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"Colombia sin paramilitares a partir del 1° de enero 2006"

José Ospina Valencia25 de agosto de 2005

Carlos Franco, presidente del Programa de Derechos Humanos de Colombia, visita Alemania. DW-WORLD habló con él a propósito de los cambios que se viven en la Colombia en busca de la paz.

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Soldados colombianos se entrenan en Derechos Humanos.Imagen: AP


A partir de este sábado serán desarmados los paramilitares que están en la zona de desmovilización y les quedará prohibido portar uniformes de guerra. La Ley de Justicia y Paz que permite ésto, es uno de los proyectos más controvertidos del gobierno del presidente Álvaro Uribe y, a la vez, una de las medidas que podrían abrir un diálogo de paz con las guerrillas. Sin paz no cesará el acoso a la libertad de prensa ni habrá desarrollo. Carlos Franco pide tanto a alemanes como a europeos más compromiso con Colombia en su lucha por la paz y contra el narcotráfico. "Colombia necesita más comercio libre que preferencias".

Cifras de la barbarie

DW-WORLD: ¿Qué ha mejorado en Colombia en Derechos Humanos desde las acusaciones hechas por la Alta Comisionada, Louise Arbour, ante la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas?

Carlos Franco: Evidentemente ha habido adelantos. En Colombia morían, violentamente, cada año 68 personas por cada 100 mil habitantes. Esa cifra se ha rebajado a 44. En 2004 se registraron menos de 20 mil muertes violentas. En Colombia fueron desplazadas 420.000 desplazados el año anterior, hoy son 160 mil. De 200 masacres por año se pasó a 42. Los asesinatos de indígenas y sindicalistas se han reducido. Aún así, el Gobierno colombiano no está satisfecho, pero la política de seguridad y Derechos Humanos ha hecho de Colombia un país más seguro.

Contra los armados

¿A pesar de ello, para una persona no colombiana estas cifras suenan como de otro planeta, uno de bárbaros?

Comprendemos que quien escuche estas cifras de la barbarie se aterre. Pero hay que entender que hace 3 años, en Colombia el narcotráfico y la guerrilla tenían en armas a unas 50.000 personas. Estas organizaciones delincuenciales manejan recursos mayores a los de muchos Estados. Se calcula que disponen de más de 2.000 millones de dólares anuales. Colombia libra una dura lucha contra estos grupos. Por ello le pedimos a la comunidad internacional más comprensión con el largo proceso de pacificación.

¿Se acaban los paramilitares?

El programa de desmovilización de paramilitares es visto, por diferentes organizaciones y Gobiernos con gran escepticismo. Algunos temen que una amnistía indiscriminada degenere en impunidad generalizada. ¿Son fundados los temores?

Somos conscientes de que hay una gran desconfianza. Pero lo cierto es que a partir del 1° de enero de 2006, Colombia va a ser un país libre de paramilitarismo. El Gobierno de Álvaro Uribe ha sido el primer Gobierno que ha lo combatido.Desde luego que ello no se consigue sin costos.

La Ley de Justicia y Paz que acaba de aprobar el Congreso, después de dos años de debate, está de acuerdo con las normas nacionales e internacionales de justicia. Los crímenes que no se esclarezcan con el testimonio de los implicados, serán investigados. Dicha ley contempla, entre otros, las condenas máximas del código penal colombiano que pueden llegar a los 40 años. Algunas penas empero, pueden ser cambiadas por penas alternativas de 5 a 8 años de cárcel a cambio de cooperación con la justicia, desmantelamiento de los grupos criminales y reparación. La Ley de Justicia y Paz contiene un amplio repertorio de garantías a las víctimas, como acceso a los estrados judiciales, acompañamiento jurídico para entablar denuncias, protección estatal y la reparación integral que comprende, restitución -cuando ella sea posible- y su rehabilitación.

Adicionalmente, la ley en cuestión crea una Comisión de Verificación del cumplimiento de los compromisos con las víctimas y rendirá informe. Importante es que la Ley de Justicia y Paz excluye de sus beneficios a involucrados con el narcotráfico, así como excluye los actos criminales cometidos antes de adherirse al paramilitarismo. El Gobierno colombiano facilita así la paz y dignifica los derechos de las víctimas.

Hacia la pacificación. ¿También con la guerrilla?

¿Qué provecho se sacará para algún diálogo de paz con la guerrilla?

El mayor problema que Colombia tiene que resolver es el conflicto interno a través de una paz definitiva. Su resolución beneficiaría la democracia y el desarrollo de la sociedad. Habiendo eliminado el paramilitarismo pierde argumentos la existencia de la guerrilla. Dándole garantías a la oposición hemos quitado otro argumento de la extrema izquierda. En Colombia, la oposición mantiene el poder en la ciudad capital, en el occidente hay más de 100 municipios administrados por partidos opositores y en el Congreso compone más del 15%. La combinación de garantías al ejercicio político y desactivación de factores violentos como el paramilitarismo crean un ambiente propicio al diálogo y el Gobierno colombiano tiene las puertas abiertas.

Ahora mismo Álvaro Uribe ha pedido a la Iglesia católica establecer un pre-diálogo con los grupos guerrilleros. La esperanza está puesta en un diálogo de paz.


Según la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip), de 5 periodistas asesinados en 2003, se pasó a 1 en 2004, y a otro más en lo que va de 2005; y de 55 amenazas en 2003, se pasó a 39 en 2004 y a 22 hasta agosto de este año.

Ello no permite empero, concluir que haya plena libertad de prensa, ni que se hayan superado los graves escollos que imponen las mafias y los grupos armados. Si bien hay menos agresiones contra periodistas, el efecto práctico de la autocensura es el mismo que si las hubiera: la información es limitada y están quedando en la oscuridad hechos de relevancia para la opinión pública. La impunidad aún reina.

El Gobierno tiene una gran preocupación por la persecución de periodistas, alcaldes, sindicalistas, miembros de organizaciones no gubernamentales, indígenas, afrocolombianos y otros civiles. Para contrarrestarla se han desarrollado programas de protección y disuasión creando un clima de garantías. A eso se suma una mayor eficacia en la aplicación de justicia.

¿Qué espera Colombia de Alemania?

Esperamos una declaración política expresa de rechazo a la violencia y los grupos armados. De otra parte, más que preferencias, lo que esperamos de Europa son oportunidades justas de comercio a favor del desarrollo económico. De Europa esperamos una actitud de corresponsabilidad con la democracia y con el combate del narcotráfico. Los europeos deberían retribuir el esfuerzo de los colombianos en la lucha por la erradicación del narcotráfico.

¿Qué le diría Vd a los europeos que aún piensan que en Colombia sólo hay algunos bien intencionados alzados en armas enfrentados a un Gobierno opresor del pueblo?

A los simpatizantes de la guerrilla les digo que lo que en Colombia queremos es un país sin pobres, un país más democrático en donde se respeten los Derechos Humanos. Pero ahora lo único que obstaculiza eso es la violencia. Y para lograr este objetivo común invitamos a la guerrilla a dialogar con el Estado colombiano que ofrecerá todas las garantías y obrará con toda generosidad.