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La nueva lógica de la guerra en Siria

Kersten Knipp
9 de abril de 2018

Un aeropuerto militar sirio es bombardeado luego de que el bastión rebelde de Duma fuera presuntamente blanco de gases tóxicos. ¿Cómo saber quienes realizan los ataques cuando esta guerra se ha internacionalizado tanto?

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Syrien Duma Beschuß
Imagen: picture-alliance/Xinhua/A. Safarjalani

Washington y París prometieron responder "con fuerza” al presunto lanzamiento de gases tóxicos sobre la ciudad siria de Duma, que dejó un número estimado de150 muertos y alrededor de mil heridos en ese bastión rebelde. Aunque Estados Unidos, Francia y también Turquía atribuyen ese ataque al hombre fuerte de Damasco, Bashar al Assad, su régimen ha negado haberlo ordenado. No obstante, un día después de ese episodio, el aeropuerto militar Taifour (T4), ubicado en la provincia de Homs y controlado por fuerzas leales a Assad, fue blanco de un bombardeo.

Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en Londres, y numerosos informantes en el frente de batalla, catorce soldados oficialistas y aliados –incluidos combatientes iraníes– perdieron la vida tras la agresión aérea. ¿Cómo saber quién fue el autor del bombardeo cuando la guerra en Siria se ha internacionalizado hasta volverse casi ininteligible? Los medios estatales sirios acusan a Estados Unidos, pero el Pentágono refutó la imputación de inmediato. Al mismo tiempo, Moscú y Teherán responsabilizaron a Israel.

El Ministerio de Defensa ruso asegura que dos F-15 israelíes dispararon ocho misiles contra la base aérea T4 desde territorio libanés este domingo (8.4.2018). Así lo citaron las agencias de noticias Tass e Interfax. Es la palabra de los unos contra la de los otros y, en consecuencia, aún no se sabe a ciencia cierta si el bombardeo de este 8 de abril fue una reacción al uso de armas químicas en Duma. De hecho, establecer una relación causa-efecto es difícil en este caso, porque aún no se ha probado que tuvo lugar un ataque con gases.

Cruda ofensiva sobre Duma, Siria

Pistas etéreas

Esa labor le corresponde a la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), pero para hacer su tarea, sus inspectores deben acercarse al terreno lo antes posible. Y es que, como lo explica Dan Kaszeta, experto en armas de la red investigativa bellingcat, el rastro de muchos de los componentes de los gases tóxicos usados con fines bélicos suele desaparecer con relativa rapidez; éstos se mezclan con otros elementos o se evaporan más velozmente que el agua, como el gas sarín, empleado en más de una ocasión en el conflicto sirio.

Los especialistas de la OPAQ tienen la esperanza de que los gases tóxicos no se hayan disipado del todo. Hay algunos, como el agente nervioso VX, que tardan mucho en evaporarse. Las trazas de otros gases pueden quedar adheridas a los dispositivos que los portan antes de explotar, a la ropa de las víctimas o a otras superficies de los lugares atacados con ellos. Las heridas o las dolencias de las personas afectadas también permiten deducir que armas químicas se han utilizado en un momento determinado.

Teorías y sospechosos

Por ahora no hay más que hipótesis a la mano para intentar determinar responsabilidades de cara a lo acontecido en Siria en los últimos días. Por un lado, se duda que el régimen de Assad haya lanzado un ataque químico contra opositores que están prácticamente vencidos y a punto de declarar la retirada; hacerlo en estas circunstancias luce como una provocación innecesaria. Por otra parte, observadores como Bente Scheller, sostienen que Assad bien puede haber usado gases tóxicos para apresurar la rendición de los rebeldes.

A sus ojos, la guerra en Siria entró en una nueva fase hace algunos meses. "Este conflicto se vuelve cada vez más problemático porque constantemente se abren nuevos flancos”, señala Scheller, directora del capítulo libanés de la Fundación Heinrich Böll, cercana al partido alemán Los Verdes. "En este instante se están inmiscuyendo, sobre todo, los actores regionales: Irán, Turquía e Israel”, agrega. Scheller esgrime que mientras más éxitos militares propios pueda arrogarse Assad, mejor será su posición para negociar su futuro.

Y hablar del futuro del régimen de Assad es hablar del porvenir de Siria, que en algún momento será sometido a discusión con Irán como interlocutor. Considerando que ese escenario no le conviene a Israel, que Tel Aviv está alarmada por la creciente presencia de combatientes iraníes y de Hezbolá en Siria, y que las Fuerzas Armadas israelíes ya han orquestado más de cien bombardeos sobre suelo sirio, podría parecer plausible que el gobierno israelí pudiera estar detrás del ataque aéreo contra la base militar T4. El excomandante de aviación israelí Ben Eliyahu dijo a la "Radio 103" que mucho habla a favor de semejante suposición.

Kersten Knipp (ERC/ERS)