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Caravana de migrantes hondureños: ¿no pasarán?

Rosa Muñoz Lima
16 de octubre de 2018

Entre mil y cinco mil inmigrantes hondureños, según cifras de diversas fuentes, quieren llegar a Estados Unidos, pasando por Guatemala y México. ¿De qué huyen y por qué en caravana? ¿Llegarán?

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Imagen: picture-alliance/AP Photo/M. Castillo

Esta no es la primera caravana de migrantes centroamericanos que se dirige a Estados Unidos este año. Entre marzo y abril, por ejemplo, la ONG Pueblo sin Fronteras organizó un desplazamiento de 3.200 kilómetros, en el que participaron más de 1.000 inmigrantes procedentes de Honduras, El Salvador, Nicaragua y Guatemala.

Sin embargo, bautizada como “Viacrucis del Migrante”, más que llegar a Estados Unidos, aquella caravana buscaba “llamar la atención sobre el fenómeno migratorio”, “defender el derecho humano a buscar asilo” y denunciar los abusos sufridos por los migrantes en su ruta, aseguró en su momento la coordinadora de Pueblo Sin Fronteras Gina Garibo.

No es la primera, pero sí “la primera que sale desde Honduras”

Bartolo Fuentes, exdiputado y miembro activo de Libertad y Refundación (Libre), primera fuerza de oposición en el Parlamento hondureño, ha sido presentado por los medios locales como coordinador de la actual caravana hondureña, que habría sido detenido esta mañana por la Policía guatemalteca.

Todo comenzó con un grupo de Whatsapp, aseguró al diario La Tribuna antes de su detención. La difusión en medios y redes sociales hizo que, en vez del grupo original de 160 inmigrantes, unas 1.200 personas salieran en caravana desde San Pedro Sula el pasado sábado (13.10.2018), y otras muchas siguieran sumándose diariamente, dijo. La organización protectora de los derechos humanos Amnistía Internacional habla ya de 1.600.

Tampoco para Fuentes es la primera vez: “Este año participé en la caravana de migrantes que salió el 25 de marzo de Tapachula con rumbo a Tijuana. Yo me sumé en el Distrito Federal”, abundó, precisando que esta “es la primera vez que sale una caminata desde Honduras”. Fuentes se refería así a la caravana que provocó  que el presidente estadounidense Donald Trump presionara a México con el acuerdo de libre comercio Nafta, la pasada primavera, y desplegara la Guardia Nacional en la frontera.

Entretanto, aunque la mayoría de los medios locales e internacionales continúa reportando sobre “más de mil inmigrantes”, un comunicado del estatal Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (CONADEH), Roberto Herrera Cáceres, afirmó este lunes que la cifra de migrantes que participan en la caravana, “integrada por mujeres, niñas, niños, jóvenes, adultos mayores e incluso personas con discapacidad”, había ascendido ya a más de 5.000 personas.

Tras cruzar la frontera con Guatemala, los hondureños pasaron la noche de este lunes en Esquipulas.
Tras cruzar la frontera con Guatemala, los hondureños pasaron la noche de este lunes en Esquipulas.Imagen: picture-alliance/dpa/M. Castillo

Fuentes y Pueblo sin Fronteras coinciden en una explicación sobre el objetivo de las caravanas: ir juntos protege a los migrantes de los peligros que les acechan principalmente en México, dicen: “robos, secuestros, abusos”.

Además, según Fuentes, este sería un modo efectivo para conseguir que el gobierno mexicano brinde asilo y protección a los caravaneros. Según cifras de la Comisión Méxicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), los migrantes hondureños fueron los que más solicitudes de asilo presentaron en 2017: 4.272, de las cuales solo 378 fueron tramitadas.

Huyen de la pobreza y de amenazas de muerte

Entre las causas del actual éxodo masivo, todas las voces coinciden en destacar la pobreza y la violencia generalizada en el país. Muchos de los caravaneros que este martes atraviesan ya Guatemala, tras un fuerte pulso con las autoridades, huyen de “amenazas”, precisó el polémico exdiputado de izquierda en declaraciones al diario Criterio.

Oficialmente, 625 personas fueron obligadas a salir de sus hogares y otras 764 estaban en riesgo de hacerlo, entre enero y agosto de 2018, reveló coincidentemente este martes el ente estatal CONADEH. Las denuncias aumentaron en estos primeros ocho meses del año: de 558 casos que involucraron a unas 1389 personas en riesgo o víctimas de desplazamiento forzado, las personas denunciaron ser “víctimas de amenazas de muerte” en 307 casos.

