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Turquía: debate sobre ultranacionalismo

Pablo Kummetz 23 de enero de 2007

Unas 50.000 personas marcharon hoy por Estambul detrás del féretro del periodista turco de origen armenio Hrant Dink, cuyo asesinato ha provocado un debate sobre la influencia del nacionalismo radical en Turquía.

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Miles de personas escoltan el féretro de Hrant Dink al cementerio hoy en Estambul.
Miles de personas escoltan el féretro de Hrant Dink al cementerio hoy en Estambul.Imagen: AP

Desde primera hora de la mañana, los asistentes al funeral, muchos con pancartas en blanco y negro que decían "Todos somos Hrant Dink" y "Todos somos armenios", se reunieron frente a la redacción del diario Agos, en el lugar donde Dink recibió tres disparos el viernes a plena luz del día.

Al sonido de una marcha fúnebre se liberaron varias palomas blancas, mientras una gran parte del centro de Estambul, una enorme ciudad de 12 millones de habitantes, permanecía cerrada al tráfico.

El joven Ogun Samast, de 17 años, confesó haber matado al periodista, que trabajaba por la reconciliación de los turcos musulmanes y los armenios cristianos, por "insultar" a los turcos. Un nacionalista amigo de Samast reconoció ante la policía haberlo incitado al asesinato.

Rakel Dink, centro, esposa de Hrant Dink, y sus hijas Baydar (izq.) y Sera (der.) liberan hoy palomas blancas.
Rakel Dink, centro, esposa de Hrant Dink, y sus hijas Baydar (izq.) y Sera (der.) liberan hoy palomas blancas.Imagen: AP

Turquía se ha convertido en un país más liberal y abierto en los últimos años, gracias a la oleada de reformas para intentar entrar en la Unión Europea, pero el asesinato es prueba de que aún hay una importante influencia del nacionalismo radical.

Ministros, diplomáticos extranjeros, funcionarios armenios y miembros de la comunidad armenia turca, compuesta por unas 60.000 personas, asistieron al recorrido de ocho kilómetros que cruzó Estambul y el Cuerno de Oro hasta una iglesia armenia.

Una mujer con un clavel durante la ceremonia en memoria de Hrant Dink.
Una mujer con un clavel durante la ceremonia en memoria de Hrant Dink.Imagen: AP

Dink, al igual que decenas de otros escritores, incluyendo el Premio Nobel de Literatura Orhan Pamuk, había sido perseguido judicialmente por sus opiniones sobre la masacre de armenios por el Imperio Otomano en 1915, una cuestión muy polémica en Turquía.

Ultranacionalistas ganan terreno

Los ultranacionalistas turcos, incluidos importantes políticos, consideran el llamamiento de los intelectuales para que el país revise su papel en lo ocurrido como una amenaza a la seguridad nacional y el honor.

Turquía niega que 1,5 millones de armenios murieran en un genocidio sistemático a manos de los turcos, y argumenta que hubo muertes tanto entre los armenios cristianos como entre los turcos musulmanes al desintegrarse el Imperio Otomano.

La ola de nacionalismo que se abate sobre el país justamente en un año de elecciones parlamentarias infunde temor a los turcos liberales. El partido de los Lobos Grises MHP, de extrema derecha, cuenta, según sondeos, con las simpatías del 15 por ciento de los votantes. En el cine y la televisión son tratadas crecientemente historias de héroes de la Primera Guerra Mundial y en Estambul se ven por doquier banderas con la media luna turca.

La ONU y quince estados: fue genocidio

La Comisión de Derechos Humanos de la ONU y quince Estados, entre ellos Francia y Suiza, califican los hechos de comienzos del siglo XX oficialmente como genocidio. El Bundestag alemán debatió a mediados de junio de 2005 también sobre la necesidad de analizar lo ocurrido durante la Primera Guerra Mundial, pero no llegó a aprobar una resolución sobre la calificación de genocidio.

El 12 de octubre de 2006, la Asamblea Nacional de Francia aprobó un proyecto de ley por el que la negación del genocidio a los armenios es puesto bajo pena de un año de cárcel y 45.000 euros de multa. La ley debe pasar todavía por el Senado y ser refrendada por el Presidente.

Gobierno preocupado por reacciones en el exterior

Los diarios Hürriyet y Milliyet informaron sobre manifestaciones de condolencia en las ciudades de Fráncfort del Meno y Colonia, en Alemania, donde viven numerosos trabajadores turcos inmigrantes. Hürriyet tituló “Hemos perdido un amigo”. “Una tormenta de ira”, rezó por su parte el titular de Milliyet.

Luego de la detención del probable asesino, Milliyet citó en su edición online declaraciones del comisario de Ampliación de la UE, Olle Rehn: “felicitaciones a las autoridades por su forma de proceder”.

Efectivamente, una de las mayores preocupaciones del Gobierno turco son las reacciones en el exterior. El ministro de Exteriores turco Abdullah Gül preguntó al vicesecretario de Defensa de EUA, Nicolas Burns, en Estambul: ¿Cree usted que este hecho eche agua al molino de las acusaciones de genocidio? “Ambos temas no deben mezclarse. Hemos visto que el Gobierno está conmocionado”, citó Hürriyet la respuesta de Burns.