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Alemania: ¿podría un "fascista" gobernar un estado federado?

Hans Pfeifer
16 de enero de 2024

La Alternativa para Alemania (AfD) aspira a gobernar un estado federado. Su candidato, Bjorn Höcke, podría ganar en 2024 las elecciones regionales de Turingia. Expertos temen graves consecuencias para la democracia.

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Björn Höcke.
Björn Höcke quiere ser primer ministro de Turingia.Imagen: imago images

Ante las recientes revelaciones de la red Correctiv sobre planes secretos de políticos del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) y varias personas ultraderechistas para expulsar a inmigrantes de Alemania, cada vez son más los analistas, sobrevivientes del Holocausto e investigadores del fenómeno del extremismo que advierten de las consecuencias que tendría el auge de ese partido para el país. El presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, exhorta a estar atentos. Y también cobra impulso la discusión sobre una prohibición de la AfD, en vista de su radicalización.

Al mismo tiempo, la AfD aspira al poder tras años de estar en la oposición. Este 2024 podría conseguir importantes éxitos políticos, ya que, además de las elecciones al Parlamento Europeo, hay en la agenda varios comicios a nivel regional y comunal. Las encuestas prevén que ese partido de extrema derecha podría convertirse en la principal fuerza política en el este de Alemania. En el pequeño estado federado de Turingia, pretende incluso conquistar la jefatura del gobierno regional, con una figura especialmente radical, la de Björn Höcke.

El historial de Höcke

Höcke es el jefe de la bancada de la AfD en el parlamento de Turingia. Exprofesor de escuela secundaria, Höcke participó en una marcha neonazi e incluso la cúpula de su propio partido se mostró hace años convencida de que había publicado textos de una "enorme cercanía al nacionalsocialismo” bajo el seudónimo de "Landolf Ladig". Höcke negó las acusaciones, pero se rehusó a firmar una declaración jurada al respecto.

Por ese motivo, en 2017, el partido AfD solicitó, infructuosamente, su expulsión del partido. Entretanto, la AfD se ha radicalizado, acercándose a la postura de Höcke.

Desde el final del criminal régimen nazi, dirigido por Hitler entre 1933 y 1945, cualquier forma ideológica o simbólica de aproximación al nacionalsocialismo es considerada políticamente inaceptable en Alemania.

Pero, hoy en día, numerosos funcionarios de la AfD han llamado la atención por su cercanía ideológica al nazismo. Björn Höcke puede ser calificado incluso de "fascista”: es un juicio valórico, basado en "hechos comprobables”, según un veredicto del tribunal administrativo de Meiningen, de 2019.

Ventaja en las encuestas

En las elecciones que se realizarán el septiembre de 2024 en Turingia, Björn Höcke podría convertirse en el primer gobernante regional de extrema derecha de la postguerra en Alemania.

En un encuentro de la AfD, celebrado en noviembre de 2023, Hocke anunció amplias medidas en caso de ser electo. "Pondremos fin a la lucha contra la derecha”, prometió a sus seguidores.

Höcke, en una marcha en Turingia, en 2018.
Höcke, en una marcha en Turingia, en 2018.Imagen: Kai Horstmann/imago images

El renombrado portal en línea "Verfassungsblog” (Blog de la Constitución) esbozó en diciembre pasado un escenario en que un extremista de derecha podría convertirse en primer ministro regional. La clave está en el cargo, políticamente deslucido, del presidente del parlamento regional, que recae tradicionalmente en el partido más votado en las elecciones locales. En Turingia, la AfD lleva claramente la delantera, según las encuestas. En consecuencia, tiene esperanzas fundadas de poder obtener ese cargo.

"Inmenso daño a la democracia"

"Verfassungsblog” advierte de las consecuencias: "Es inmenso el daño que un partido autoritario populista puede causar con ayuda de ese cargo a la democracia en general”. Porque el presidente del parlamento regional organiza el funcionamiento de la labor parlamentaria.

El portal estima que "la AfD no comparte el interés común en un Parlamento operativo”. Porque "vive del relato de que las elites deben ser sustituidas y la democracia no funciona. No deriva su pretensión de poder de los procedimientos democráticos, sino que se homologa al pueblo”.

Además, en Turingia el presidente del Parlamento tendría la posibilidad de nombrar al primer ministro, aunque este no obtuviera una mayoría absoluta parlamentaria. Para ello bastaría una mayoría relativa en una tercera votación.

Eso solo se podría evitar con una alianza sui géneris: los conservadores cristianodemócratas y La Izquierda socialista tendrían que ponerse de acuerdo en un candidato conjunto. Pero ambos partidos son enconados adversarios políticos en Alemania, y especialmente en Turingia.

(ers/ms)