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Todo bajo control

GG/EFE23 de junio de 2006

La primera ronda del Mundial se saldó sin sustos en cuanto a seguridad, se disipó algún fantasma que trajo de cabeza al anfitrión. El balance parcial es de nota alta o muy alta.

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Pocos problemas entre policías e hinchas. ¡Sonría para la cámara, por favor!Imagen: DW

"El contingente policial ha dado hasta ahora un rendimiento de campeón del mundo", dijo este viernes con orgullo el presidente del sindicato de la policía, Konrad Freiberg, para quien todo alboroto de hooligans o hinchada borracha, que los hubo, fue sofocado a tiempo.

Para Freiberg, que representa al cuerpo formado por 250.000 agentes movilizados en este Mundial, el principal elemento hostil, incontrolable y de reacciones impredecibles, fue la climatología. Las altas temperaturas convirtieron en calderas los espacios públicos y los estadios y, con ello, la posibilidad de efervescencia de la hinchada: "también la alegría y euforia de las masas de aficionados tienen que ser controlables a tiempo", dijo.

¿Mayor problema? El calor

Muy bien tienen que ir las cosas para que las únicas inclemencias vengan de la climatología y eso es lo que ha ocurrido hasta ahora en un Mundial para el que se diseñó el dispositivo de seguridad más sólido que se recuerda, entre policía alemana y colegas extranjeros. Lo más vistoso fueron 490 detenidos, entre hooligans alemanes y polacos, en el partido entre ambas selecciones, con batalla campal con los antidisturbios.

WM 2006 - Hooligans verhaftet
Pocos no se pudieron comportarImagen: picture-alliance/ dpa

Hubo alguna escaramuza más con hinchas ingleses bebidos, en un panorama de armoniosa convivencia entre aficiones rivales. Lo que no se vio fueron consecuencias de la presencia de Irán, tal como se había augurado: de neonazis desfilando en solidaridad con el 'negador' del Holocausto, el presidente iraní Mahmud Ahmadineyad, a acciones de sabotaje de agentes de Teherán o de la oposición.

El fantasma de la prostitución forzada

Ninguna de estas amenazas se cumplió. Y, que se sepa, tampoco no se ha producido otra de las profecías que se lanzaron antes del Mundial: que con la llegada de millones de visitantes iba a prosperar la prostitución forzada. Se había lanzado al aire la cifra de 40.000 mujeres a las que las mafias del Este de Europa iban a introducir en Alemania, donde ejercen ya 400.000 prostitutas, lo que generó campañas a nivel de Parlamento Europeo sobre la lacra de la prostitución forzada.

La fiesta discurre en paz y el lema del Mundial -"El mundo, entre amigos"- parece haber contagiado a las almas alemanas y visitantes, que según sondeos se sienten bien recibidos por un anfitrión que ha roto su reputación de rigidez. La seguridad ha funcionado hasta ahora, pese a que si en algo ha habido lagunas es en los controles de entradas a los estadios.

Contrariamente a lo que se dijo, no hay control riguroso de quién entra dónde ni mucho menos un sistemático cotejo de la identidad del aficionado que acude al estadio. Lo único que se practica -y no siempre- es el registro de bolsas y cacheo físico antes de entrar en el recinto. Tal laxitud favorece el mercado negro de las entradas: la reventa funciona a pleno rendimiento, con poco disimulo, y la oferta y la demanda se ha disparado, aún antes de entrar en octavos.