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Perú: viva la papa

1 de julio de 2014

La variedad de especies de papa es grande, y para preservarla, los científicos colaboran con agricultores en Perú: los primeros aprenden sobre el cultivo del tubérculo, y los segundos reciben semillas mejoradas.

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Imagen: DW/Katja Losch

Salvar el imperio de la papa del futuro

Objetivo del proyecto: Proteger la variedad de especies de papa y, con ello, la seguridad alimentaria de la humanidad.

Implementación: El Centro Internacional de la Papa, en Perú, recopila, analiza y conserva semillas y plantas de tantas especies de papa como le es posible. Los agricultores contribuyen a la causa con sus conocimientos sobre los métodos de cultivo. La documentación sobre la variedad genética del tubérculo ayudará a seleccionar las especies más aptas para las condiciones climáticas de futuro.

Biodiversidad: Solo en Perú hay más de 4.000 especies de papa: el país sudamericano es, sin duda, en lugar de la papa. Además de ello, también se estudian unas 1.000 especies de otros países.

La papa es un tubérculo redondeado, resistente, popular y amado en todo el mundo. Pero en Perú, este cultivo adopta nuevas dimensiones: aquí las papas pueden ser rojas, azules, finas, gruesas o con formas sorprendentes. Más de 4.500 especies de papa se pueden encontrar en este país sudamericano.

La papa es uno de los alimentos más importantes del mundo. Llegó a Europa desde Perú y se extendió con rapidez, aunque solo se quedaron unos pocos miles de clases de todas las que crecen en Perú. El Centro Internacional de la Papa (CIP) quiere salvar esta diversidad en el futuro. De cara al cambio climático, se necesita producir variedades más resistentes para conservar este tesoro cultural y genético. La papa del futuro permanece en estado latente en las cámaras refrigeradoras del CIP, mientras sus hermanas crecen en las montañas. Científicos trabajan conjuntamente con los ciudadanos para beneficiarse todos ellos de los conocimientos de cada uno y extender el cultivo de semillas mejoradas.

Porque, al fin y al cabo, ¡todos queremos poder disfrutar de unas buenas papas fritas en los próximos siglos!

Un reportaje de Katja Losch