La alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, la chilena Michelle Bachelet, denunció este lunes (06.12.2021) la sentencia de cuatro años de prisión que el régimen militar birmano impuso a la dirigente Aung San Suu Kyi. Los golpistas responsabilizaron a la ex Consejera de Estado de incitar a la disidencia contra los militares y romper las reglas sanitarias contra el coronavirus.
Para Bachelet, que exigió la inmediata liberación de la política de 76 años, se trató de "un juicio amañado con un procedimiento secreto ante un tribunal controlado por militares” y motivado políticamente. La alta comisionada resaltó que esta decisión, además de privar de libertad a la Nobel de la Paz, "cierra una puerta al diálogo político” y "solo profundizará el rechazo al golpe”, que tuvo lugar el 1 de febrero bajo el argumento de un supuesto fraude electoral.
Bachelet aseguró que los militares "intentan instrumentalizar las cortes para remover toda la oposición política”. Contra Suu Kyi, señaló la alta comisionado, aún pesan cargos por corrupción y fraude electoral, y recordó que desde el golpe más de 10.000 opositores han sido detenidos, y al menos 175 han muerto en custodia, "la mayoría debido a falta de atención médica o tortura”.
Un manifestante porta una fotografía de Suu Kyi.
Asfixiar las libertades
Amnistía Internacional, en tanto, aseguró que la junta militar lo que busca es "asfixiar las libertades” del pueblo birmano. "Las severas sentencias infligidas a Aung San Suu Kyi por estas falsas acusaciones son el último ejemplo hasta ahora de la determinación del ejército para eliminar y asfixiar las libertades en Birmania", afirmó la ONG en un comunicado.
Por su parte, el gobierno británico calificó la condena de "intento atroz de reprimir a la oposición y suprimir la libertad y la democracia". La ministra de Exteriores, Liz Truss, llamó al régimen a liberar "a los presos políticos, entablar un diálogo y permitir el retorno a la democracia". La Unión Europea también condenó la sentencia contra Suu Kyi, que para Bruselas estuvo "motivada políticamente”.
"La Unión Europea reitera su urgente llamado a la liberación inmediata e incondicional de todos los presos políticos, así como de quienes han sido detenidos de forma arbitraria desde el golpe”, dijo el encargado de Exteriores de la Unión, Josep Borrell.
DZC (Reuters, AFP)
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Crece la ira y la tristeza en Birmania
Continúan las manifestaciones masivas
A pesar de las brutales acciones del ejército, cientos de miles de personas en Birmania protestan cada fin de semana contra el golpe militar y por el regreso de la democracia, como lo hicieron aquí, en la ciudad de Mandalay. Los tres dedos levantados de quienes protestan es una señal que hacen con la mano como gesto de protesta y que viene de la serie de películas "Los juegos del hambre".
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La dura represión policial
Las fuerzas de seguridad atacaron nuevamente a los manifestantes con gases lacrimógenos y balas de goma. Las imágenes en las redes sociales también muestran barricadas en llamas. El 1 de febrero, los militares dieron un golpe de estado contra el gobierno de Suu Kyi. La mujer, de 75 años, había ganado las elecciones parlamentarias de noviembre pasado por un claro margen.
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Sin escapatoria
La policía persigue a un grupo de manifestantes por el pasillo de un edificio. A pesar de la presión internacional, los militares continúan utilizando la violencia para contener las protestas en todo el país. La enviada especial de la ONU para Birmania, Christine Schraner Burgener, pidió a los miembros del Consejo de Seguridad que escuchen los "llamados desesperados" del pueblo de Birmania.
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Barrera mortal de arena
Los manifestantes están bloqueando las calles en numerosas ciudades, construyendo barricadas con ladrillos y sacos de arena. Una de estas operaciones terminó fatalmente para un activista: en Mandalay, un hombre recibió un disparo fatal en el cuello. El joven, de 26 años, había ayudado a levantar barricadas para detener a las fuerzas de seguridad.
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Resistencia de muchos
Un soldado vigila a un hombre en las calles de Mandalay. La resistencia en Myanmar cuenta con el apoyo de actores muy diferentes: jóvenes manifestantes y la llamada "Generación Z", pero también del "Movimiento de Desobediencia Civil". Después del golpe, los médicos y enfermeras inicialmente se negaron a trabajar bajo el gobierno militar.
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Imágenes prohibidas
Jóvenes manifestantes con escudos protectores hechos por ellos mismos y policías se enfrentan en las calles de las ciudades. Muchas personas en Myanmar apenas ven imágenes de este tipo o similares. La junta militar está tratando de detener la difusión de información sobre las protestas y su represión bloqueando Internet y censurando la red social Facebook.
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El poder de las faldas
Los manifestantes están utilizando un medio muy inusual: las tradicionales faldas de mujer. Las llamadas "longyui" se cuelgan de cuerdas en las calles de la ciudad y tienen como objetivo evitar que las fuerzas de seguridad utilicen la violencia contra los manifestantes. Esto tiene que ver con la creencia popular de que las faldas de estas mujeres pueden debilitar la fuerza de los hombres.
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Superstición y barrera de género
Algunos soldados se niegan a tocar una 'longyi' femenina (falda) por temor a que esto les arruine la suerte en el combate. "Cuando los residentes cuelgan su 'longyi', ellos (soldados y policías) no pueden salir a la calle, primero tienes que quitarlas del camino", explica Thinzar Shunlei Yi, un manifestante de Yangon.
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Crece el número de muertos
Los familiares lloran en Yangon junto al lugar donde murió un familiar durante las protestas. Según las Naciones Unidas, al menos 55 personas han muerto desde el golpe militar a principios de febrero. Solo el miércoles (03.03.2021), 38 personas murieron en las manifestaciones. El número podría seguir aumentando, muchas personas resultaron heridas, algunas de gravedad.
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El dolor es grande, el enojo también
También en este funeral en Rangún, los manifestantes levantan la mano en un gesto simbólico de batalla. Las personas a las que lloran fueron baleadas en una protesta, al igual que este joven que se puede ver en la imagen. "Lucharemos hasta el final. La revolución debe ganar": así terminan muchas entrevistas con manifestantes, como informa en Twitter el periodista Cape Diamond.
Autor: Stephanie Höppner, Florian Görner