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Es un mundo muy particular, lleno de drogas, enfermedades y pobreza, que se ha creado bajo las calles de la capital rumana. En túneles, canales y cuevas se han instalado grandes grupos de sin techo. Muchos padecen de enfermedades como tuberculosis, hepatitis o SIDA y viven en grupos con fuertes jerarquías. Sobre todo los niños consumen la barata droga callejera "Aurolac", un diluyente que les permite olvidarse por un instante de este mundo.