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Un gaucho argentino en la pampa de Mecklemburgo

Tanja Blut
15 de agosto de 2023

En el poco poblado norte de Alemania, un argentino ha encontrado un hogar europeo con sus caballos y transmite sus tradiciones y costumbres.

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Paseo a caballo en el paisaje de Mecklemburgo, Alemania, con caballos argentinos, organizados por Amancio Mendiondo.
Caballos, colinas alemanas y un argentino que organiza eventos al estilo de los gauchos en Mecklemburgo: Amancio Mendiondo y su Rancho Cavalan.Imagen: Maxim Schulz

Groß Ridsenow, un pueblo de 150 habitantes en Mecklemburgo-Pomerania Occidental, no parece a primera vista más que un conjunto de unas cuantas granjas y casas de campo. Pero escondido al final de una carretera asfaltada se encuentra el Rancho Cavalan, donde vive Amancio Mendiondo, un argentino que ha encontrado aquí un nuevo hogar, entre el mar Báltico y el valle glaciar de Recknitz, en el norte de Alemania.

Amancio, de 45 años, nació en la provincia de Santa Fe, al norte de Buenos Aires. Su familia vive en una estancia desde hace generaciones. Un amor lo llevó a Alemania hace 11 años, y otro amor, el que siente por su tierra natal, lo hizo buscar aquí algo que le recordara a la pampa argentina.

Lo encontró en Groß Ridsenow, un paisaje de colinas, con suelos arenosos, campos, árboles, algunos lagos, y una granja, que convirtió en su estancia, con un granero, establos, pastos y también un huerto. "La granja está aislada, se puede disfrutar de la vista abierta, directamente sobre los campos. Es una maravilla. Da gusto ver lo contenta y entusiasmada que se siente la gente", cuenta a DW.

Una estancia en Argentina consta de una casa, rodeada de sus propias tierras de pastoreo para el ganado, y por supuesto, de una cierta cantidad de caballos. Los estancieros viven en la casa familiar, y los visitantes son bienvenidos, tanto para pasar el día y montar a caballo como para pasar allí la noche.

Y eso es exactamente lo que el gaucho argentino Amancio Mendiondo ofrece ahora aquí, en el norte de Alemania: paseos a caballo en grupos reducidos, pernoctaciones en la estancia o en tiendas de campaña. Y los sábados por la noche, asados con música de guitarras.

"Reunirse en la naturaleza junto al fuego es diferente a reunirse en un departamento en Hamburgo. Es todo muy diferente cuando se está en medio de la naturaleza. Es una sensación completamente distinta", dice Amancio Mendiondo.

Amancio Mendiondo y un caballo.
Amancio Mendiondo, un gaucho argentino en Mecklemburgo, Alemania, y uno de sus caballos.Imagen: Julian Würzler

El estilo de vida gaucho: una filosofía de vida

Una parte esencial del rancho son los ocho caballos con los que cuenta Mendiondo. Unos caballos de polo argentinos, que compró especialmente porque son rápidos, ágiles, equilibrados y seguros en terrenos irregulares. Y se los monta con una sola mano, algo típico de muchas estancias argentinas. Los animales son de tamaño pequeño a mediano, con una altura de 1,50, y seguros para el trote, tanto para principiantes como para jinetes avanzados.

Montar a caballo en el rancho Cavalan es una experiencia que tiende puentes entre culturas. Mendiondo enseña el arte de montar con un "trotecito" relajado, que resulta cómodo, tanto para el caballo como para el jinete. Las monturas argentinas son, a diferencia de las europeas, especialmente cómodas y adecuadas para paseos de un día.

El santafesino también lleva a Alemania el modo de vida gaucho. Los gauchos, los trabajadores agrícolas a caballo de Argentina, forman parte de la identidad de ese país. Su conexión con los caballos, la vida sencilla en el campo, la música... todo esto ha marcado a Mendiondo, para quien es importante la vida en comunidad, en la naturaleza y en conexión con el paisaje.

Asados en la "pampa alemana"

En los asados argentinos, la carne de ternera, cordero o cerdo se asa en trozos grandes y luego se corta para llevarla al plato. Se acompaña de ensalada y verduras asadas, en el mejor de los casos, del propio huerto. 

A Mendiondo, que en realidad estudió Ciencias Políticas, también le gusta organizar veladas de canto en las que hace música junto a otros músicos argentinos.

"Si hay algo que extraño en Alemania son las guitarreadas", dice, mostrando cómo un viejo patio puede convertirse en un lugar de reunión.

"Se puede ser feliz con muy poco: buena comida, buena música, una hoguera en el campo. Sentarse bajo el cielo abierto alrededor del fuego y tocar la guitarra, con un vaso de vino en la mano. Todo el mundo disfruta con eso".

(gg/cp)