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Sobre las perversiones del caníbal

EU30 de diciembre de 2003

El ‘Caníbal de Rotenburgo’ compartía perversas fantasías con otros hombres. Ante la Audiencia Provincial de Kassel, declararon testigos que se habían ofrecido como devotos voluntarios para ser descuartizados.

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Conocido como el "Caníbal de Rotenburgo", el acusado Armin Meiwes, habla con su abogado, Harald Ermel.Imagen: AP

Era una mañana fría y gris este lunes en Kassel. Al entrar al Tribunal, tres hombres citados como testigos, llevaban la cara tapada con bufandas y gorros para mantener el anonimato frente a los fotógrafos. Durante la sexta audiencia del Tribunal que procesa el caso del caníbal alemán, fueron escuchados a puerta cerrada los testimonios de tres hombres que se ofrecieron voluntariamente a Armin Meiwes para ser descuartizados. Los tres visitaron personalmente al Caníbal de Rotenburgo y estuvieron físicamente en los aposentos de la muerte.

Un telefonista de 28 años de edad proveniente de Essen fue uno de los testigos interrogados por los jueces a puerta cerrada. Según la declaración del acusado, el joven quería ser decapitado por él. Sin embargo no lo hizo porque no se le hizo atractivo físicamente. En el contacto establecido con él a través de internet, se describió más delgado de lo que era en realidad, según Meiwes. Los jueces también interrogaron a un vendedor de 39 años, que según el acusado, se ofreció como ‘devoto cerdo de matadero’. Por petición del hombre, Meiwes construyó una jaula en la que lo encerró durante su visita. Sin embargo el vendedor tampoco le gustó. También fue interrogado un estudiante de 25 años, quien fue amante de Meiwes durante un año y medio. El joven describió al acusado como ‘amable, siempre dispuesto a ayudar y alegre’. Sobre sus tendencias caníbales dijo nunca haberse percatado.

Hombre sin sentimientos

Kannibale Armin M
Alegre y siempre dispuesto a ayudarImagen: dpa

Armin Meiwes, el alemán de 42 años que confesó haber matado a un hombre de 43 al que conoció por internet y habérselo devorado, se mantenía imperturbable. Su mirada gélida y rostro pálido y sin expresión algo reflejan una personalidad distorsionada. “Un hombre sin emociones e inmaduro”, dijo el psicólogo Heinrich Wilmer sobre el llamado Caníbal de Rotenburgo. “Su deficiencia emocional y su incapacidad para controlar sus instintos y deseos lo han impulsado a buscar emociones y experiencias fuertes”, dijo el especialista, quien aseguró que el principal móvil del asesinato fue la búsqueda de sensacionalismo y la necesidad de sentirse centro de atención.

Los hechos ocurrieron la noche del 10 de marzo del 2001, la víctima, un ingeniero berlinés, accedió a ser ejecutado. "Movía la cabeza de un lado a otro, todavía respiraba y se pudo ver un movimiento bucal", dijo ante el tribunal el forense Manfred Risse, el pasado 12 de diciembre, después de haber visto el video filmado por el acusado de la ejecución de su víctima. El caníbal confesó que le cortó el pene a su víctima y que se lo comió tras pasarlo por la sartén, acompañado de un vino chileno. Después lo mató con un cuchillo de cocina, descuartizó el cadáver y congeló el resto de los trozos que se comió en su mayor parte.

Un hombre sano

Mund des Kannibalen Armin Meiwes
Los dientes del caníbalImagen: AP

El psicólogo presentó el diagnóstico sobre el estado físico y mental del acusado, y dijo que éste se encontraba tanto física como mentalmente sano. En la cárcel donde Meiwes se encuentra desde hace un año, éste relató sin miramientos y con lujo de detalles la ejecución. Sin sentirse cohibido por la presencia de otros prisioneros o por la del psicólogo, Meiwes habló sobre la larga agonía de su víctima. “Notable era su falta de sentimientos y la detallada información de los hechos, de pronto me sentía yo como si tuviera delante de un científico que habla sobre un experimento”, dijo Wilmer. “Nunca se hizo ningún cuestionamiento sobre el estado psíquico de su víctima, en primer término pensó en sí mismo y materializó una vieja y perversa fantasía", añadió el especialista.

El médico reconoció que el hombre padece de una distorsión de personalidad, pero no por ello tiene que ser recluído en un centro psiquiátrico, ya que puede ser tratado de manera ambulante. El testimonio del facultativo fue pedido por la defensa para impedir que el acusado sea considerado enfermo mental y sea enviado a un manicomio. En Alemania no está tipificado el delito de canibalismo. La defensa argumenta que Meiwes incurrió en el delito de homicidio por petición, penado con prisión de entre seis meses y cinco años.