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SaludPortugal

Almeja tóxica "experimental" amenaza a Portugal y España

30 de julio de 2021

Expertos han recurrido a un tipo de almeja que ha acabado convirtiéndose en un problema de salud pública, poniendo en riesgo la vida de miles de personas que podrían consumir la especie invasora.

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Almejas japónica frescas ("Venerupis philippinarum", "Ruditapes phlippinarum"). (Foto de referencia)
Almejas japónica frescas ("Venerupis philippinarum", "Ruditapes phlippinarum"). (Foto de referencia) Imagen: Alexandra Schuler/dpa/picture alliance

La almeja japónica, tóxica para los humanos, está llegando a los consumidores en Portugal y en España a través de redes furtivas. Lo que comenzó como un "experimento medioambiental", para depurar "mercurio, plomo y cadmio" y absorber las biotoxinas de las aguas del río Tajo y el Sado, ha acabado convirtiéndose en un problema de salud pública que pone en riesgo la vida de miles de personas que podrían consumir la especie invasora.

A pesar de su alta toxicidad, puede ser consumida si ha sido sometida a niveles de depuración adecuados, pero, en su mayoría, es obtenida furtivamente, suele estar mal descontaminada e intoxica al consumidor provocando graves consecuencias que pueden llegar incluso a la muerte. 

Tráfico con la almeja japónica

El problema ha crecido en los últimos años. Las redes de furtivos que trafican con la japónica pueden llegar a capturar hasta 14 toneladas diarias. Tras un proceso de limpieza insuficiente y documentos falsos, las almejas pueden terminar en los supermercados de España y Portugal, pese a no ser aptas para el consumo sin el adecuado tratamiento.  

"Fueron introducidas artificialmente para filtrar la toxicidad" del agua, relata el jefe de la División Técnica Ambiental de la Guardia Nacional Republicana (GNR), el teniente coronel Ricardo Vaz Alves, sobre una idea de que los bivalvos retuviesen en su cuerpo el mercurio, plomo, cadmio y biotoxinas presentes en la ría. 

Su eliminación es "casi imposible"

Este "experimento" llevó a la almeja japónica al Tajo, a su paso por Lisboa, y al río Sado, en Setúbal, a unos 40 kilómetros de la capital. La eliminación ahora "es casi imposible", reconoce el teniente coronel de la GNR. 

Desmantelar el tráfico de este bivalvo es "un foco prioritario" para las autoridades de Portugal y España, por eso la GNR y el Seprona, el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil española, trabajan en conjunto para frenar este delito.  

Las inmediaciones del puente Vasco da Gama (foto), el más largo de Europa, que enlaza Lisboa con Alcochete, al otro lado del Tajo, es uno de los lugares más frecuentados por los furtivos.
Las inmediaciones del puente Vasco da Gama (foto), el más largo de Europa, que enlaza Lisboa con Alcochete, al otro lado del Tajo, es uno de los lugares más frecuentados por los furtivos. Imagen: Michalakis Ppalis/Zoonar/picture alliance

Miles de pescadores recogen la almeja ilegalmente

En una de sus últimas operaciones, el pasado mayo, fueron incautadas 1,5 toneladas de japónica no aptas para el consumo. Es solo un ejemplo, porque las redadas que se repiten a lo largo del año. Solo frente a Lisboa, en la otra orilla del Tajo, en las cuencas de Seixal, Barreiro y Montijo, se estima que unos 1.400 pescadores recogen la almeja ilegalmente, según datos de la GNR. 

"No son solo los mariscadores, hay toda una cadena por arriba" relata Vaz Alves, que detalla que en la operación conjunta con el Seprona se incautaron "coches de mucho valor", lo que lleva a las fuerzas de seguridad a pensar que el tráfico de bivalvos es solo una "actividad paralela" de estas organizaciones delictivas. 

Alto nivel de toxicidad

Bajo el puente Vasco de Gama, las aguas del Tajo tienen un alto nivel de toxicidad, llegan a la "clase C", según el instituto de meteorología portuguesa. El río Sado, sin embargo, tiene menos contaminación, categoría B, lo que supone que "el nivel de depuración y de tratamiento es mucho más barato y sencillo", explica Vaz Alves.  

Una práctica habitual de los furtivos es "adulterar el origen" de las almejas, es decir, capturarlas en el Tajo y certificar que son del Sado, para seguir un nivel de depuración menos. La mayor parte de las capturas son transportadas por intermediarios a España, fundamentalmente a los puertos de Vigo y Pontevedra, donde se entrega a los establecimientos acuícolas. 

Muchos de estos establecimientos "conocen el origen de los bivalvos", según la GNR, y para adquirirlos necesitan que el documento de registro indique "clase B". Las redes delictivas blanquean los documentos de registro y la almeja sale para España en furgonetas preparadas que hacen movimientos casi diarios. Desde España son comercializadas hacia toda Europa. 

FEW (EFE)