Rugendas: El pintor alemán de los paisajes latinoamericanos
En dibujos, litografías, acuarelas y óleos, Johann Moritz Rugendas dejó un registro de los paisajes y la cultura de América Latina en el siglo XIX. Su extensa obra se conserva en numerosos museos en la región y Europa.
Familia de artistas
Aunque en Alemania no es tan conocido, en América Latina fue uno de los grandes pintores del siglo XIX. Johann Moritz Rugendas (1802-1858) o simplemente Mauricio Rugendas, como se lo llama desde México hasta Chile, nació en Augsburgo y era el heredero de una larga tradición de artistas de una familia de ascendencia catalana. Este autorretrato a lápiz lo hizo a los 16 años.
Ilustrador científico en Brasil
Su primer contacto con América fue como ilustrador científico de la expedición del barón de Langsdorff en Brasil, entre 1822 y 1825. Esta lámina de la Pinacoteca del Estado de Sao Paulo, donada por la Fundación Estudar, retrata la naturaleza de Río de Janeiro. Es parte del libro “Viaje pintoresco por Brasil”, editado a su regreso a Europa y muy celebrado por Alexander von Humboldt.
Retrato de una época
Rugendas supo registrar los paisajes con gran detalle, dejando un registro único de una época en que la fotografía estaba en pañales. No sólo se interesó por la naturaleza, sino también por la sociedad. Esta litografía de la colección de la Pinacoteca de Sao Paulo, muestra la vida en Río de Janeiro en esos años.
Paisajes mágicos en México
Recomendado por Humboldt, viajó a México en 1831, donde permaneció tres años. Recorrió el país haciendo retratos para financiarse y plasmó la belleza de la naturaleza y los pueblos en obras llenas de colorido, como este óleo del volcán Colima, expuesto por la Colección Gráfica de los Museos de Augsburgo, en cooperación con la Sociedad Mexicano-Alemana.
Al sur del mundo
A pesar de que Humboldt le había desaconsejado expresamente viajar al sur del Perú, pues en Chile y Argentina no había nada que ver, Rugendas llegó en 1834 a Valparaíso. Dicen que fue expulsado de México tras estar en prisión por apoyar a unos revolucionarios contrarios al gobierno. En el puerto chileno instaló su estudio, como lo grafica este dibujo del archivo de la Biblioteca Nacional.
Amor prohibido
Iba de paso y se quedó ocho años. En gran parte, debido a su amor clandestino con Carmen Arriagada, casada y de la alta sociedad. “Era una mujer fascinante, culta, sensible y muy inteligente”, en palabras del chileno Carlos Franz, quien se inspiró en este romance para su novela “Si te vieras con mis ojos”. Este es uno de los retratos que le hizo el pintor.
Los personajes populares
Ya desde sus inicios como ilustrador científico, Rugendas retrató rostros y tradiciones de los pueblos indígenas. También bailes, fiestas y costumbres populares de América Latina. Sus intereses por el paisaje y la cultura lo llevaron a pintar diferentes oficios, como esta acuarela de dos mineros chilenos, con su particular atuendo del siglo XIX.
Maestro del dibujo
Mauricio Rugendas tenía gran habilidad para, con trazos simples, a lápiz o carboncillo, desarrollar un motivo lleno de vida. Así ocurre en este dibujo realizado en la Sierra Madre, en México, que se conserva en la Colección Gráfica de los Museos de Augsburgo.
Creación libre
En su paso por América, Rugendas enfrentó el conflicto entre documentar y crear. Sus intereses y habilidades pictóricas, más allá de un ilustrador científico, lo llevaron a explorar formas más libres. Reconocido como un representante del romanticismo, también incursionó hacia un pre-impresionismo. Este paisaje de las montañas de Michoacán refleja esos intereses.
Recorriendo Perú
Tras su estada en Chile, Mauricio Rugendas siguió recorriendo Sudamérica. Estuvo en Perú, donde retrató a estas mujeres en un parque, en el que se ve de fondo la ciudad de Lima. Este óleo sobre cartón, datado entre 1843 y 1844, es parte del archivo de más de 1200 obras de la Colección Gráfica de Múnich
Regreso a la patria
Después de Chile, Rugendas recorrió también Bolivia, Argentina, Uruguay y estuvo nuevamente en Brasil. En 1847 regresó a Europa y murió en Weilheim, Alemania, en 1858. Su extensa obra se conserva en numerosos museos latinoamericanos, en su Augsburgo natal, en München y en Moscú, entre otras ciudades.