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El suicidio masivo de Demmin

Sarah Judith Hofman (EU)5 de mayo de 2015

Antes de la capitulación alemana, el 8 de mayo de 1945, familias enteras se quitaron la vida en lo que fue el mayor suicidio masivo. Florian Huber escribió un libro sobre ese trágico capítulo de la historia alemana.

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Soldados estadounidenses leen la edición del 2 de mayo de 1945 del diario "Starts and Stripes" que anuncia la muerte de Hitler (imagen de archivo).
Soldados estadounidenses leen la edición del 2 de mayo de 1945 del diario "Starts and Stripes" que anuncia la muerte de Hitler (imagen de archivo).Imagen: picture alliance/dpa/Everett Colle

Su libro comienza en la pequeña localidad de Demmin, a unos 156 kilómetros al norte de Berlín, en donde usted asegura que unas mil personas se quitaron la vida. ¿Porqué eligió Demmin?

Porque ahí se vio muy claramente este fenómeno de suicidio colectivo. También puede explicarse por su situación geográfica, se encuentra entre tres ríos. Cuando fueron destruidos los puentes la gente ya no pudo huir. Ni siquiera los soldados del Ejército Rojo que habían tomado la ciudad el 30 de abril. En Demmin, además de sus habitantes, se encontraban miles de fugitivos provenientes de los territorios orientales. La ciudad estaba saturada de gente y todos estaban atrapados en un espacio muy pequeño. Todo esto se convirtió en una fatalidad, pero Demmin no fue una excepción.

¿Porqué la población tenía tal pavor a la llegada de las tropas soviéticas?

La gente había escuchado durante años la propaganda nazi, que contaba horrores sobre lo que les pasaría cuando el enemigo pisara suelo alemán. Eso fue divulgado de la manera más grotesca, los rusos fueron descritos como hordas de salvajes que cortan la lengua a los niños, les sacan los ojos y violan a las mujeres. Además los refugiados recién llegados contaron los abusos y violaciones que habían sufrido. Eso avivó el miedo a tal grado que la gente sólo creía en su propia muerte.

¿Fue el suicidio un fenómeno resultante del pavor al ejército soviético? ¿Cual era la situación en el oeste, que fue tomada por británicos, franceses y estadounidenses?

No era sólo el miedo al enemigo y al Ejército soviético. Mucha gente tenía una sensación de culpa y por eso tenía mucho miedo ante lo que vendría tras la capitulación. Muchos ni si quiera podían imaginarse cómo sería el mundo después de esos doce años en estado de excepción que fue el nazismo. Este fatalismo no se limitaba sólo al Este sino se extendía en todo el territorio del Tercer Reich. En todos los lugares en donde investigué encontré casos. En Baviera es en donde el número de suicidios se disparó, pero también en ciudades como Hamburgo. Familias enteras se suicidaron en todo el país.

¿Que papel jugó el suicidio de Hitler?

Hitler se suicidó el 30 de abril, al día siguiente la radio anunció que había caído en batalla, no se dijo nada sobre suicidio. La paradoja es que esta figura que los alemanes amaron e idolatraron convirtiendo en un mito, se desvaneció en el transcurso de los últimos meses del conflicto. En ninguno de los diarios que leí de la época encontré alguna manifestación de duelo por su muerte. Alemania se hundía y a la gente Hitler ya le daba igual.

¿Que clase de gente era la que se suicidó? ¿Eran miembros del partido nazi?

En Demmin, a través de las actas de defunción, sabemos qué clase de oficio ejercían y no se puede reconocer ninguna característica común. Eran hombres, mujeres, niños, empleados, obreros, estudiantes, etc. Realmente se puede ver una muestra poblacional de la sociedad de la época. Claro, había personas que no tenían ninguna razón para tener miedo y también había muchos nazis convencidos que tenían las manos sucias, entre los que se suicidaron.

El escritor Florian Huber.
El escritor Florian Huber.Imagen: Carsten Schilke

¿Hay algún caso que lo haya conmovido en especial?

En Demmin me conmovió el caso de la vendedora de pieles Marie Dabs. Era una persona robusta y vital, eso se desprende de su diario. Logró superar todas las crisis, vivió la Primera Guerra Mundial, luego los años de hambre de la República de Weimar, la crisis económica mundial de entreguerras. Cuando su marido se sumó al frente, continuó ella con el negocio y se ocupó de los niños. En los últimos días de la guerra, cuando en el bosque vio a gente que se colgaba, entonces la invadió el miedo y comienzó a buscar veneno para sucidarse ella y matar a sus hijos. Pero sobrevivió gracias a que no encontró suficientes medios para quitarse la vida.

Florian Huber es autor del libro "Kind, versprich mir, dass du dich erschießt" (Hijo, prométeme que te darás un tiro).