"La Ciencia en el museo va más allá de exhibir pájaros disecados"
6 de diciembre de 2013La carrera de Joaquín Mengual le ha llevado por algunos de los centros punteros del mundo en su especialidad: la Biología. “He estado trabajando en México, en Costa Rica, dando clases en Perú y en Ecuador, y ahora tengo un curso en Venezuela. Además, estuve colectando ejemplares en Argentina y en Madagascar.” Sus primeros pasos los dio en la Universidad de Alicante, en el Mediterráneo español. Su especialidad es el análisis genético de insectos, entre otros, de moscas y mosquitos. “También he estado este año en Siberia, Rusia, y en Leiden, Holanda, visitando la magnífica colección de dípteros que tienen. Asimismo, estuve en el British Museum de Londres y el American Museum. Muchas veces es más fácil ir y pasar allí una semana que pedir que te envíen el material para su análisis”, explicó el científico en entrevista con Deutsche Welle.
Mengual se doctoró entre España y Finlandia y luego pasó tres años en Estados Unidos, donde estuvo en el Smithsonian, una de las principales instituciones de investigación en Biología que cuenta, además, con el museo de Historia Natural más grande del mundo. Allí trabajaba Ximo, como le conocen sus allegados, cuando le llegó la noticia de una vacante en el Koenig Museum de Bonn. “Fue un poco por casualidad. Preguntaban qué temas te interesaban, y yo puse Evolución, Filogenia, Sistemática, Entomología, es decir, mis campos de investigación. Vine, me hicieron una entrevista y me eligieron”.
Las prioridades en la investigación científica
En España, considera, la Ciencia está muy limitada. “Se trabajan demasiadas horas y, por alguna razón, no rinde; además del tiempo que se pierde pensando cómo ahorrar dinero y material para tener suficiente y poder acabar el proyecto”. La falta de inversión es el principal problema: “Es como jugar en primera división con un presupuesto de tercera”. Pero hay otros, como la endogamia en la Universidad o la ya inevitable fuga de cerebros. “Me gustaría saber cuánto ha pagado España por patentes obtenidas por investigadores españoles en el extranjero”.
Cree que la Ciencia y la Investigación funcionan mejor en Alemania no solo por una cuestión de presupuesto: “Yo creo que es básicamente un tema de organización y de estructura”. “Yo me encuadro, por ejemplo, en una categoría que, aunque aquí sí, en España no está bien diferenciada de las médicas. Así que cuando compito por unos fondos para mi proyecto, lo hago contra un médico que está estudiando el cáncer. Es imposible: cualquiera daría prioridad a la posibilidad de una cura total o parcial de un tipo de cáncer al descubrimiento de doscientos tipos de moscas”. Y, sin embargo, “a largo plazo, la inversión en Ciencia básica sí que tiene repercusiones importantes; económicas, pero también en salud y en otros ámbitos”.
Proyectos pioneros
Ximo trabaja, desde el Alexander Koenig y junto a otras diecisiete instituciones científicas del país, en el proyecto GBOL (German Barcode of Life). “Se trata de barcoding o rapid assessment, que consiste en conocer la diversidad biológica de un lugar tan rápido como se pueda. Para ello se utilizan fragmentos de ADN muy cortos que se utilizan como si fueran códigos de barras para identificar cada especie”. El GBOL consiste en identificar todas las especies presentes en Alemania, una gran base de datos con la que se puedan contrastar muestras de las que no se conoce su proveniencia.
Además de esos pequeños ‘códigos de barras' genéticos, también está trabajando en descifrar el genoma entero de una especie de díptero con la escuela genómica de posgrado del museo. Otro proyecto se dedica a transcribir mil transcriptomas (la parte que se manifiesta del genoma) de insectos: “Esta tarea es pionera en el mundo: nadie está secuenciando y produciendo tanto material como el que se está obteniendo aquí. Obviamente, con la colaboración de otros centros, como China, Australia o Estados Unidos. Nosotros lideramos el proyecto y ponemos el nombre, pero hay muchos otros grupos ayudando. La Ciencia hoy en día se hace a base de grupos y de colaboración”.
Investigación, divulgación y competitividad
Ximo Mengual trabaja en unas modernas instalaciones situadas tras el bonito edificio neoclásico del museo, en un sector que no ven los visitantes. “La Ciencia dentro del museo va más allá del simple y mero hecho de tener pájaros disecados”. En Alemania, normalmente, los museos responden a un modelo divulgativo muy educativo e interactivo, alejados del “se ruega no tocar”. Y el Museo Koenig no es una excepción. Allí no se exhibe únicamente la extensa colección de animales, sino que se trata de informar al visitante sobre los proyectos de investigación en los que se participa.
Sin embargo, la muestra es la más interesante para el público. Solo en el área de insectos, que él dirige, se cuentan casi doscientos mil ejemplares. Algunos son especies nuevas que él mismo ha descrito. Eso no es extraño, ya que “hablando solo de moscas, hay unas mil especies nuevas descritas cada año”.
¿Es difícil sobrevivir en el ecosistema de la comunidad científica? Ximo Mengual opina que hay una lucha constante por los recursos. “En algunos campos de investigación: células madre, cáncer, sida, la presión es brutal, tanto por parte de gobiernos como de las grandes empresas. Imagínate lo que sería para una compañía farmacéutica obtener la patente de una posible vacuna contra el VIH”, dice. Pero subraya que él sólo ha vivido una “competitividad sana”, salvo por algún episodio puntual al que resta importancia. “La ética de los científicos es algo que se da por sentado porque, si no, no se podría vivir, y más ahora que la Ciencia se hace a través de equipos cada vez más grandes”.