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Rebeldes libios: promesas y peligros

30 de agosto de 2011

Mientras Muamar Al Gadafi continúa prófugo, aumentan las esperanzas de libertad y justicia, pero también crece la incertidumbre de poder crear un gobierno democrático.

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Los rebeldes celebrando.
Los rebeldes celebrando.Imagen: dapd

“No somos ratas, sino hombres”, dice un hombre barbudo, de chaleco camuflado, pelo largo y con un fusil Kaláshnikov en la mano. Gadafi había insultado a los rebeldes, llamándolos “ratas”. Fueron estos rebeldes los que lograron avanzar ahora hasta el extremo más occidental del país, la localidad costera Ras Jdir, en la frontera con Túnez.

Un niño libio junto a su madre festejan los triunfos rebeldes.
Un niño libio junto a su madre festejan los triunfos rebeldes.Imagen: dapd

“Muamar es la rata”, dice el hombre blandiendo su fusil y añade “los verdaderos hombres no se esconden”. Repite varias veces esta frase, a voz en cuello y dispara hacia el cielo. A estos disparos, que son una expresión de alegría, se suman los de muchos otros rebeldes. “Esta alegría nos fue negada durante cuarenta años”, explica Abdallah Souiri, jefe de brigada en la cercana ciudad de Zouara. La mayoría de los rebeldes que ocuparon ahora este paso de frontera son muy jóvenes, muchos de ellos menores de veinte años.

Un mar de armas

Mucha armamenta pesada circula en Libia ahora.
Mucha armamenta pesada circula en Libia ahora.Imagen: picture alliance/dpa

Ninguno de los insurgentes es soldado de profesión, relata Massoud Zouri, el dirigente de otra brigada. Entre ellos se encuentran estudiantes, maestros, médicos e ingenieros. “Cuando termine la guerra, regresaremos todos a nuestros trabajos anteriores y entregaremos las armas y las municiones al Consejo Nacional de Transición”, asegura Zouri y concluye “el próximo Gobierno decidirá qué sucede con todas las armas”.

Pero justamente, dado el mar de armas, que se encuentra ahora en Libia, pueden fácilmente proliferar la violencia y la inestabilidad. Grupos extremistas pueden aprovecharse del caos y la anarquía, que siguen al derrocamiento de un gobierno. Entre los más peligrosos se encuentran seguramente unos 600 salafistas, que fueron liberados esta semana de la prisión de Abu Salim y de los cuales no se sabe aún si se unirán a las brigadas rebeldes o si optarán por crear su propia milicia islámica.

La amenaza de Al Qaeda

Desde el inicio de las revueltas corrían rumores sobre la presencia de Al Qaeda, aunque los rebeldes muy pronto rechazaron todo tipo de acusaciones al respecto. Por su parte, los líderes de EE.UU., Gran Bretaña y Francia, ya antes de prometer su apoyo a los rebeldes, admitieron ser conscientes de la existencia de elementos islamistas dentro de las fuerzas revolucionarias. Pero consideraban que podrían “encauzar” a las mismas.

Por supuesto que Al Qaeda prosperaría, a corto plazo, en cualquier tipo de vacío regional de poder. Pero no a largo plazo. Luego de décadas de tiranía Al Qaeda podría ofrecerle al pueblo libio tanto como a los iraquíes, es decir, nada”, dijo a Deutsche Welle Alia Brahimi, autora y experta en Oriente Medio.

Similitudes con Irak y Afganistán son pura coincidencia

“Si la Libia post-Gadafi cae en el caos y fuerza a la OTAN a tomar partido dentro de una guerra civil, las tensiones dentro de la alianza pueden volverse insuperables”, afirma Kristian Ulrichsen, experto en África del Norte y Mediano Oriente en la London School of Economics, y añade que “cualquier compromiso extenso en Libia podría tener serias consecuencias”.

Rebeldes en el paso de frontera con Túnez.
Rebeldes en el paso de frontera con Túnez.Imagen: DW

“No había consenso entre los miembros de la OTAN en cuanto a la intervención en Libia”, explica Ulrichsen y advierte que “cualquier deterioro podría también hacer estallar situaciones de tensión en Afganistán”.

Al igual que en Irak, Libia se enfrentará también a aquellos que apoyaban el régimen de Gadafi e intentarán ahora preservar su poder de alguna manera. Si los rebeldes se quiebran ante antiguos líderes del régimen, esto podría ser la chispa inicial para cualquier tipo de insurgencia.

“Para evitar esto, el Consejo Nacional de Transición tiene que cumplir tres tareas urgentes: desarmar al pueblo, asegurarse de que todos los sectores de la sociedad estén representados en las estructuras gubernamentales y reavivar la economía lo antes posible,” opina Alia Brahimi.

Autores: Nick Amies / Khaled El Kaoutit / Valeria Risi

Editor: José Ospina Valencia