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Bolivia e Irán: los “antiimperialistas”

Pablo Kummetz
14 de octubre de 2022

La afinidad de Bolivia con ciertos países tiene su origen en el "antiimperialismo". Un “imperialismo” representado por los EE. UU. Es una postura común en la izquierda dogmática latinoamericana, dice Pablo Kummetz.

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Luis Arce y Evo Morales.
Luis Arce (dcha.), presidente de Bolivia, y el expresidente boliviano Evo Morales. (Archivo).Imagen: Getty Images/AFP/R. Schemidt

Para la izquierda dogmática y, a menudo, para la no tan dogmática, EE. UU. es el origen de todos los males de América Latina. Y, como "el enemigo de mi enemigo es mi amigo”, no puede sorprender que los grandes "antiimperialistas” Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua y El Salvador se abstuvieran recientemente en la ONU de condenar la invasión de Ucrania por parte de Rusia.

En su visita a Irán en 2010, Evo Morales dijo que Bolivia y la República Islámica tienen "una conciencia revolucionaria idéntica que permite la expansión de las relaciones y da cuenta de la proximidad de los dos Estados." En mayo de 2013, después que Bolivia expulsara a la USAID del país, Irán se convirtió en el principal cooperante del Estado Plurinacional, con una promesa de 1.100 millones de dólares en ayuda e infraestructuras.

Y ahora esto: según la agencia oficial iraní Irna (que más tarde borró el contenido), el pasado domingo, Romina Pérez, la embajadora de Bolivia en Irán dijo que las protestas por la muerte de una joven encarcelada en Irán por no llevar el velo correctamente son "disturbios” alentados por "agitadores sionistas británicos y estadounidenses”.

Pablo Kummetz, columnista invitado de DW.
Pablo Kummetz, columnista invitado de DW.

Es inconcebible que un país democrático apoye la violación de los derechos más elementales de las mujeres y eche las culpas al "imperialismo”, y en particular, el "sionista”. No menos a estupor llama que Bolivia, que entre sus metas de política exterior declara la de "consolidar los sistemas democráticos en los países de América Latina y preservar los derechos humanos”, se manifieste solidario con países en los que estos brillan por su ausencia. Una mayúscula contradicción.

¿No será que el problema de fondo es que Gobiernos e intelectuales "antiimperialistas” latinoamericanos a menudo no creen en la democracia representativa, por "burguesa"? Quieren una "democracia popular", parten de una filosofía política que pone en el foco no al individuo concreto (de lo cual se derivan los derechos humanos individuales), sino al colectivo abstracto "pueblo" (cuyos intereses interpreta el "partido” y que no posee derechos individuales, sino "colectivos").

En ese marco es comprensible que los valores de la libertad, los derechos humanos, el Estado de derecho, la división de poderes y la tolerancia pasen a un segundo plano. De allí a pactar con todos los "antiimperialistas”, sean del color que sean, una tiranía o un sistema totalitario, hay un pequeño paso.

La Cancillería de Bolivia pidió el martes el retorno inmediato de la embajadora, para conocer su informe sobre sus presuntas declaraciones. Ella dijo que fueron manipuladas, negó haberlas hecho "en esos términos” y anunció que inició gestiones para denunciar al medio que "distorsionó” sus palabras. Es de esperar que así sea. 

(cp)