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Última salida: Alemania

15 de junio de 2003

El gobierno alemán lleva años haciendo propaganda para atraer a estudiantes extranjeros. El éxito de la campaña tiene un lado oscuro: el sistema no puede dar abasto.

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Estudiantes frente al "Reichstag" en Berlín.Imagen: AP

Durante los últimos seis años, el número de estudiantes extranjeros en Alemania ha crecido en un 40%. El gobierno interpreta este aumento como éxito de una campaña en la que ha promovido las universidades del país en ferias de educación y asambleas estudiantiles. Además invirtió en establecer carreras en inglés. Asimismo, muchas facultades ajustaron su sistema de títulos académicos al nivel internacional, ofreciendo ahora carreras que terminan con el grado de "bachelor" o "master".

Segunda opción

Mientras tanto, la euforia por los huéspedes, que actualmente llegan a ser unos 200.000, está decreciendo. Los departamentos universitarios que tramitan las solicitudes están sobrecargados. La Universidad de Francfort, por ejemplo, tarda casi medio año en responder a las demandas. Tampoco hay suficientes plazas en las residencias para los estudiantes extranjeros.

Student Abushev Uni Eichstätt
Kavus Abushev, de Aserbaijan es oyente en la Universidad Católica de Eichstätt.Imagen: dpa

Por si fuera poco, la gente que se atrae tampoco es siempre la que se deseaba. El gobierno alemán pretendía atraer a estudiantes bien cualificados, a las élites de sus países, pensando en que algún día iban a pasar a tomar las decisiones en sus lugares de origen. Preferiblemente, en favor del país en el cual estudiaron. Pero, según Axel Hunger, profesor de ingeniería en Duisburg, "los postulantes muy pocas veces tienen calificaciones sobresalientes". Según una encuesta del ministerio alemán de Educación, la mitad de los estudiantes que solicitan una plaza en una universidad alemana ya han sido rechazados en otros países, como Estados Unidos o Inglaterra. Alemania es sólo la segunda opción.

Sistema sobrecargado

Según los expertos, el problema radica en los fundamentos del sistema educativo alemán, basado en la igualdad de oportunidades. Por buena que sea esa idea, en la práctica provoca algunas dificultades.

Primero, la educación universitaria en Alemania es gratis. En consecuencia, si aumenta la concurrencia a la universidad, no significa que crezca también el presupuesto y el personal. Segundo, en algunos estados federados existen leyes que restringen la posibilidad de seleccionar a los estudiantes por cualificación, lo que vale incluso para los postulantes extranjeros. Alemania, entonces, podría llegar a ser un puerto para los menos aptos, temen los más pesimistas.

Por lo tanto, el sistema está sobrecargado. No sorprende entonces, que los que pueden elegir prefieran países donde existan las mejores condiciones para estudiar. En Inglaterra, el 90% de los estudiantes extranjeros que empiezan una carrera logra titularse. En Universidad de Aachen, por ejemplo, después de ocho años de estudios sólo un 20% termina la carrera, lamenta Werner Weber, director del departamento de extranjeros.

Incapacidad de reformas

Al mismo tiempo, los estudiantes extranjeros luchan con los mismos problemas que sus compañeros alemanes: demasiados alumnos en los cursos, una administración sobrecargada, falta de asesoramiento.

Se ha discutido bastante sobre las medidas para mejorar la eficacia de las universidades alemanas. Hasta ahora, sin resultado. Según el secretario general del Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD), Christian Bode, el caso de los estudiantes extranjeros demuestra una vez más la resistencia del sistema universitario alemán a la reforma.