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Warentest: la prueba de calidad

Irene Haider/mb4 de diciembre de 2004

Hace cuarenta años se creó una fundación que se ha convertido en una garantía de calidad: Warentest. La buena o mala nota que reciban los productos que someten a examen determina, a menudo, su éxito en el mercado.

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Una máquina esecial para probar la calidad de los colchones.Imagen: Stiwa

Muy bueno, bueno, satisfactorio, suficiente, deficiente: una vez por mes, la Fundación Warentest, que en alemán significa “prueba de mercancía”, reparte estas calificaciones. Siempre le toca a un ramo de la industria. Se puede tratar tanto de peladores de papas como de sopas instantáneas; de antenas parabólicas como de seguros para puertas. También de viajes o inversiones bancarias. En los cuarenta años de historia de esta institución independiente, casi cualquier producto alemán ha pasado por su prueba.

Si se toma una bicicleta, se examinará si es segura, robusta y si no es un riesgo para la salud. En esto último interviene la calidad de sus amortiguadores, por ejemplo. La ecología también forma parte de los criterios: ¿son sus piezas reciclables? También se examina si sus instrucciones de manejo y cuidado son inteligibles, y cuán buena es la relación calidad/precio.

Una historia de calidad

Das von Stiftung Warentest zur Verfügung gestellte Foto zeigt die Titelseite des April-Heft 1966 des Stiftung Warentest-Magazins.
Portada de la revista Warentest de abril de 1966.Imagen: AP

Todo empezó el 16 de septiembre de 1964, cuando el gobierno de ese entonces decidió crear una fundación independiente para comprobar la calidad de los productos. El 4 de diciembre de ese mismo año comenzó sus actividades. Hasta hoy, Warentest es para los alemanes el sello de calidad más importante. Generalizada es la opinión de que antes de comprar una aspiradora, una cocina, una lavadora de platos, una computadora primero hay que consultar las revistas que edita la Fundación Warentest. También en el momento de comprar, si el sellito rojo con blanco está sobre el producto, y si “muy bueno” o “bueno” se leen en su etiqueta, el desembolso se efectúa con mayor facilidad.

A nuevos productos, nuevos tests

Hace 40 años la especialidad eran las máquinas de coser y otros electrodomésticos. Hoy se trata más bien de aparatos hightech como computadoras o reproductores DVD. Las cámaras fotográficas están entre los artículos que la fundación prueba con mayor regularidad. “Las cámaras digitales no existían hace cinco años, y las innovaciones técnicas que ello conlleva hacen que nuestros clientes necesiten información adicional”, explica Werner Brinkmann de Warentest.

Los elegidos

El público tiene voz y voto en los artículos que pasan por el examen de la Warentest; a través de sus cartas. Por otro lado, la frecuencia de nuevos productos en un ramo determinado es el criterio para que les toque en suerte el pasar por este examen, que algunas veces es hasta temido. Ciertos resultados han ocupado titulares en la prensa: por ejemplo, cuando probaron los andadores para bebés, y todas las marcas recibieron la nota “deficiente”. La probabilidad de un accidente era demasiado grande. Y lo curioso es que los andadores desaparecieron de los comercios alemanes.

Su independencia genera confianza

Aunque existen otras revistas sobre control de calidad de productos, la ventaja que sobre ellas tiene Warentest es su independencia: en un 90% se financia por la venta de su revista. Sólo en un 10% la subsidia el ministerio de Protección al Consumidor. Y no hay anuncios. Además, los empleados de la Fundación Warentest adquieren personal y anónimamente los artículos, como un cliente normal en la tienda. Es decir, las empresas no los suministran, con lo cual no hay contacto con ellas.

Sin embargo es casi una cosa natural que las empresas intenten manipular los resultados: pidiendo no ser examinados, por ejemplo. “A ésos no les hacemos caso”, explica Brinkmann. El caso contrario también existe: cuando una empresa quiere pasar por la prueba, puesto que espera un resultado positivo. En ese caso, el sellito con la buena nota se traduce en una buena propaganda, a bajo costo.