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UE: Hora de volver al trabajo

2 de mayo de 2004

Tras las celebraciones de la ampliación, la Unión Europea vuelve a centrar la atención en los asuntos pendientes, como el proyecto de Constitución, que deberá superar aún varios obstáculos para convertirse en realidad.

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Se acabó la fista.Imagen: AP

Durante los festejos de Dublín no hubo tiempo para negociaciones políticas. Pero los 25 gobernantes tienen claro que en las próximas seis semanas habrá que tomar decisiones de trascendencia. Tal como dijo el primer ministro irlandés, Bertie Ahern, ahora la Unión Europea ampliada debe demostrar que está en condiciones de funcionar. Y eso significa, en primera línea, que se debe lograr un acuerdo en torno a la Constitución de la UE. Esa Carta Fundamental es, según Ahern, la premisa para que puedan cumplirse las promesas de una sostenida integración europea.

Los porfiados detalles

En Dublín no se percibieron disonancias al respecto. El presidente polaco, Alexander Kwasniewski, dio a entender que su país ya no pondrá obstáculos. Y, en general, imperó la confianza en que se logrará el objetivo en la próxima cumbre de la UE, a mediados de junio. Dicho en otros términos, los jefes de gobierno se han comprometido a conseguir un acuerdo, aunque todavía no se conocen sus detalles. Pero justamente en esos detalles radican las dificultades. Y no se descarta que se llegue finalmente a una fórmula que no satisfaga realmente las necesidades de la Unión.

Uno de los principales problemas atañe al sistema de toma de decisiones en el Consejo de Ministros. Cierto es que, entretanto, se han disipado las resistencias al modelo de la doble mayoría (según éste, una moción debe ser aprobada por la mayoría de los países y, además, éstos deben representar a la mayoría de la población de la UE). Sin embargo, todavía se discute en cuanto a los porcentajes. La Convención que redactó el borrador constitucional había propuesto un mínimo del 50% de los países y el 60% de la población, umbrales que no dejaron satisfechos a Polonia y España.

Dudas y referendos

Los irlandeses, que dirigen las negociaciones, llevan semanas sondeando el grado de aceptación de otros porcentajes. Aparentemente se piensa en márgenes mínimos de un 55% y un 65%, respectivamente. Pero, cuanto más altos sean esos umbrales, más fácil resultaría que un proyecto fracasara por el bloqueo de una minoría. Con ello no se lograría, en consecuencia, la meta de dotar a la UE de mayor capacidad de decisión.

El primer ministro irlandés viajará ahora por las diversas capitales para preparar un acuerdo; dentro de dos semanas se reunirán también los ministros de Relaciones Exteriores para reanudar las negociaciones en forma oficial. Y es probable que se consiga un entendimiento en el plazo previsto. No obstante, con ello no se acaba el asunto. Cada vez son más los países que se proponen someter a referéndum la futura Constitución europea. Y si en alguno de ellos se rechaza el proyecto, habrá problemas. El jefe de la Comisión de la UE, Romano Prodi, lo recordó ayer en Dublín, seguramente sin ánimo de echar a perder la fiesta.