Stalking: un delito nada romántico

Lluvias de e-mail, amenazas telefónicas, seguimiento por las calles. Múltiples son las formas de persecución con que los stalkers aterrorizan a sus víctimas. No es un problema "privado"; tampoco un fenómeno que afecte sólo a gente famosa. El stalking u hostigamiento puede llegar a convertir en un infierno la vida de cualquiera. Y ahora adquiere por fin el rango de delito, tipificado en el código penal alemán. Tras años de debates, el Bundesrat (Cámara en que están representados los Estados federados) dio la aprobación definitiva a una nueva ley, que entrará en vigor en cuanto sea publicada, lo que probablemente ocurra a comienzos de marzo.

Penas de cárcel

"La sola tipificación del delito naturalmente no volverá la vida más segura. Pero pone en claro, sin lugar a duda, que el stalking debe ser penalizado", señaló la ministra alemana de Justicia, Brigitte Zypries, añadiendo que la nueva ley mejora la situación de las víctimas, porque se cierran resquicios legales y "la policía puede intervenir más rápidamente". Y ese es el punto clave en estos casos, ya que a partir de ahora no será necesario que se produzca una agresión de hecho o allanamiento de morada para que los hostigadores sean sancionados.

De acuerdo con la nueva ley, las penas llegarán a los tres años de cárcel, que pueden elevarse a cinco si se ve amenazada la salud o la vida de las personas, o a 10, si realmente muere la víctima u otra persona como consecuencia del hostigamiento. Además, la Justicia podrá someter a los hostigadores reincidentes a prisión preventiva, evitando que lleguen a agredir a quienes se han convertido en blanco de su delirio persecutorio.

Despecho criminal

Alemania se suma así a países como Estados Unidos y Bélgica, en los que el stalking ya estaba penalizado como tal. Y ya era hora de que así lo hiciera, considerando que el fenómeno está bastante más extendido de lo que se piensa. Figuras como la modelo Claudia Schiffer o la actriz Veronica Ferres, que lo han sufrido en carne propia, son sólo la punta del iceberg. De acuerdo con estudios recientes, entre un 10 y un 12 % de los alemanes ha sufrido alguna vez este tipo de acoso. Y se estima que el número real de casos es aún considerablemente mayor.

Aunque muchos ni siquiera se atreven a reconocer que son objeto de asedio, los expertos tienen una visión bastante clara de la situación. De partida, saben que el 80% de quienes sufren la persecución física, telefónica o a través de e-mails son mujeres. Igualmente claro está que la mayor parte de las víctimas conoce a su perseguidor: en un 49% de los casos se trata de una ex-pareja despechada. Pero el asunto no tiene nada que ver con romanticismo ni perseverancia de enamorados, sino con una actitud criminal, que por fin ha sido definida como tal en el código penal alemán.