La Berlinale encuentra su propio camino
8 de febrero de 2005Desde que Kosslick tomó el mando de la Berlinale en 2001, el festival ha ganado dinámica y ha tenido un papel importante en el auge del cine alemán. Cuando asumió su nuevo cargo como jefe del más prestigioso festival alemán de cine, Kosslick formuló como su principal objetivo trabajar por traer de nuevo el cine alemán a la Berlinale. Lo logró.
Películas como “Good Bye Lenin” o el ganador de la Berlinale “Contra la pared” (Gegen die Wand) llamaron la atención, no sólo en Alemania. Después de una larga fase de sequía, el cine alemán alcanza en su propio país nuevamente un reconocimiento comparable casi al que goza el cine francés en Francia. En los últimos dos años, el cine alemán casi duplicó su cuota en el mercado nacional y alcanza ahora un 23%. Un éxito significativo ante la industria de Hollywood.
Kosslick el bonachón
Gran parte de ese éxito se debe a la labor de Dieter Kosslick, un bonachón de 56 años, cocinero amateur y aficionado de las películas de Hitchcock que le gusta repartir ironías. “Muchos piensan que Nicole Kidman se viene a Berlín sólo por que yo la llame por teléfono”, cuenta Kosslick en una entrevista con el semanal Der Spiegel. “Esto me honra, y a mi madre le gusta leer esas cosas, pero la realidad es otra”.
Uno de los logros indudables de Kosslick fue haber aumentado el número de estrellas de Hollywood que acuden cada año a la cita en Berlín. Sin embargo, el jefe de la Berlinale reconoce que un festival de cine no debería reducirse a ser una maquina de marketing para Hollywood. “A fin de cuentas es bastante aburrido tener que contarles a 3.700 periodistas quién viene y quién no viene. Y cuando viene una estrella europea, ni siquiera lo reconocen y confunden a Robin Williams con Robbie Williams.”
La Berlinale y los Oscars
En esta 55 edición de la Berlinale, Kosslick podría haber inaugurado el certamen con el filme “Aviator” de Martin Scorsese, con Leonardo di Caprio en el papal principal. No obstante, ninguno de los dos pudo garantizar su presencia en Berlín. Kosslick cambió de plan e hizo bien en hacerlo. Su decisión demuestra el nuevo orgullo de la Berlinale.
Sin embargo, el adelanto de la entrega de los Oscars, que en este año se celebra el 27 de febrero, crea nuevas dificultades a la Berlinale. A muchas estrellas de Hollywood no les atrae mucho tener que pasar por la fría capital alemana si sólo una semana más tarde se entregan los Oscars en Hollywood.
Kosslick no niega que la nueva cercanía con los Oscars crea problemas y que se piensa en la posibilidad de realizar el festival en enero poco después del festival de Sundance. Pero por el momento defiende el carácter alternativo de la Berlinale: “Hollywood no es todo”.