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Apoyo de Cuba a Venezuela: estrategia de conveniencia

Amir Valle
28 de enero de 2019

Cuestionarse la responsabilidad cubana en la actual crisis política en Venezuela es desconocer ciegamente una sucesión de hechos irrefutables que demuestran la ya larga injerencia castrista en la era de Chávez y Maduro.

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Kuba Havanna - ALBA Gipfel: Miguel Diaz-Canel und Nicolas Maduro
Imagen: Getty Images/AFP/E. Mastrascusa

El apoyo cubano a Maduro no debe asombrar a nadie. Desde que en 2015 Maduro desconoció el parlamento elegido por la mayoría de los venezolanos, creó un parlamento paralelo (la Asamblea Nacional Constituyente) y modificó a su conveniencia el Tribunal Supremo y el Consejo Nacional Electoral, se filtró la información de que seguía orientaciones cubanas recibidas en una visita que, casualmente, hizo a la isla días antes de las elecciones.

Ya desde ese momento, Raúl Castro pronosticó para el gobierno usurpador de Venezuela "días de fuerte lucha, de acoso internacional, de bloqueos, de limitaciones; pero también serán días de creación y trabajo para los revolucionarios y todo el pueblo venezolano que, como hasta hoy, no estará solo y nos tendrá a los cubanos, en la primera fila de la solidaridad militante y más comprometida con su causa”.

Ideología vs Oportunismo

"La ideología y la conveniencia política se alían aquí muy sólidamente", ha dicho el periodista cubano Carlos Alberto Montaner, considerado uno de los más respetados expertos en el tema Cuba. La estabilidad del gobierno de Maduro era vital para Fidel, fue vital para Raúl, pero es aún más esencial para el actual presidente, que no posee la mítica histórica de los hermanos Castro y su generación. Cualquier colapso político en Venezuela podría ser también el colapso para el proyecto comunista en la isla, asegura Montaner.

A las denuncias que hacen hoy los seguidores de Juan Guaidó sobre el peligro de la injerencia cubana en estos momentos, hay que sumar las evidencias mostradas por figuras de la oposición como María Corina Machado, el general Carlos Peñaloza (cuyo libro El imperio de Fidel: petróleo e injerencia cubana en Venezuela es un documento muy ilustrador), magistrados chavistas que han desertado (Christian Zerpa es el más reciente) e incluso la exFiscal General Luisa Ortega, quien ofreció nombres y detalles de la intervención cubana en el control de las cédulas de identidad y pasaportes, de las redes institucionales de PDVSA, de la manipulación del sistema electoral y de ministerios públicos de primera importancia.

Otro detalle: mientras Guaidó convoca nuevas protestas, Maduro participa en maniobras que pretenden mostrar el poderío militar de su gobierno. Es lo que siempre ha hecho Cuba ante cualquier amenaza de agresión por parte de Estados Unidos. Nadie duda ya que el gobierno cubano interviene directamente con una poderosa presencia que, en palabras del Secretario General de la OEA, Luis Almagro, alcanza aproximadamente la cifra de 15.000 militares y fuerzas de seguridad que actúan ‘como un ejército de ocupación'. Controla esta esfera a través del comando GRUCE, grupo de militares cubanos que coordinan asuntos como la compra de armamento, la estrategia de defensa ante agresiones externas y la formación militar en las diez escuelas militares que hoy tiene Venezuela.

La seguridad de Maduro y la alta nomenclatura, así como las labores de espionaje y represión de la oposición y de los movimientos antigubernamentales se gestionan desde el SEBIN, donde manda el general Christopher Figuera, quien como denunciara el general retirado y exministro venezolano exiliado en Estados Unidos Hebert García Plaza, "es un hombre que tuvo formación en Cuba, en protección y custodia de personalidades. Siempre estuvo muy cerca de los asesores cubanos y fue el que les abrió las puertas a los cubanos del DGCIM (la contrainteligencia militar cubana).

El posicionamiento de países ante el conflicto venezolano reproduce el modelo de los tiempos de la Guerra Fría, a favor de Cuba entonces; hoy a favor de la Venezuela de Maduro. Y Cuba, junto a Rusia, protagoniza esa defensa. Es una simple cuestión de parasitismo político: Rusia ha dejado claro que la colaboración con Cuba será, en primer orden, en tecnología de espionaje y militar, no volverá a ser el tanque de petróleo barato del cual vivió la isla durante más de tres décadas.

La realidad se impone: pese a los "cambios" del Raulismo, Cuba se hunde en el desabastecimiento y el caos económico, al punto de no contar ni siquiera con harina para el único alimento que el Estado siempre garantizó a su pueblo: la ración diaria de pan. Y aunque los suministros de petróleo de Venezuela han disminuido desde los 100 mil barriles diarios que recibía a los poco más de 40 mil que recibe actualmente, el neocastrismo y su títere, Miguel Díaz Canel, necesitan de ese aliento para impedir un colapso definitivo en la isla.

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