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PolíticaSuecia

¿Se beneficia el Kremlin con la quema de coranes?

Teri Schultz
7 de agosto de 2023

Suecia teme ataques terroristas por la quema de coranes. Pero mientras las chispas se encienden en Estocolmo, las llamas del extremismo se estarían avivando por muchas partes.

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El presidente ruso Vladimir Putin visitó en junio la mezquita de Juma en Dagestan.
El presidente ruso Vladimir Putin visitó en junio la mezquita de Juma en Dagestan.Imagen: Gavril Grigorov/SPUTNIK/AFP/Getty Images

El activista político de origen libio Husam El Gomati revisa su teléfono y nos muestra una publicación larga en árabe. "Mohammad Ahmad Ali, el nombre árabe más típico con alguna imagen graciosa", dice. Sigue leyendo hacia abajo y confirma lo que sospechaba: "Parece que también le gusta la guerra entre Ucrania y Rusia, comenta mucho al respecto, como tantos otros perfiles".

En otra cuenta, El Gomati encuentra una foto del presidente ruso, Vladimir Putin, besando un corán en un evento en el que el líder ruso también criticó a los países que dijo que no protegen el libro sagrado del Islam; es decir, obviamente, Suecia. "En esta cuenta se dice que esa imagen lo muestra todo: 'Por eso los musulmanes estamos con Moscú'", traduce El Gomati una parte de las reacciones. "Este tipo de mensajes tienen eco, por lo que es efectivo y peligroso, y debemos detenerlo", advierte.

Intentando calmar a ambas partes

El Gomati, que trabaja como inversor en Estocolmo, cree que el Gobierno sueco debería dejar de conceder permisos para manifestaciones públicas a quienes profanen libros religiosos. El activista es un musulmán no practicante, pero asiste a las quemas de coranes para debatir los problemas con la multitud e intentar calmar los ánimos de todas las partes.

A él le preocupa mucho la eficacia con la que el Kremlin, junto con los islamistas y los extremistas de derecha radical, están utilizando las quemas de coranes para provocar la ira e, incluso, la violencia contra Suecia en el mundo musulmán y, teme, también por los musulmanes de Europa.

Bangladesh protestó a comienzos de julio contra la quema de coranes.
Bangladesh protestó a comienzos de julio contra la quema de coranes.Imagen: Md. Rakibul Hasan/ZUMA Wire/IMAGO

Por su parte, los asesores del Gobierno sueco también están haciendo sonar la alarma. "Estamos viendo esto por primera vez: Rusia usa las narrativas, enfocándose en la imagen falsa de que Suecia es hostil contra el Islam", expica Mikael Ostlund, de la Agencia para la Defensa Psicológica, un centro que opera bajo el ministerio de Defensa de Suecia para detectar e intentar repeler la propaganda peligrosa. "Están repitiendo las narrativas que vemos en el entorno del extremismo islámico y usándolas en sus canales de medios controlados por el estado, como Rusia Today y Sputnik, hacia las personas de habla árabe”, sostiene.

Ostlund explica a DW que, si bien estas narrativas procedentes de Moscú no suelen tener mucha repercusión entre los suecos, se difunden con facilidad por el Sur Global; en América Latina, África y Asia, e, incluso, vuelven a Suecia disfrazando su origen de desinformación rusa.

Estrategia conocida

Ya ocurrió antes, afirma Ostlund, cuando los medios controlados por el Kremlin crearon el rumor de que los servicios sociales suecos secuestraban a niños de familias musulmanas, que se calcula que representan el 8% de la población, según una encuesta de 2016, para intentar cristianizarlos. "Creo que la verdad ganará a la larga cuando haya un debate libre, pero no tenemos un debate libre. Los extremistas islámicos utilizan la verdad y la convierten en mentira para difundir su agenda entre la gente", señala Ostlund.

Mientras tanto, el Gobierno sueco ha llegado, a regañadientes, a la conclusión de que la seguridad pública está en peligro por estos sucesos. La semana pasada aprobó reforzar los poderes de la policía para realizar controles en las fronteras del país, con el objetivo de mantener fuera a cualquiera que pueda buscar venganza contra Suecia. Y se espera que el gobierno dé pronto a la policía un mayor margen para rechazar solicitudes de "reuniones públicas" en las que puedan profanarse símbolos religiosos.

"El mero hecho de que percibamos una mayor amenaza para la seguridad como resultado de las quemas de coranes es suficiente para que tomemos estas decisiones", declaró a DW el ministro sueco de Relaciones Exteriores, Tobias Billstrom, en Estocolmo después del anuncio del gobierno. Billstrom lleva muchos meses trabajando para disipar lo que describe como "uno de los grandes malentendidos" sobre la legislación sueca, que la policía permite activamente la quema de libros sagrados, en lugar de limitarse a conceder permiso para celebrar manifestaciones. "Voy a seguir explicando esto", dijo Billstrom, "porque tenemos que deshacernos de este malentendido sobre cómo funciona realmente nuestra legislación".

(ct/el)