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Un poco de aire fresco

DW WORLD27 de marzo de 2008

La concordia que privó durante la visita de Nicolas Sarkozy a Gran Bretaña no alcanza para acabar con los problemas políticos internos del presidente francés, dicen editorialistas.

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Sarkozy,al fondo, contempla a su esposa Carla Bruni y al príncipe Philip.Imagen: AP

El Neue Osnabrücker Zeitung, de la ciudad alemana de Osnabrück, comenta la visita del presidente francés a Londres: “Con su ofensiva de encantos, el presidente francés se ha ganado a sus vecinos británicos. Con adulación, grandes planes conjuntos y, en resumen, una nueva fraternidad, el congelado ambiente vuelve a conocer la tibieza. Hay una meta adicional: Sarkozy, vapuleado por su aparente banalidad, busca ser reconocido como un jefe de Estado serio. La pompa británica puede acercarlo a ese objetivo, o por lo menos su colega Brown, que pierde él mismo popularidad interna. Para la Unión Europea, la visita de Sarkozy a Londres es de suma importancia. Puede ganarse mucho, si es que el líder francés logra una mayor integración de los británicos dentro del bloque comunitario. Pero también puede perder si los ambiciosos proyectos bilaterales –por ejemplo, en materia de energía, medio ambiente o seguridad- son los que dominan la agenda.”

La influencia de Carla

El Times, de Londres, coincide: “Tenemos ahora a un nuevo y más tranquilo Sarko; un estadista y no más un microgerente que corre a las cantinas a negociar con los sindicatos. La visita a Windsor ha llevado a Sarkozy a reconciliarse con sus electores. Se dice ahora que el presidente francés estaba malhumorado pues el crecimiento económico se ha estancado y amenaza con parar sus ambiciones. Ahora se le ve más relajado. El primer minsitro, Fillon, atribuye este cambio a la influencia de su nueva esposa, Carla.”

Seducción a la francesa

El Corriere della Sera también se refiere a la figura de la ex modelo y cantante, que ahora es la esposa de Nicolas Sarkozy: “El presidente francés seduce a Londres con ayuda de Carla. ¿Cuál ha sido el factor más importante para ello? ¿La capa en estilo de los años sesenta, o el sombrero que recuerda a Jackie Kennedy? ¿O acaso es más relevante la promesa de enviar mil soldados más a Afganistán, o la participación en grandes proyectos energéticos y en la lucha contra el cambio climático? Porque tras el primer día de la visita de 36 horas, las opiniones sobre estos temas a ambos lados del Canal de La Mancha parecían aún algo distanciadas.”

Un poco de aire

Finalmente, en Francia, el Dernières Nouvelles d'Alsace opina lo siguiente: “La ventaja de este tipo de visita es que el riesgo político y diplomático es prácticamente nulo… a menos de que alguien tenga intenciones alevosas. El discurso de Sarkozy en Westminster no careció del todo de sustancia. Finalmente, Sarkozy habló ante un Parlamento que mira con desconfianza a la Unión Europea. Al mismo tiempo, las palabras resultaron inocuas. Así que Gordon Brown no tuvo más que aprobarlas sin necesidad de escudriñar en el baúl de recuerdos y asociaciones en la inagotable relación franco-británica. El episodio, picaresco y divertido a la vez, le da un poco de aire en medio de una actualidad que le es desfavorable. Pero se trata tan sólo de una pausa, y no de un nuevo aliento.”