilado, donde nada es como era, ni tampoco lo será de nuevo. 

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Ines Pohl, redactora jefe de DWImagen: DW/P. Böll

Millones de personas 

Millones de personas han partido porque ya no pueden o quieren vivir en su tierra natal a raíz de las guerras, las epidemias, las sequías o las inundaciones que las expulsan. Millones de personas más los seguirán. Ellos simplemente no se dejarán detener. Perseguirán su derecho de tener una vida mejor. Lo exigirán e incluso lucharán por ello. Estas personas no necesariamente quieren venir a Europa. Sus desplazamientos tendrán un impacto notable en todo el mundo.

Por eso, este excluyente "Somos el pueblo" es también un eslogan, que en su impotencia está dirigido no sólo a los políticos, sino también al 87 por ciento de los votantes alemanes que no han votado por AfD. No existe -a diferencia de 1989- ninguna mayoría que se está congregando detrás de esta noción de "pueblo".

El éxito individual y la felicidad privada no sirve a modo de respuesta a este resultado de la elección. Las complicadas negociaciones de la coalición también son prueba de que la pregunta es en qué país queremos vivir.

La unidad no es un obviedad

El poeta alemán Johann Wolfgang von Goethe le hizo decir a su Fausto: "Lo que has heredado de tus antepasados debes conquistarlo de nuevo para poseerlo". Una frase que parece estar escrita para este día de Unidad Alemana. Porque esta unidad no es nada que esté simplemente allí. No es algo ya conquistado por otros que han luchado, y que ahora es obvio.

El éxito de la AfD en los estados de Alemania Occidental de Baviera y Baden-Württemberg demuestra finalmente que la simple división en zonas problemáticas de Alemania Oriental y Occidental se ha vuelto demasiado simplista para este mundo. Ahora se trata de luchar por una Alemania que es miembro de la Unión Europea, que está firmemente basada en la Constitución y que por su riqueza y su influencia asume la responsabilidad de ayudar allí donde las personas están en peores condiciones.

Alemania celebra el Día de la Reunificación. Una fiesta que en este 2017 es más una misión que un recuerdo.