Tecnología de guerra teutónica
11 de febrero de 2003
La nave de apenas 4,17 metros de envergadura y un peso total de unos 30 kilos, es producida por la pequeña empresa EMT, ubicada en Penzberg, en las cercanías de Múnich.
El avión está equipado con un pequeño motor de dos tiempos, similar al de una motocicleta, que le permite una autonomía de vuelo de cuatro horas a una velocidad de 70 kilómetros por hora.
La capacidad interior, con un volumen de 10 litros, habilita al aparato para almacenar equipos adicionales, como por ejemplo: equipos de fotografía, sensores para la búsqueda de minas, medidores de radiactividad y recogida de pruebas de gas tóxico.
Armas para la paz
El sistema LUNA, consiste en una catapulta, una estación de control en tierra y cuatro aparatos de vuelo. El personal necesario para el funcionamiento de LUNA está formado por 20 voluntarios del ejército alemán. Estos soldados, que han sido liberados del servicio durante la misión en Irak, actuarán en calidad de funcionarios de las naciones unidas.
"Yo participo en esta misión, porque quiero colaborar para evitar una guerra", comenta uno de los voluntarios.
El avión de altísima tecnología puede transmitir imágenes de vídeo en tiempo real a la estación de tierra. Allí los técnicos accionan los mandos a distancia, por medio de los cuales pueden dirigir las imágenes de vídeo con cámaras especiales y de infrarrojos.
El sistema LUNA ya ha sido empleado con éxito por el ejército alemán, por cierto el principal cliente de EMT, en misiones de paz de las fuerzas KFOR en Kosovo y en Macedonia.
Pero LUNA también puede ser utilizada en operaciones civiles de identificación de objetos, control de fronteras y prevención de incendios forestales. El fabricante, Hartmut Euer, considera las posibilidades de uso civil diez o quince veces mayores que las militares.
Tecnología millonaria
El despegue del avión se realiza mediante una pequeña catapulta desmontable, que puede ser transportada en un camión, junto con el equipo de control remoto y recepción de datos, mientras que el aterrizaje es por paracaídas.
Debido a la escasa cantidad de metal empleado en su fuselaje, LUNA se vuelve prácticamente invisible para el radar.
Frente a los satélites convencionales, estos pequeños aviones son más flexibles, pueden volar en condiciones meteorológicas adversas y pueden seguir un objetivo durante más tiempo, mientras que un satélite debe continuar su órbita y perdiendo de vista finalmente la zona deseada.
El sistema LUNA, con equipo completo de catapulta de despegue, estación de tierra, ordenador de control y aparatos de vuelo, así como varios aviones, que se alternan en vuelo cuando han agotado la autonomía, cuesta 2,5 millones de euros.
Evitar una guerra tiene su precio y el gobierno alemán está dispuesto a pagarlo.