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"Trabajar es un Derecho, no un lujo"

vr18 de febrero de 2004

El Instituto alemán para los Derechos Humanos exigió al Gobierno Federal que, en su afán de reformar el sistema social, no pase por alto los acuerdos y compromisos internacionales.

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Un limpiador de ventanas ejerciendo su Derecho al trabajo, en las alturas.Imagen: AP

"Los derechos económicos, sociales y culturales son verdaderos derechos humanos y no un lujo en épocas de prosperidad económica", dijo el director del Instituto alemán de DDHH, Heiner Bielefeldt, en Berlín. "Hasta ahora estos derechos han sido prácticamente ignorados en la discusión pública, incluso en los círculos jurídicos especializados", informó Bielefeldt y añadió que "se trata de compromisos del Derecho Internacional Público, asumidos por Alemania hace varias décadas."

Trabajo, ¿a cualquier precio?

Aunque del "Derecho al trabajo" no resulte el derecho a reclamar un puesto de trabajo concreto, el Estado debe cumplir sus obligaciones en los rubros de política ocupacional, derecho laboral, protección al desocupado y protección ante discriminaciones. Aquí no se trata únicamente de aspirar a una ocupación de tiempo completo, sino de lograr condiciones humanas dignas en el puesto de trabajo. Tal es la conclusión a la cual llega el estudio titulado "El Derecho humano internacional al trabajo". La autora de dicho estudio, Marita Körner, teme que la extensión del sector de bajos sueldos y la mayor exigencia al empleado se conviertan en un "peligro masivo para el Derecho al trabajo". Si en el futuro un desempleado se ve obligado a aceptar cualquier trabajo mientras sea legal, esto significaría "la violación de reglas internacionales".

Los guardianes del trabajo digno

El Pacto Internacional sobre derechos económicos, sociales y culturales, así como la Carta Social Europea y el Convenio de la ONU, son algunos de los acuerdos que obligan a Alemania a respetar los derechos humanos. Pero, en repetidas ocasiones, Alemania fue criticada por gremios internacionales. En el año 2000 finalmente el Parlamento alemán decide unánimemente crear el Instituto alemán para los Derechos Humanos. En sus estatutos el Instituto se define como "asociación de bien público, políticamente independiente, que actúa por propia iniciativa". Su trabajo es financiado por los ministerios de Justicia, Relaciones Exteriores y de Desarrollo económico y Cooperación. Las líneas de trabajo son determinadas por un consejo administrativo, formado por representantes de la población civil, las ciencias, los medios y la política. "Es tarea del instituto informar sobre la situación de los derechos humanos en Alemania y el extranjero. Asimismo debe contribuir a la prevención de violaciones a los derechos humanos y a la protección de los derechos humanos".

La "dictadura de la economía mundial"

Buen "timing" demostró el autor teatral Rolf Hochhuth, al estrenar casualmente ayer, en Brandeburgo (Havel), su polémica obra "McKinsey kommt" ('Mc Kinsey viene', en alusión a la consultora McKinsey, cuyo principio de eficiencia consiste en la drástica reducción de puestos de trabajo). En esta pieza el escritor, de 72 años de edad, acusa a la "dictadura de la economía mundial" y - según la crítica - incita indirectamente a cometer atentados contra los grandes jefes económicos. Durante el estreno, el propio Hochhuth leyó uno de los epílogos, que vienen a continuación de cada uno de los 5 actos de la obra: "...es siempre con dinero, jamás con Derecho, que la economía hace la guerra...". La escena final en la cual manifestantes, delante de la Corte Constitucional Federal, exigen que "el Derecho al trabajo sea inscripto en la constitución", fue aplaudida por el público.