Imposible imaginar una sala de estar alemana o suiza sin su sofá, su alfombra y su mesa ratona. Una agencia de publicidad investigó las costumbres mobiliarias para comprender mejor a los consumidores.
La sala de estar típicamente austriaca. (Gentileza de la agencia Jung von Matt).
En un proyecto de investigación de mercado, llevado a cabo por la agencia alemana Jung von Matt, según informa el semanario Der Spiegel, se recabaron datos acerca de las costumbres habitacionales en los tres países germanoparlantes. En base a estadísticas de población y datos acerca de hábitos dentro de las cuatro paredes, el departamento estratégico de los publicitarios logró el perfil de la familia promedio, a fin de ofrecer a sus empleados cursos de capacitación.
La familia virtual
En Viena vive la familia promedio austriaca: Franz Gruber, de 40 años, su esposa María y Michael, el hijo de 13 años, o, para ser más precisos, la decoración de interiores que tendría esta familia si viviera allí.
Se trata de una puesta en escena que refleja las costumbres de la familia tipo austriaca: La sala, con su armario
Así viven los alemanes. (Gentileza de Jung van Matt).
empotrado en una de las esquinas, y, frente a éste, el juego de sillones en azul. Debajo de la mesa ratona descansan las revistas, y delante del televisor, la consola de videojuegos de Michael. El toque deportivo lo dan los trofeos futbolísticos de Franz sobre el armario. “Nuestros empleados más jóvenes aprenden mucho sobre la gente en esta simulación de la vida real. Vale la pena el esfuerzo y la inversión”, dijo Karen Heuman, directiva de la agencia y responsable del área estratégica de la misma al Spiegel.
El hábitat de la primera familia alemana se escenificó en febrero de 2004 y Heuman dio vida a la morada de los Müller, que viven en Hamburgo: Thomas, el padre de 43 años, Sabine, la mamá de 40, y su hijo Alexander de 13. En la sala de los suizos, en Zurich, vive una familia con el mismo apellido, el más común del habla germana.
Alcohol, zapatos y otras yerbas
Los resultados de la investigación hicieron notar, a primera vista, el orden, la limpieza y la infaltable mesita ratona como denominadores comunes. Pero no todas las salas son iguales. En Suiza, los bares no se esconden detrás de mamparas, sino que están a la vista y, lo que es más notable, al alcance de todos, incluso de los niños. En cambio, en Alemania, las bebidas están bien guardadas en el armario.
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