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Un "Plan Marshall" para África

27 de junio de 2002

El grupo Grupo de los 8 aprobó, en ceremonia solemne, un nuevo plan de cooperación con África. Es uno de los hechos destacados de la cumbre de Kananaskis, junto a la acogida de Rusia en el club.

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El G-8, en pleno, en Kananaskis.Imagen: AP

"El mundo está cambiando y Rusia ha demostrado su capacidad de asumir un papel importante, para abordar los problemas globales que tenemos por delante". Así fundamentaron las principales potencias industrializadas del mundo la acogida plena de Moscú en el selecto grupo. Un gesto que también ha sido interpretado como una venia al presidente Vladimir Putin, en reconocimiento a su respaldo ante la nueva constelación mundial, en la que el enemigo número 1 es el terrorismo.

En vista de la situación imperante, los asuntos políticos han adquirido prioridad en las deliberaciones de la cumbre, cuyo adjetivo de "económica" ha ido perdiendo cada vez más peso.

Y una prueba más de que el mundo está cambiando es el hecho de que también se haya concedido esta vez especial atención al África, un continente por décadas olvidado.

Iniciativa africana

Los países africanos cifran grandes esperanzas en la nueva cooperación con el G-8 (Canadá, Estados Unidos, Japón, Gran Bretaña, Alemania, Italia, Francia y Rusia). Nepad (New Partnership for Africa’s Development) es la denominación del proyecto, que se espera resulte clave para rescatar a la región de la miseria.

Aunque se habla ya de un nuevo "Plan Marshall", no se trata en lo sustancial de inyectar sumas millonarias de asistencia. La intención es llevar a la práctica la vieja consigna de la "ayuda para la autoayuda". Pero la novedad radica, sobre todo, en que este programa de rescate ha sido elaborado por los propios afectados.

Los presidentes de Sudáfrica, Thabo Mbeki, y de Nigeria, Olusegun Obasanjo, tuvieron una participación clave en la elaboración de la propuesta. En ella, los países africanos asumen un compromiso activo con la democracia y la lucha contra la corrupción.

Reformas a cambio de inversiones

La idea central es definir una especie de código de conducta, y un sistema de verificación, al que cada miembro se sometería voluntariamente. Así podría establecerse una serie de categorías, dependiendo de los esfuerzos que haga cada nación por llevar a cabo reformas para reforzar el estado de derecho y dotar de mayor transparencia a la administración.

El cumplimiento de estos requisitos debería fomentar la confianza de los inversionistas extranjeros. La receta parece atractiva, aunque no ha logrado disipar del todo el escepticismo del mundo industrializado, del que África requiere millonarias inversiones.