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El pueblo natal de Sebastian Vettel, aún a la espera de su campeón

16 de noviembre de 2010

Heppenheim y Alemania entera esperan al flamante campeón mundial de Fórmula 1, quien sin embargo realiza una larga gira por otras latitudes.

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El piloto alemán Sebastian Vettel. (Archivo)Imagen: AP

Son los días posteriores al gran triunfo, y los 25.000 habitantes de la pequeña localidad de Heppenheim esperan ansiosos la llegada de su hijo más famoso: el flamante campeón mundial de la Fórmula 1, Sebastian Vettel.

Pueden esperar sentados, porque el piloto alemán aún no sabe cuándo pasará por el pueblo que lo vio nacer.

Vettel, de 23 años, reside desde hace tiempo en Suiza, pero las raíces del piloto de Red Bull están en la pequeña localidad del estado federado de Hesse.

"En todo caso prepararemos algo grande", anunció el alcalde de Heppenheim, Gerhard Herbert, para el día en que Vettel visite por fin sus calles. No será esta semana, que el nuevo campeón tiene ya por completo comprometida.

"Todos los habitantes de Hoppenheim están muy orgullosos y se alegran con Sebastian Vettel por ese extraordinarios éxito", resumió el alcalde el ambiente en el pueblo, donde hoy volvió a reinar la calma tras la explosión del domingo.

Sebastian Vettel Weltmeister FLASH Galerie
Habitantes de Heppenheim durante la carrera del domingo pasado. (Archivo)Imagen: picture-alliance/dpa

Las cámaras de televisión desaparecieron y la gente volvió al trabajo. Sin embargo, no todo es como siempre: los habitantes están reacionando con creatividad en lugar de ruidoso entusiamo al triunfo mundialista de "su" Sebastian.

La antigua escuela del piloto cambió su nombre en 2008, después del primer Gran Premio ganado por su bachiller (nota 2,8). Ahora se llama "Instituto Sebastian Vettel".

"De esa manera queremos resaltar los méritos de Sebastian", dijo la directora Elin Ganter. En la página de Internet de la escuela se lee en grandes letras "somos campeones del mundo". Al lado aparece una foto de Vettel en pose de triunfo y la frase: "Cuando se cree firmemente en algo, todo es posible".

En las confiterías hay tortas con crema decoradas con una foto de Sebastian Vettel en papel comestible.

"La gente está loca por ellas", aseguró Ulrick Glesing, de la panadería Kaufmann, que también ofrece "barras de pan mundialista" en forma de S como Sebastian.

Pero el gran éxito de venta será sin duda el "plato campeón mundial Vettel", que brinda un restaurante. Por ocho euros (unos once dólares) se sirve un escalope en forma de auto de carreras con ruedas de salchicha sobre una pista de papas fritas. La "avería vice Alonso", una paella española con gambas, cuesta 70 centavos menos.

El día de la carrera, unos 1.500 aficionados al deporte del motor se apretujaron en el muy pequeño garage de una casa de venta de automóviles y celebraron la fiesta del año. Cada vez que el comentarista mencionaba el nombre Vettel, prorrumpían en gritos de júbilo.

Con el cruce de meta de Vettel a las 15:43 comenzó en Heppenheim una fiesta maratón que duró hasta primeras horas de la madrugada tras mucha música, salchichas, cerveza y un desfile de autos resonando las bocinas.

Autor: Peter Jacob /dpa

Editor: Enrique López