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Bulgaria, entre su pasado soviético y Occidente

Rayna Breuer
7 de mayo de 2020

Más de 30 años después del colapso de la Unión Soviética, la sociedad sigue dividida por su pasado. Para unos, el Ejército Rojo liberó el país. Para otros, lo ocupó.

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Base militar de Varna, en Bulgaria.
Base militar de Varna, en Bulgaria. Imagen: picture-alliance/NurPhoto/H. Rusev

Encontré dos postales de mi bisabuelo búlgaro en una caja, junto con certificados, medallas y condecoraciones. Una de las tarjetas muestra una escuela en Pécs (Hungría) y la otra un idílico paseo de la localidad austríaca de Deutschlandsberg. Ambas están fechadas en 1945. "Estoy bien de salud. Y espero que también ustedes en casa estén bien", escribe Hristo Ivanov a su hija en el mes de abril. Veterinario, se vio obligado a ir a la guerra junto a los soldados del Ejército Rojo. En la otra postal, Ivanov escribe que la vuelta a casa parece cercana. Y aconseja a su hija: "Aprende mucho, sé diligente para que, cuando concluya la guerra y yo vuelva a casa, puedas recibirme orgullosa".

La Unión Soviética: ¿fuerzas de liberación o de ocupación?

El Ejército Rojo entró en Bulgaria en septiembre de 1944. En los tres meses posteriores, unas 30.000 personas murieron asesinadas, en un ajuste de cuentas contra quienes plantaban cara a los nuevos dirigentes. Las víctimas fueron antiguos ministros, periodistas, religiosos, hombres de negocios, intelectuales y grandes propietarios, acusados de no estar alineados con el sistema comunista. En el campo de concentración de Belene, en la isla del mismo nombre, fueron asesinados miles de ellos.

Pertenecer o no al partido decidía sobre las vidas de la gente. Mi abuela no estaba dentro y no se le permitió estudiar Medicina. Al final acabó siendo profesora de Biología y Química en un pequeño pueblo. El hermano de mi bisabuelo supuestamente se suicidó, pero nadie de la familia lo cree, todos piensan que fue asesinado por su abierto escepticismo hacia la dominación comunista en Bulgaria. El tema sigue dividiendo hoy día a la opinión pública. Para unos, el Ejército Rojo liberó el país en septiembre de 1944, mientras que, para otros, lo ocupó.

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Bulgaria entre dos frentes

Hasta 1941, Bulgaria no participó en la guerra. Presionado por el zar Boris III, el país se unió finalmente al Pacto del Eje, firmado en 1940 por la Alemania nazi, Japón e Italia. Tropas alemanas quedaron estacionadas en Bulgaria. Sus dirigentes esperaban poder ocupar regiones vecinas del oeste, por ejemplo, parte de la actual Serbia y Macedonia del Norte. Pero, en 1944, el Ejército Rojo estaba a las puertas de Bulgaria y el 5 de septiembre la Unión Soviética le declaró la guerra. El cese el fuego solicitado por el lado búlgaro fue rechazado y los soldados del Ejército Rojo entraron por la frontera norte, ocupando primero las ciudades portuarias de Varna y Burgas, donde los soviéticos detuvieron a los marinos alemanes que allí quedaron. Ese mismo día, Bulgaria rompió relaciones diplomáticas con Alemania. Una vez dentro del país, los soldados del Ejército Rojo apenas encontraron resistencia. Había mucha gente descontenta con el Gobierno y la monarquía. Pronto quedó establecido un Gobierno marioneta, cuyos hilos manejaba Moscú. Muchos hombres búlgaros se vieron arrastrados a la guerra, entre ellos mi bisabuelo, que tuvo luchar mano a mano contra su voluntad con los soldados soviéticos. Su última postal data del 17 de mayo de 1945. La guerra había terminado y Bulgaria formaba parte de las potencias vencedoras. Hasta hoy ha permanecido la narrativa de que Bulgaria fue liberada, pero el influjo soviético tras el fin de la guerra no trajo consigo la ansiada libertad.

El presente del pasado

Tras la caída del muro de Berlín y el colapso de los regímenes comunistas, se inició en muchos países del este europeo un proceso de elaboración histórica, pero eso no sucedió en Bulgaria. Incluso ahora, 30 años después, se habla muy poco de las atrocidades del régimen comunista. Los libros escolares de historia se reescribieron hace tan solo un año, aunque la decisión se tomó en 2000. En ellos se califica al régimen comunista de "criminal".

La sociedad civil pide desde hace años que se retiren los monumentos rusos. Hay activistas que los tiñen de colores con esprays, transformando a los soldados del Ejército  Rojo en superhéroes de la cultura occidental como Superman o el Capitán América. Más de 75 años después del fin de la Segunda Guerra Mundial, estos monumentos simbolizan la división de la sociedad búlgara.

El 9 de mayo

Mientras en la mayoría de los países europeos, el día 9 de mayo es festejado por la declaración de Schuman en 1950, considerada casi una de las piedras fundacionales de la Unión Europea, Rusia y otros países de la antigua Unión Soviética celebran con desfiles militares la victoria sobre la Alemania nazi. Bulgaria, dividida entre la nostalgia soviética y el anhelo occidental, se debate entre ambos festejos. Y la herida se va haciendo más profunda cada año. La celebración por la victoria sobre Alemania cobra en Sofía una gran dimensión: miles de personas se congregan en el centro de la ciudad y ondean banderas búlgaras y rusas. Se cantan canciones rusas y los escolares llevan bandas con rayas negras y amarillas, símbolo del coraje militar en la Segunda Guerra Mundial. Además se depositan coronas alrededor del gran monumento al Ejército Rojo, un pilar de 40 metros de altura, en cuya cúspide un soldado soviético eleva un arma hacia el cielo. El consejo municipal decidió derribar el monumento en 1993, pero la orden nunca se llevó a cabo, porque se nadie se ha atrevido a hacerlo hasta ahora.

(ms/jov)

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