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El mérito de Uribe: la claridad

ers30 de mayo de 2002

La delegación del Parlamento Europeo que actuó como observadora en las elecciones colombianas, muestra comprensión con la línea que propone el presidente electo para combatir la violencia.

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Destrozos causados hace unos días por la explosión de un coche-bomba en el distrito de La Pintada, al sur de Medellín.Imagen: AP

Rara vez una propuesta de confrontación militar como la presentada por el presidente electo de Colombia, Álvaro Uribe, ha despertado tan pocas críticas en la esfera política internacional.

Que Washington apoye esa línea no sorprende. ¿Pero qué sucede con los europeos, tan proclives a propiciar siempre el diálogo y rechazar el uso de la fuerza como solución de conflictos? Tampoco en el viejo continente se han alzado esta vez voces de advertencia, más que en los editoriales de la prensa. La esfera política europea guarda cautela. Demasiado dramática es la situación colombiana. Y demasiado estrepitoso el fracaso de la vía dialogada que intentó seguir el presidente Andrés Pastrana.

Rechazo a toda violencia

Ante la delegación del Parlamento Europeo que estuvo en Colombia como observadora en los comicios del domingo, Uribe hizo "una declaración muy clara de rechazo a todo tipo de violencia, no sólo de parte de la guerrilla, sino también de los paramilitares", afirmó en entrevista con DW-World José Ignacio Salafranca, quien encabezó el grupo de europarlamentarios. "Nosotros insistimos en eso", subrayó.

Según Salafranca, se puede estar o no de acuerdo con el planteamiento de Uribe, pero "tiene un mérito: la claridad". El propósito de reforzar el papel coercitivo del estado, no obsta que se tenga conciencia de la necesidad de lograr una solución negociada.

Posición de fuerza

De lo que se trata es de negociar desde una posición de fuerza, que es mejor que una posición de debilidad, explicó el jefe de la delegación de observadores, que sintió en carne propia el clima de inseguridad e intimidación imperante en el país.

La guerrilla y los paramilitares comparten la responsabilidad por la violencia que desangra a Colombia. Y, detrás de ellos, el narcotráfico, fuente aparentemente inagotable de recursos con que financiar la muerte. De ahí que la inclusión de las Autodefensas Unidas de Colombia, y no así de las FARC, en la lista de organizaciones terroristas elaborada por la Unión Europea, provocara disgusto en Bogotá.

En Estrasburgo se comprende esa molestia. El Parlamento Europeo ha pedido ya al Consejo de Ministros ampliar dicha lista a todas las organizaciones que practican el secuestro, el asesinato, la extorsión y el chantaje.