Además, muchas personas tienen que abandonar sus comunidades por “el asesinato de familiares, extorsiones, el reclutamiento de niñas, niños y adolescentes, violencia sexual y doméstica, secuestros, tentativas de homicidios y el despojo de tierras”, enumera el informe de CONADEH.

Entre los agresores denunciados, según el Defensor del Pueblo, Roberto Herrera Cáceres, figuran “miembros de maras o pandillas, el crimen organizado, delincuencia común, narcotráfico, bandas criminales e incluso miembros de la policía”, y los actores concretos no han sido identificados por las víctimas en más de un centenar de casos.

En medio de este panorama, el ombudsman hondureño ha garantizado, sin dar detalles, que su oficina acompaña a la caravana de migrantes “para asegurarles mayores posibilidades de respeto a su integridad, su libertad y su vida.” Con este fin, Herrera Cáceres ha solicitado el apoyo de las autoridades de derechos humanos en Guatemala y México, así como de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y la Cruz Roja Internacional.

Por culpa de “la dictadura de JOH”

Para el depuesto expresidente Manuel Zelaya (2006-2009), coordinador del partido opositor Libre, los responsables de este fenómeno están claros: Estados Unidos está “legal y moralmente obligado” a dar asilo a estos migrantes “por el estado de terror y muerte, provocado por la violencia militar, fraude, privatizaciones y crimen organizado de la dictadura de JOH [en referencia al Gobierno de Juan Orlando Hernández], que ellos sostienen y apoyan”.

El Gobierno hondureño ha respondido desde su Cancillería, pidiendo “a los diversos sectores políticos del país, no usar a los hondureños como bandera de lucha política para sus propios intereses”.

El presidente Donald Trump, por su parte, amenazó a su homólogo hondureño con retirar todas las ayudas al país, si el Gobierno no frena esta caravana. Algo que podría comprometer los 2.600 millones de dólares de asistencia, ofrecidos al Triángulo Norte (Honduras, Guatemala y El Salvador), desde 2015 a 2018. Y que contribuiría a empeorar la situación hondureña, como estuvo a punto de hacerlo la reciente suspensión del programa migratorio que concede residencia, bajo un “Estatus de Protección Temporal” (TPS), a más de 40.000 hondureños.

Amnistía Internacional (AI) ha pedido al Gobierno de México que tome distancia de las posturas antimigratorias de Trump y considere conceder asilo a los caravaneros. La directora de AI para las Américas, Erika Guevara, advirtió en un comunicado que México incurriría en una violación del derecho internacional si expulsa a los migrantes.

"No hay ninguna duda (de) que la gente tiene necesidad, estamos en el último lugar de pobreza, hay un 60 por ciento de la población que tiene problemas de empleo, además el crimen organizado, son algunas de las motivaciones para salir”, ha  reconocido el analista político Jorge Yllescas, citado por el diario Proceso Digital.

Sin embargo, “en esta marcha considero que hay un contenido político bien marcado, se ve que una gran parte de dirigentes son de Libre, es como contrarrestar lo que está sucediendo en Venezuela, la izquierda dice que no hay éxodos y el presidente Maduro dice que son flujos normales”, apuntó Yllescas, que coincide en este punto con políticos y adeptos del oficialismo hondureño en las redes sociales. 

Ni nicaragüenses, ni venezolanos, ni cubanos

Bajo la etiqueta #CaravanaDeMigrantes, en español, medios hondureños y guatemaltecos reproducen videos del paso de los migrantes por ambos países; seguidores de Trump piden a su presidente, en inglés, que finalmente “construya el muro”; mientras políticos y periodistas críticos del actual Gobierno y estado de cosas en Honduras hacen comparaciones irónicas con el flujo migratorio venezolano o la crisis política en Nicaragua.

La situación, recuerda igualmente la relativamente reciente crisis de migrantes cubanos, que puso en jaque a la región con un éxodo menos organizado pero igualmente masivo hace un par de años. Como en aquella ocasión, y como insisten las autoridades guatemaltecas, mexicanas y estadounidenses, además del propio Comisionado Nacional de los Derechos Humanos en Honduras, para avanzar hacia su objetivo, los migrantes tendrán que "respetar las políticas migratorias de cada uno de los Estados por donde pasan, llevar la documentación y llenar los requisitos que allí se les piden".

Autora: Rosa Muñoz Lima (jov)

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