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APAC en Brasil: cárceles sin guardias, armas ni violencia

Astrid Prange De Oliveira
27 de abril de 2021

Los centros de recuperación APAC en Brasil se centran en la rehabilitación de los condenados. Un proyecto de la UE espera que la idea llegue a otros países latinoamericanos.

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El lema de la APAC de Brasil: "Aquí entra el hombre. El delito queda fuera”.
El lema de la APAC de Brasil: "Aquí entra el hombre. El delito queda fuera”.Imagen: youtube.com/AVSI Brasil

Marlon Samuel da Silva se muestra nostálgico de su tiempo entre rejas, de la rutina diaria, la comunidad y los conciertos que él daba.

Este hombre de 40 años pasó 11 en la cárcel tras ser condenado por delitos relacionados con el tráfico de drogas. Pero solo estuvo entre rejas simbólicamente, pues la mayor parte de ese tiempo lo pasó en una instalación especial donde podía deambular libremente, sin vigilantes ni armas. La Asociación para la Protección y Asistencia a los Condenados (APAC), que promueve la justicia restaurativa, ha establecido 60 centros de recuperación que, en la actualidad, acogen a 4.000 condenados.

Aquí los condenados no son reclusos. Son "recuperandos”, gente que está en proceso de recuperación, y se les llama por su nombre de pila. No llevan uniforme e incluso ayudan en la gestión del establecimiento, encargándose de la cocina, la limpieza y la lavandería. Eso sí, están obligados a cumplir con una estricta rutina, aunque eso tiene como objetivo rehabilitarlos en la sociedad.

El exrecluso Marlon Samuel da Silva.
El exrecluso Marlon Samuel da Silva.Imagen: Privat

"Suena raro, pero echo de menos esa rutina”, dice da Silva, a quien le gusta tocar la guitarra. "Hubo momentos maravillosos y me desplazaba mucho”. Solía dar con frecuencia conciertos en otros centros de la APAC.

No solo echa de menos la vida cotidiana allí, sino que también extraña el reconocimiento y el sentimiento de autoestima que tenía. "Me sentía valorado”, recuerda, mientras explica la importancia de eso para exdrogadictos, como él. "No pueden lidiar con las emociones negativas. Por eso las aportaciones positivas son tan importantes para su recuperación”.

"Ni siquiera un perro aguantaría”

El reconocimiento y los aportes positivos no forman normalmente parte de la vida diaria en las cárceles brasileñas, que a menudo se vinculan con los abusos, la tortura, los motines y el crimen organizado.

Brasil tiene una población reclusa de unas 760.000 personas, la tercera en el mundo tras China y Estados Unidos. De acuerdo con la base de datos de World Prison Brief, la tasa de ocupación de sus cárceles el del 151%, comparado con el 121% en Colombia.

Marlon da Silva todavía no se ha recuperado de sus experiencias en el "sistema normal”.

"Pasé un año ahí y sufrí enormemente”, dice. "A veces hay más de 30 personas en una celda de nueve. Ni siquiera un perro aguantaría”.

En los centros de la APAC no se produce ese hacinamiento, y la tasa de reincidencia es del 15%, en comparación con el 85% de los establecimientos tradicionales. Las listas de esperas para estos centros son muy largas. Pero el costo es menor. Cuesta el equivalente a 250 euros (302 dólares) mensuales detener a alguien en un centro de la APAC, frente a los 644 euros que eso supone en otro tipo de instituciones. Los centros de APAC son más baratos porque no hay que pagar a vigilantes armados.

Condenadas en un centro APAC de Piracicaba.
Condenadas en un centro APAC de Piracicaba.Imagen: FBAC

"No hay vigilantes armados ni agentes de policía en ninguno de los 60 APAC”, dice a DW Denio Marx Menezes, de la Fraternidad de Asistencia a los Condenados (FBAC), que gestiona estos centros de detención alternativos, establecidos por el abogado católico Mario Ottoboni en los años setenta del siglo pasado. Ottoboni estaba convencido de que era imposible rehabilitar a los reclusos en el sistema penitenciario brasileño. Su máxima era: "La gente entra aquí, los crímenes se quedan fuera”. Abrió el primer centro APAC en Sao José dos Campos, en el estado de Sao Paulo, en 1976.

La APAC ha encontrado apoyo en la Unión Europea. En 2016, un proyecto europeo empezó a intentar trasladar la idea a otros países sudamericanos como un instrumento para reforzar la sociedad civil y promover los derechos de los condenados. "La iniciativa debería combatir la tortura y todas las formas de abuso, y promover los APAC como un modelo global de alternativa al caótico sistema penitenciario tradicional”, dice el proyecto.

El principal socio de la UE es AVSI, una ONG brasileña encargada de implementar este sistema junto con los ministerios de Justicia de Brasil, Chile, Costa Rica y Colombia. (eal/cp)