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Un jubilado español junta firmas contra los bancos online

Stefanie Müller desde Madrid
8 de febrero de 2022

No solo los adultos mayores, sino también las personas con discapacidades sufren por el avance de la digitalización en España, sobre todo en el sector bancario. Un jubilado se rebeló y juntó firmas para que eso cambie.

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Un adulto mayor usa un teléfono inteligente.
Imagen: picture-alliance/dpa/D. Karmann

Carlos San Juan es médico jubilado, y por eso está acostumbrado "a ver dolor y sufrimiento”. Pero la pandemia afectó doblemente a este valenciano de 78 años. Por un lado, ya no tuvo contacto directo con su hija y sus nietos. Y lo mismo le pasó con su banco de toda la vida, al que solo podía llamar por teléfono y que lo atendía personalmente únicamente en casos de emergencia.

Ahora que el aislamiento ha terminado, muchos bancos españoles mantienen las costumbres de la pandemia. Solo atienden por la mañana, hasta las 11:00 horas, y únicamente con un turno concertado con anticipación. Además, los jubilados como San Juan se quejan de que casi no hay filiales en su vecindario.

Desde la crisis económico-financiera de 2008, España es el país con más cierres de bancos y cajas de ahorro, según datos del Banco Central Europeo (BCE): en total, 23.673. Sin embargo, en ningún otro país de la Unión Europea había tantas filiales bancarias. Más de 100.000 empleos del sector bancario se perdieron desde entonces. La pandemia aceleró ese proceso, y los asesores fueron reemplazados por chatbots. Los clientes se vieron obligados a arreglárselas con las formas digitales de la banca electrónica y la banca online, así como con cajeros automáticos con autorización biométrica. España fue pionera en todos esos procedimientos. Pero, hace unas semanas atrás, Carlos San Juan perdió la paciencia.

Carlos San Juan lucha para que las personas mayores no se queden atrás en la digitalización.
Carlos San Juan lucha para que las personas mayores no se queden atrás en la digitalización.Imagen: Privat

De jubilado a estrella mediática

Carlos San Juan inició una recolección de firmas entre su círculo de amigos, pidiendo a los bancos que mantengan abiertas sus filiales durante toda la mañana y atiendan sin turno previo, para poder retirar dinero y pagar facturas.

Luego de reunir más de 100 firmas, comenzó una campaña en change.org cuyo lema dio en el clavo: "SoyMayorNOIdiota”. "Tengo casi 80 años y me entristece mucho ver que los bancos se han olvidado de las personas mayores como yo”, escribe en esa página. Más de 500.000 personas ya firmaron. De pronto, San Juan empezó a ser visto y oído en todos los medios. Y eso impresionó hasta al jefe del Banco Central de España, Pablo Hernández de Cos, que lo llamó personalmente. También se planeó un encuentro con la ministra española de Hacienda, María Jesús Montero.

Algo tiene que cambiar, pero San Juan es escéptico: "Tratarán de facilitarnos el manejo de los aparatos y cajeros con ayuda de asesore. Pero mi cabeza está bien. No soy idiota. Solo que tengo Parkinson y a veces aprieto la tecla equivocada”, dijo en entrevista con DW. Y agregó que tiene miedo de perder dinero por eso. San Juan observó muchas veces en su banco, La Caixa, cómo luchaban los clientes mayores con los cajeros automáticos. Incluso fue testigo de cómo un joven le robaba a una mujer mayor con el pretexto de ayudarla.

Una mujer mayor se asoma a un balcón durante la pandemia en Barcelona, España.
La pandemia afectó mucho a las personas mayores en España.Imagen: picture-alliance/dpa/imageBROKER

España envejece y hay un éxodo a las ciudades

También en el resto del mundo se discrimina a adultos mayores, a personas enfermas o discapacitadas, y a personas pobres debido al veloz avance de la digitalización. Pero en España ese problema se hace especialmente evidente, ya que ese país tiene, después de Japón, la mayor expectativa de vida del mundo, y, al mismo tiempo, la segunda menor tasa de natalidad de la Unión Europea.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), viven en España 9,38 millones de personas de más de 64 años, casi un 25 % de la población total. Asimismo, el país no está densamente poblado. Muchas ciudades pequeñas y aldeas deben contentarse con tener solo cajeros automáticos sin asesores, por motivos económicos. Los clientes tienen que recorrer 30 o más kilómetros para poder hablar con un asesor o asesora. De acuerdo con datos oficiales, un 17 % de la población española vive en regiones rurales. La brecha digital y cultural entre la ciudad y el campo es cada vez mayor. En una encuesta reciente de la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España (UDP), un 40 % de los adultos mayores encuestados dijeron que nunca habían navegado en internet.

La digitalización llegó demasiado rápido

Hace 51 años que Carlos San Juan es cliente La Caixa, que cuenta con 20 millones de usuarios y ha sido premiada varias veces a nivel internacional en los últimos años por logros en tecnología y rentabilidad. A San Juan lo enoja que, a pesar de que los bancos fueron respaldados con más de 40.000 millones de euros de impuestos durante la crisis financiera, dejaron librados a su suerte a clientes como él y su esposa.

La Caixa se fusionó en 2021 con Bankia, un banco rescatado por el Estado, transformándose en la mayor institución bancaria del país. Es pionera en el uso de inteligencia artificial y el reconocimiento de datos biométricos en los cajeros automáticos. Las acciones de La Caixa pudieron ser rescatadas gracias a la digitalización y al cierre de puestos de trabajo, pero muchos clientes, como San Juan, fueron abandonados en el camino.

El cierre de filiales y la digitalización llegaron en un momento en el que la libreta de ahorro ya no brinda ningún beneficio a las personas mayores debido a los bajos intereses. Entonces, ¿deberían invertir en acciones? Justamente muchos adultos mayores no tienen conocimientos del mundo bursátil. Carlos San Juan está pensando en cambiar de banco.

Pero, sin importar qué resulte de las reuniones con el jefe del Banco Central de España y con la ministra de Hacienda, para San Juan, la campaña que inició ya vale la pena por otras razones: "Hace poco, una chica de 14 años me llamó y me dijo que, cuando sea mayor, quiere ser como yo, porque lucho por personas que no tienen voz. Eso me emocionó mucho”.

(cp/ers)