1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

Buchenwald: solidaridad en tiempos de inhumanidad

11 de abril de 2010

Sobrevivientes y veteranos de guerra estadounidenses acudieron a Buchenwald con motivo del 65 aniversario de la liberación del campo de concentración. También estuvo Jorge Semprún y dos ex-prisioneros españoles.

https://p.dw.com/p/MtIK
Viktor Savytskyi, ex prisionero de Buchenwald, presente este 11 de abril de 2010 en conmemoración de 65 años de la liberación.Imagen: dpa

Un viento helado sopló sobre la llamada Apellplatz, la explanada en donde los prisioneros del campo de concentración de Buchenwald, en el sur de Alemania, eran obligados a pasar lista dos veces al día. Cientos de personas provenientes de todos los rincones del mundo acudieron al lugar que fue liberado por tropas estadounidenses un 11 de abril de 1945. Sólo unos cuantos llevaron cobijas, pero todos aguantaron con estoicismo el clima gélido que incluso en primavera es conocido en el bosque de Ettersberg.

Provenientes de Australia, Francia, Israel y Estados Unidos llegaron unos 50 sobrevivientes que eran niños cuando el campo de concentración fue liberado. Llegaban de otros campos de exterminio, huérfanos y con la intención de que trabajaran en la fábricas existentes en dicho campo.

El presidente del Parlamento alemán, Prof. Dr. Norbert Lammert recordó que entre aquel grupo de niños que fue liberado por las tropas estadounidenses se encontraba el premio Nobel de la Paz, Elie Wiesel y el de Literatura Imre Kertéz. "En los tiempos de inhumanidad hubo en este lugar una solidaridad increíble, sin la ayuda de los prisioneros los niños no hubieran sobrevivido“, dijo Lammert.

Entre los 21.000 prisioneros que liberó la III Armada estadounidense bajo el general George S. Patton, se encontraban unos 900 niños y adolescentes. Se estima que unas 56.000 personas perecieron en dicho lugar como consecuencia del frío, el hambre, los experimentos médicos y los trabajos forzosos a los que se vieron sometidas. La mayoría de las víctimas fueron judíos.

Ahí, muy cerca de la ciudad de Weimar, en donde fue fundada la primera Constitución democrática alemana y donde Goethe y Schiller dieron gloria a las letras germanas se encuentra el terrible campo, el más famoso en Alemania. No era de exterminio directo, como Auschwitz, en la actual Polonia, en Buchenwald los prisioneros morían por extenuación. Quien llegaba ahí era para trabajar en las fábricas de armamento.

El escritor y ex- ministro de Cultura español, Jorge Semprún, quien combatió como partisano por la república y fue detenido en 1943 en París y posteriormente enviado a Buchenwald, recordó en su discurso como llegó un jeep solitario en medio del estrépito de la batalla. "Había dos hombres, uno uniformado y el otro vestido de civil, sería espía, periodista, no se sabe, pero lo curioso es que eran estadounidenses de origen judío, uno se apellidaba Fleck y el otro Tenenbaum, que fueron recibidos como héroes por los hombres en armas de la resistencia anti-facista“.

Se trata de la última ocasión a la que acuden prisioneros sobrevivientes. Semprún exhortó a mantener viva la memoria. "El último que recordará, mucho después de nuestra muerte será uno de esos niños judíos que vimos llegar a Buchenwald en febrero de 1945, evacuados de Auschwitz, después de haber sobrevivido milagrosamente al frío, el hambre, el viaje interminable en vagones de mercancías, con frecuencia en la intemperie.

Ellos darán testimonio sobre los desaparecidos, los náufragos, los escapados, los judíos y no judíos“, dijo Semprún mientras detrás de él ondeaban las banderas de 35 países, los países de donde provenían los prisioneros.

Autora: Eva Usi
Editor: José Ospina-Valencia