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Razones para tener en cuenta la flora intestinal

Sam Baker
11 de febrero de 2019

La microbiota intestinal ha sido asociada con varios aspectos de la salud mental y física de las personas. ¿Qué se sabe hasta ahora de las bacterias que habitan nuestras entrañas y sus efectos sobre nuestros organismos?

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Imagen: Imago/C. Spicker

Considerando el boom en torno a los alimentos probióticos y otros productos comestibles fermentados, siempre es bueno detenerse a pensar por un momento en las razones por las cuales se le está dando tanta importancia a la salud de nuestras entrañas. En nuestros estómagos e intestinos hay centenares de tipos diferentes de "bacterias buenas” que nos ayudan a digerir lo que consumimos.

Eso es lo que se conoce como microbiota intestinal. Esta "flora buena” está compuesta por las bacterias con las que nacimos –herencia directa de nuestras madres– y también por aquellas que adquirimos gracias a nuestra propia dieta y a nuestro estilo de vida. Cada persona tiene una mezcla de bacterias singular en su organismo. Se supone que ciertos alimentos propician una "flora buena” más que otros.

Alimentos con mucha fibra, frutas y vegetales, productos lácteos fermentados como el yogurt o el kéfir, por ejemplo, tienden a cultivar las "bacterias buenas” en nuestros sistemas digestivos y a repeler las "bacterias malas”, dejándolas sin espacio para prosperar. Los investigadores todavía tienen mucho por aprender sobre el funcionamiento de nuestros microbiotas. Los siguientes son hallazgos recientes.

Las bacterias y la salud mental

La ansiedad, la depresión y el autismo han sido atribuidos a la mezcla de bacterias presentes o ausentes en los sistemas digestivos de personas afectadas. En un estudio publicado en Bélgica se alega que pacientes diagnosticados con depresión carecían de ciertos tipos de bacterias. Las investigaciones continúan con miras a desarrollar tratamientos y mecanismos para la repoblación bacteriana de los intestinos.

El mapa de la microbiota

Instituciones del Reino Unido, Canadá y Australia han trabajado conjuntamente en un programa para dibujar un mapa de todas las bacterias presentes en el sistema digestivo humano. Hasta ahora, los científicos han catalogado 273 especies de bacterias distintas. Ellos esperan que, como el Proyecto Genoma Humano, sus pesquisas deriven en una comprensión exhaustiva de las funciones de las bacterias.

Las bacterias y la salud física

Los investigadores han hallado correlaciones entre ciertas dolencias –la diabetes tipo 2, la enfermedad de Crohn, la colitis ulcerosa, el cáncer de colon, la hipertensión arterial y las afecciones cardíacas, por ejemplo– y unos intestinos poco saludables. La microbiota intestinal de los pacientes analizados era muy diferente de la de personas completamente sanas.

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Yogurt y frutillas, una combinación saludable.Imagen: picture alliance/dpa Themendienst/A. Warnecke

El uso de probióticos

La ingestión de alimentos probióticos para fomentar una "flora buena” cuando ya se tiene una microbiota intestinal saludable ha sido desaconsejada por varios estudios científicos. En el Instituto de Ciencia Weizmann, con sede en Israel, se determinó que sistemas digestivos con suficientes "bacterias buenas” repelían a las nuevas bacterias proveídas por los alimentos probióticos, negándoles espacio para prosperar.

Los científicos de ese centro descubrieron también que consumir probióticos para compensar la pérdida de "flora buena” generada por la ingestión de antibióticos ralentiza el proceso normal de repoblación de los intestinos con "bacterias buenas” en lugar de acelerarlo… Por cierto, es importante diferenciar entre probióticos y prebióticos; los últimos son menos conocidos.

El uso de prebióticos

Prebióticos como el yogurt contienen elementos que las bacterias necesitan para producir ciertos químicos. Esos químicos hallan su camino hacia el sistema sanguíneo y pueden contribuir a disminuir la presión arterial. Los alimentos fibrosos (frutas como las bananas y vegetales como las cebollas, el ajo y los espárragos) y los granos enteros son prebióticos estupendos para muchos tipos de bacterias.

(erc / jov)

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