Residencias de verano de artistas y literatos
Cuando la ciudad se calienta, si uno puede darse el lujo, lo mejor es retirarse a descansar o trabajar al campo o cerca del mar.
Nida, un idilio junto al mar
Una estrecha línea de tierra junto al Mar Báltico hechizó en 1929 al escritor Thomas Mann. ¿Cómo financiarse allí una residencia de verano? Tres meses más tarde, Mann obtuvo el Premio Nobel de Literatura y construyó una casita en Nida, Lituania, que los Mann apenas pudieron disfrutar. En 1933, la familia tuvo que abandonar la Alemania nazi y nunca volvieron a ver Nida.
Hiddensee, paraíso de intelectuales
Gerhart Hauptmann, contemporáneo de Mann, solía veranear también en el Mar Báltico, en la Isla Hiddensee. Y lo siguió haciendo luego de la llegada de Hitler al poder. El poeta no se consideraba a sí mismo un nazi, pero llegó a izar aquí la bandera con la esvástica en 1933. Hauptmann, enamorado –como muchos artistas e intelectuales de la época– de Hiddensee, fue enterrado allí.
Soledad en las montañas de la Selva Negra
Al filósofo Martin Heidegger le atraían más las montañas, y no solo en verano. Tenía una cabaña en Todtnauberg, en la Selva Negra, donde hallaba la paz necesaria para filosofar. Aquí terminó su monumental obra "Ser y tiempo". Hoy, éste ya no es un sitio solitario, pues en invierno se llena de esquiadores... Y en verano, los excursionistas organizan caminatas por el "Circuito de Martin Heidegger".
Villa de veraneo en Berlín
Mucho más pomposo era el estilo del pintor Max Liebermann, quien vivió en Berlín, cerca de la Puerta de Brandeburgo, pero pasaba los veranos con su familia en una villa, junto al lago Wannsee. Tras su muerte en 1935, los nazis embargaron la casa. Más tarde hubo aquí un club de buceo. Hoy, la villa es un museo que atrae a unos 80.000 visitantes al año.
Refugio en las montañas del Eiffel
"Todas las ciudades del mundo serán destruidas por los autos", decía Heinrich Böll, e incluía en su profecía a su propia ciudad, Colonia. Böll escapaba a menudo a una vieja casa de campo en Langenbroich, en las montañas del Eiffel. El sitio sirve hoy a escritores y artistas perseguidos de todo el mundo, que pueden vivir y trabajar aquí por alrededor de cuatro meses, con una beca.
Junto al río y el vino, el "Pabellón de Goethe"
También Johann Wolfgang von Goethe amaba la tranquilidad y el verde. Cuando llegó a Weimar en 1775, la antigua casa de herramientas de un viñedo fue su primer hogar. Hoy se le conoce como el "Pabellón de Goethe". Goethe vivió aquí hasta que se mudó a la ciudad en 1782. La casa se mantuvo como espacio de refugio, cerca del río Ilm. Eso sí, durante las crecidas, es mejor buscarse otro refugio.
La bávara "casa de los rusos"
A Gabriele Münter y Wassily Kandinsky les atrajo una fresca casa en la bávara Murnau, en 1909. Los pobladores la llamaban la "casa de los rusos". Al estallar la Primera Guerra Mundial, el ruso Kandinsky tuvo que abandonar Alemania. Hoy, la casa es un museo.
"Jinetes azules" en el campo bávaro
El también pintor Franz Marc se estableció igualmente cerca de Murnau en 1909. Dejó su taller en Múnich para vivir en Sindelsdorf, en la casa de un maestro carpintero. Junto a Kandinsky fundó el proyecto "Der blaue Reiter" (El jinete azul). En 1914, Marc se compró una casa en Ried (foto), en la que no vivió mucho tiempo. En 1916 cayó como soldado en el frente de batalla.
Verano, drama, memorial y matrimonio, en Brandeburgo
Los teatros estaban en Berlín, pero Bertolt Brecht y Helene Weigel preferían pasar los veranos en el campo. En 1952 se mudaron a esta casa de veraneo en Buckow, Brandeburgo, donde disfrutaban del ambiente bucólico. El dramaturgo aprovechaba aquí el tiempo para trabajar. La casa es hoy un memorial, y un puro idilio, en el que también se puede contraer matrimonio.