Conflicto sirio: cara a cara en Astaná
24 de enero de 2017Un control kazajo, luego otro… Luego uno ruso. El camino a Astaná ha sido complicado incluso para los periodistas. Cuánto más para quienes tienen la tarea de llevar la paz a Siria. Rusia, Irán y Turquía impulsan las negociaciones, pero persiguen interesen divergentes. A los dos primeros los une su apoyo a al presidente sirio Bashar al Asad. Sin embargo, las negociaciones han propiciado un acercamiento entre Rusia y Turquía.
Durante gran parte del conflicto sirio, Moscú y Ankara habían discrepado, con Turquía apoyando a los grupos suníes de oposición al régimen de Damasco. Esa tensión latente estuvo a punto de estallar en diciembre de 2015, cuando Turquía derribó un avión de combate ruso sobre su frontera con Siria. Vinieron sanciones y un incremento de la tensión. La repentina disculpa por escrito del presidente turco Erdogan produjo un giro inesperado: en cuestión de días se renovaron los contactos diplomáticos.
En diciembre, Moscú y Ankara cooperaban en la evacuación humanitaria de Alepo y hacia finales de año habían negociado una tregua parcial que, a pesar de las repetidas violaciones, continúa manteniéndose. El miércoles se anunciaron las primeros ataques conjuntos de aviones rusos y turcos contra objetivos del 'Estado Islámico' en la provincia de Alepo.
El politólogo ruso Fyodor Lukyanov dice que la participación del país anfitrión Kazajstán en las conversaciones de paz se remonta a aquellas tensiones entre ambos países. "Nazarbayev desempeñó un papel muy importante en la reconciliación entre Rusia y Turquía", dijo Lukyanov a DW, refiriéndose al presidente Kazakh Nursultan Nazarbayev.
¿Quién acude a Astaná?
Sin duda era más fácil decir con seguridad quién no asistiría a las conversaciones de Astaná: Estado Islámico y el Frente Fatah al-Sham, ligado a Al Qaeda y antes denominado Al Nusra, fueron excluidos desde un principio. Más controvertida es la ausencia de los grupos kurdos que controlan partes significativas de territorio en el norte de Siria. Turquía sigue no estando dispuesto a legitimar el control kurdo de las zonas inmediatamente adyacentes a su frontera y en su propio territorio.
La fraccionada oposición sunita de Siria está representada por una "delegación militar". Los gobiernos de Rusia, Turquía e Irán están destinados a enviar funcionarios de sus ministerios de defensa y asuntos exteriores. Tras una prolongada confusión se anunció la presencia del enviado de paz de la ONU para Siria, Staffan de Mistura. La participación estadounidense es como mero observador, con la presencia de su embajador en Kazajstán.
Uno de los objetivos, sobre todo desde la perspectiva rusa, era mostrar que podían ofrecer unas negociaciones de paz allí donde los formatos propugnados por occidente habían fracasado. A pesar de eso, Rusia invitó a unirse a Estados Unidos, poniendo en peligro la propia celebración de la cumbre, según explica en entrevista a DW el experto en Oriente Medio, Alexey Malashenko.
Damasco, dispuesta a "discutir todo"
La agenda de estas conversaciones podría resultar aún menos clara que su lista de invitados. Se debe discutir prolongar y fortalecer el actual alto el fuego y permitir el acceso de la ayuda humanitaria. El presidente sirio, Bashar al-Assad, dijo que su gobierno está dispuesto a "discutir todo". Eso no es sorprendente, dada su actual posición de fuerza después de la caída de Alepo. Damasco habla de "reconciliación", pero se refiere a la entrega negociada de territorios a las fuerzas gubernamentales a cambio de amnistías o de evacuaciones hacia zonas rebeldes.
Hay más interrogantes abiertos de los que parece que se vayan a poder obtener respuesta. Aunque quizá el mero hecho de que las partes hayan aceptado sentarse a negociar en la misma sala sea ya un gran paso. En Ginebra, los negociadores de Naciones Unidas debían interceder entre las dos delegaciones, situadas en habitaciones distintas. La oposición siria ve en Astaná una oportunidad para revitalizar el proceso abierto en la ciudad suiza, una esperanza potenciada por la presencia de última hora del enviado de Naciones Unidas, Staffan de Mistura.
Campo de batalla para intereses superiores
La atención, sin embargo, se ha centrado más en los países que promueven estas conversaciones y en sus propios intereses, más amplios y divergentes, que en la propia Siria. Más de cinco años después del conflicto, Siria se ha convertido en un campo de operaciones para conflictos más amplios que, a menudo, tienen muy poco que ver con las realidades de la vida en Alepo o Damasco.