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El discurso de Fidel

Emilia Rojas Sasse9 de agosto de 2010

El primer discurso de Fidel Castro ante la Asamblea Nacional desde que dejó la presidencia de Cuba y el asesinato de médicos extranjeros en Afganistán dan pie a comentarios en la prensa europea.

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Fidel Castro.Imagen: AP

Neue Zürcher Zeitung, de Zúrich: “Pese a su coqueteo con la muerte, Fidel Castro nunca se despidió por completo de la política. Por eso, seguramente están fuera de lugar las especulaciones en torno a una posible lucha de poder en la familia Castro o incluso sobre un retorno de Fidel al gobierno. Más bien cabe hablar de una repartición de poder entre estos hermanos tan diferentes: el pragmático y poco carismático Raúl, como jefe del ejecutivo, se encarga de la dura labor de combatir la crónica crisis económica y lidiar con el descontento de la población y un puñado de disidentes, y Fidel, con su ego inalteradamente monumental pese a sus problemas de salud, se encarga de las palabras grandilocuentes sobre lo que acontece en el mundo y de la glorificación del pasado”.

Fidel vigila

TAZ, de Berlín: “Si bien Fidel sólo habla de política mundial, su reaparición, justo en este momento, constituye en primera línea una señal política interna. Su hermano Raúl se ve forzado a hacer concesiones al capitalismo antes impensables. La historia del bloque de Este demuestra que semejante paso puede llevar rápidamente a un sistema anquilosado a zozobrar. Por eso mismo, Fidel tenía que volver tras cuatro años de retiro. Tiene que demostrarles a los cubanos que el viejo felino todavía vigila y el tiempo en que los ratones pueden hacer de las suyas aún está distante”.

Asesinato en Afganistán

Neue Osnabrücker Zeitung, de Osnabruck: “La masacre de un equipo de médicos muestra la miserable esencia de los talibanes y su inescrupulosa pero exitosa estrategia guerrillera: los islamistas radicales se jactan del asesinato de diez personas indefensas, que llegaron desde Inglaterra, Alemania y Estados Unidos para ayudar a los más pobres en Afganistán. Este baño de sangre se suma a una serie de secuestros y atentados. Los fanáticos pretenden atemorizar, disuadir y quebrar la voluntad de sus adversarios. Por eso torturan en plazas pueblerinas, cortan narices y orejas de profesores de escuelas de niñas o decapitan a rehenes ante las cámaras. Y eso no deja de surtir efecto: muchos afganos ya no se atreven a cooperar con la OTAN, la ONU o su propio gobierno”.

El fin de la guerra no se vislumbra

Le Figaro, de París: “Esta nueva tragedia vuelve a dejar en claro que los talibanes son fanáticos. ¿Cómo esperar, en estas circunstancias, que la paz retorne algún día a este país? La guerra iniciada en 2001 por Estados Unidos y sus aliados se pierde en las profundidades de los valles afganos. Nadie puede prever el final, aunque Barack Obama haya programado el inicio de la retirada de sus tropas para julio de 2011. Ese plan de ningún modo está justificado por la evolución de las cosas en el país. Es signo de la tácita constatación de que la situación es desesperada. El balance no es positivo, aunque no se puede comparar con la ciénaga de Vietnam. De todos modo, la estrategia de guerra debe ser repensada”.

ERS/dpa/afp

Editor: Pablo Kummetz